3.4.2024
Edificio de Viviendas en la Vega Alta del Segura
Ubicado en el centro de Cieza, el proyecto no sólo debe resolver las necesidades intrínsecas de las viviendas sino que además, por su situación, debe dar solución al encuentro entre el casco antiguo de la ciudad, con un trazado urbano mucho más compacto; y la Plaza de España, un espacio más abierto con zonas ajardinadas, parque infantil y el representativo edificio central del Mercado de Abastos.
Partiendo de la premisa del lugar, el proyecto surge como resultado de las confluencias de las dos calles con las que limita. La fachada se trabaja como dos pieles que envuelven ambas calles hasta su encuentro, donde se pliegan generando un punto de encuentro, un espacio exterior, un balcón que se transforma en punto neurálgico del edificio y vertebrador del mismo. Un lugar de encuentro, de vida dentro de las propias viviendas, donde asomarse al exterior, donde las ricas visuales se entrelazan y se proyectan hacia el Convento de las Claras, el Mercado de Abastos y la montaña. Un edificio compacto y a la vez lleno de luz y vistas cruzadas donde la materialidad es un elemento clave para su desarrollo.
Las 9 viviendas funcionales que se resuelven optimizando al máximo la luz natural y priorizando el diálogo del exterior con el interior.
La elección de materiales es clave. La búsqueda del ladrillo manual con sello de sostenibilidad de la casa Eco Piera, además de sus propiedades naturales intrínsecas de la cerámica, es uno de sus principales valores diferenciales. Confiere al edificio una textura propia, con luces y sombras que van cambiando según la hora en la que los rayos del sol inciden en él. otorgándole carácter y vida propia. Además de otras prestaciones como las carpinterías con doble cámara y vidrio con gas argón que contribuyen significativamente a la mejora eficiencia energética del edificio.
Además, destacar el guiño del edificio proyectado con el anterior existente. El solar donde se ubica había albergado un antiguo Palacio del Vino, cuya historia se remonta a principios del siglo XIX. El aspecto más representativo del mismo era un gran mural de azulejos pintados a mano traídos de una afamada fábrica de azulejos del Barrio de Triana (Sevilla). El mural ya era parte del legado del pueblo, formando parte de su identidad por lo que se restauró y devolvimos a la ciudad y sus vecinos colocándolo de nuevo en su lugar.