24.3.2020
La arquitectura que hay en una sábana
Los mejores arquitectos han pensado en la emergencia. Varios proyectos demuestran cómo la intimidad temporal se puede construir con telas.
ADRIÁ GOULA
Una tela produce intimidad instantánea vistiendo a una persona, cubriendo un cadáver, tapando a quien duerme o construyendo un espacio. Cuando el 11 de marzo de 2011 un terremoto, seguido por un tsunami, provocó una fuga en la central nuclear de Fukushima, en la costa norte de Japón, 1.200 personas perdieron la vida y 140.000 tuvieron que ser realojadas. El arquitecto Shigeru Ban –que ya había desarrollado una inusitada capacidad de reacción ante emergencias trabajando tras terremotos en Turquía, Kobe o Fukuoka– llegó hasta Fukushima y vio a los desalojados sentados en canchas de baloncesto. No tenían nada. Llegaban colchones, ropa, agua y comida. Y Ban pidió poder construir biombos con sábanas para ofrecerles intimidad. Esas personas iban a pasar semanas en ese refugio, cuanto antes pudieran ofrecerles un rincón propio en un cubículo de tela antes dejarían atrás su sensación de pérdida y comenzarían a disfrutar de su supervivencia. Las sábanas hicieron ese milagro.
Vista del espacio temporal Talks para conferencias de la Feria Construmat de Barcelona. ADRIÁ GOULA
Las imágenes de la Feria de Madrid (Ifema), con pabellones dispuestos a acoger hasta a 5.000 enfermos, hacen pensar en esas sábanas. De momento, la emergencia es de tal calibre que solo hay distancia entre las camas equipadas con una bombona de oxígeno. No parece haber lugar para intimidad y puede que hasta sea necesario un espacio abierto para acelerar los cuidados médicos.El año pasado, el arquitecto Josep Ferrando recibió el encargo de montar una sala de conferencias temporal en otro recinto ferial, el de Barcelona, durante la celebración de Construmat, el salón de la construcción. Decidió levantarla como si fuera una escenografía. Y de manera sostenible: reciclando vigas metálicas como asientos –o como mostrador– y reutilizando telas que –como las sábanas de Ban– separarían los espacios cerrarían el auditorio, ayudarían a la acústica y serían fácilmente reciclables y desmontables una vez terminada la feria. En su intervención no había desperdicio material. Todo era reciclado, todo se iba a reciclar.
ADRIÁ GOULA
Más allá de asegurar el 100% del reciclaje de materiales, Ferrando empleó la tela como envolvente y como fachada: levantó el edificio temporal y lo abrigó. Le interesaba la dualidad que ofrecía la tela blanca como cerramiento y como acabado sensual, limpio, difusor de la luz y amable. Por eso, resumió su intervención como una tautología universal de la construcción. “Casi todos los espacios y casi todos los materiales de construcción trabajan de dos maneras: colgados –a tracción– o apilados, es decir: a compresión. Estas dos formas de trabajar han estado históricamente presentes en la arquitectura, desde los edificios clásicos hasta los contemporáneos”.
Primera intervención de Shigeru Ban en Fukushima.
También los elementos ligeros, como los textiles, se contraponen a los elementos pesados, como el acero de las barras empleadas aquí como asientos, estableciendo un diálogo entre opuestos: móvil y fijo, transparente y opaco, claro y oscuro. Es justo ese diálogo de opuestos lo que esta intervención temporal, pero rotunda, realizada con telas como si fueran sábanas, busca transmitir: la intimidad que ofrece una sábana es arquitectura cuando construye un espacio.
Fuente: El País
Autor: Anatxu Zabalbeascoa
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