28.6.2021

Irma Quiroz Quinteros | La tierra, maestra del aprendizaje

Arquitecta y miembro fundadora de "Arquitectos Sin Frontera Bolivia", es una profesional en Enseñanza de la Arquitectura y Urbanismo, dedicada a fomentar el uso del adobe en la construcción, material  utilizado por múltiples culturas en el mundo, formando parte importante del patrimonio arquitectónico. Conocé más de su trayectoria y su trabajo en la siguiente entrevista:


Imagen 1:  Irma Quiroz Quinteros / PH: Anónimo

Irma utiliza la tierra como elemento pedagógico, sabemos que actualmente la formación del estudiante es cuestionada por ser eminentemente abstracta y subjetiva, por ello, construye metodologías de aprendizaje en base a este materia, logrando la significación del aprendizaje, formando personas íntegras y sensibles frente a la sociedad.

En esta entrevista les damos a conocer  un poco más sobre sus motivaciones y experiencias:

«La tierra es madre y maestra que transmite su aprendizaje; observar, escuchar y trabajar junto a ella es aprender para la vida»

Irma Quiroz es docente en la Universidad Mayor de San Simón, especialista en Arquitectura Andina, Permacultura y Territorio con visión Indígena, trabajó en el Centro de Culturas Originarias KAWSAY dedicada al fortalecimiento de las sabidurías ancestrales por medio de la Educación Superior y actualmente trabaja en la Fundación PROCASHA, proyecto cooperativo de mujeres para el mejoramiento socio – habitacional en Bolivia.

Con la experiencia adquirida, sintetiza que la aplicación de la tierra en el proceso de aprendizaje, sin duda, es un excelente instrumento para la aplicación práctica experimental del mejoramiento de viviendas realizado por estudiantes, aprendiendo a valorar la tierra como material de construcción. Desde el 2015  tiene como resultado a estudiantes que lograron sensibilizarse sobre el uso de este material y relacionarlo con el mejoramiento de la vivienda de Bio arquitectura, aplicando revoque exterior y pintura artesanal con iconografía. Concluye  que la tierra puede enseñar de diferentes maneras y a la vez logra generar voluntad, sensibilidad, cariño y compromiso.

Cuéntenos un poco ¿cuándo nace la idea de usar la tierra como elemento pedagógico?

Cuando ingresé a enseñar a la FACH en el 2010, mi primera observación fue cómo podría yo impulsar que los estudiantes realmente aprendieran y que esta metodología siguiera un pensamiento de cuidar la naturaleza, que es el que yo mantengo; se me vino a la mente el elemento matriz y madre de la construcción: la tierra, investigando pude darme cuenta de que es uno de los elementos más nobles. En construcciones antiguas podemos notar que, a causa de los años, crecen pequeñas plantas en los muros, lo que da a entender que la tierra no es un elemento estático, por el contrario, está en constante cambio. Además, es un material que, al manipularlo con las manos, no lastima sino que produce mejora en la salud.

Con estos conceptos previos, entendí que la tierra era el elemento adecuado para que se generaran procesos de aprendizaje. Debo admitir que al inicio tuve miedo, porque no sabía si los jóvenes aceptarían la dinámica con este material, ya que implicaba que muchos salieran de su zona de confort.

En el proceso de aprendizaje se debe aprender, reaprender y desaprender.


Imagen 3: Muro perimetral concluido / PH: Irma Quiroz

¿Cuál fue el primer proyecto que enfrentó junto a sus estudiantes y cómo fue la experiencia?

En el 2016 tuve la primera experiencia, una señora que conocía, llamada Lidia, me contacto y me contó que ella era madre soltera, además, una de sus hijas sufría de cáncer y necesitaba refaccionar su vivienda, pero no contaba con el dinero ni los medios necesarios, esto me tocó el corazón y fui a varias instituciones pidiendo ayuda, y me la negaron. A partir de ello, comprendí que era un trabajo que yo podía realizar junto a mis estudiantes. Con esto podía construir metodologías de aprendizaje para la vida y por la vida, desde la necesidad notable, aplicando la tierra como elemento dinamizador del aprendizaje integral en cuatro áreas de la arquitectura: social, diseño, tecnología y ambiente. Le comenté a Lidia el plan y ella aceptó con gusto.

El trabajo consistía en mejorar la vivienda de una familia en necesidad, con tierra. Se realizaron trabajos de reflexión sobre temas que apoyaran el análisis de las distintas facetas del proyecto. Es así que se realizaron varias visitas a la familia para conocer su realidad social, cultural, económica, arquitectónica y tecnológica. A partir de esto es la tierra la que se convierte en la maestra del aprendizaje.

Una vez comenzamos el proyecto, estaba preocupada, ya que no sabía cómo reaccionarían los estudiantes ante esta dinámica, pero hubo un grupo de 4 estudiantes que me motivaron a seguir adelante. Uno como ser humano tiende a tener ciertos prejuicios preestablecidos, por lo que yo los veía a ellos y pensaba que jamás querrían tocar la tierra, sentía que tenían manos frágiles, pero eso lo tomé como un reto personal, por lo que, en esta primera actividad, la participación era libre y de manera voluntaria. Para mi sorpresa, estos 4 estudiantes que yo creía que no participarían, fueron los primeros en tocar el barro con sus manos.


Imagen 2: Estudiantes revocando muro perimetral con barro / PH: Irma  Quiroz 

Cuando llegamos a la obra a realizar nuestro trabajo, nunca me olvidaré, llegaron estos estudiantes con zapatos muy lujosos y como parte de la actividad debían pisar el barro, pero ellos no se hicieron el más mínimo problema, consiguieron unas bolsas plásticas negras, con las que cubrieron sus zapatos y se pusieron a trabajar, yo pensaba, «esto no va a funcionar, pero dejaré que aprendan y experimenten». Como resultado, lógicamente las bolsas se rompieron, por lo que terminaron ensuciándose mucho, pero ellos ni lo notaron, estaban muy contentos, trabajaron activamente, muy felices, sobre todo al realizar el acabado con pintura de ocre, pudieron ver cómo su trabajo daba frutos.

Al finalizar la jornada, tenía a todos orgullosos con la actividad, primero los estudiantes, porque esto significaba un logro para ellos, y también a doña Lidia, que quedó muy contenta con los resultados de su vivienda.

Yo creo que la tierra se convirtió en un elemento pedagógico en el momento en el que el estudiante la acepta y se la apropia.

¿Cuáles son los retos y dificultades que presenta esta metodología de enseñanza?

Uno de los retos es que la metodología consiste en aprender desde la realidad, para la necesidad, aprender desde la práctica. Ese aprender desde la realidad es algo muy complejo, porque primero es necesario preparar al estudiante, lo cual dura bastante tiempo, es importante que el estudiante sienta motivación y curiosidad por cada aspecto del proyecto, sobre su situación, la importancia del mismo, conocer a profundidad aspectos sobre la necesidad que se va a cubrir, etc.

Otro reto es que esta metodología se trabaja de manera grupal, trabajar de esta forma ayuda a equilibrar actitudes, sentimientos, personalidades, saberes y procesos de aprendizaje, pueden tener intercambio de experiencias y perspectivas ante lo percibido. Dentro de las dificultades, es que a veces, entre compañeros de grupo no son compatibles y pueden tener conflictos.

Otra dificultad es que, actualmente no se realiza mucha arquitectura con adobe, lo que obstaculiza encontrar viviendas de adobe que necesiten ser refaccionadas, y eso lleva al reto de encontrar nuevas formas de usar la tierra, en otros ámbitos y que también beneficie a la salud.


Imagen 5: Estudiantes de arquitectura / PH: Irma Quiroz

Para próximos proyectos ¿considera que es posible que lo tradicional y la tecnología actual se fusionen?

Actualmente estoy haciendo varios estudios para llevar a cabo esto, encontré un proyecto que se realizando en la ciudad de La Paz de un amigo, Franklin Antezana. Él tiene una empresa denominada TecnoClay, que trabaja con tierra previamente preparada para usarla como revoque, este producto viene con indicaciones de dimensiones para el uso adecuado, grosor, tamaño, etc. Él mismo me sirvió de inspiración para seguir investigando el uso de la tierra integrado a la salud, cuidado del territorio y vivir en equilibro con la Madre Tierra.

Por ejemplo, para realizar una edificación que tenga estructura de Hormigón Armado y cerramientos de Adobe es posible usar la tierra mediante la técnica adecuada, otra posibilidad es aligerar el barro mediante un encofrado de paja y barro, que al secarse forma un bloque bastante duro, resistente y liviano, similar a los ladrillos de 6 huecos.

Con esto notamos que podemos usar la tierra no solo en viviendas de tierra, sino que se convierte en un elemento complementario de la construcción actual no importando que sea de estructuras de hormigón y/o de ladrillo.

Es importante preguntarnos ¿qué es lo tradicional?, al decir tradicional ¿nos referimos a lo antiguo? Más bien es recuperar ese valor que existe y que al resignificarlo y fusionarlo con la tecnología actual, nos puede dar excelentes resultados.


Imagen 6: Estudiantes construyendo con tierra / PH: Irma Quiroz

¿Dónde encuentra la inspiración al momento de trabajar y qué desea transmitir?

El ser un educador no se trata de simplemente de compartir el conocimiento que tienes, sino de aprender junto a tus estudiantes y principalmente obtener saberes de experiencias vivas. Comparto con ellos ese espíritu de aprendizaje, hago que fluya. Considero que como todo ser humano, yo también tengo un proceso de aprendizaje, en la medida en la que este fluye, me inspira a buscar nuevas metodologías que sean adecuadas; ya que todos los jóvenes tienen un valor, me interesa llegar a tener confianza con ellos, para conocer su tipo de percepción, su proceso de aprendizaje, el contexto en el que viven, etc.


Imagen 7: Construcción con muros finalizados, realizada por estudiantes / PH: Irma Quiroz

También me inspiran las personas que se esfuerzan para vivir y con lo poco que tienen son las personas que te impulsan a seguir con su gratitud, nobleza, sencillez y sabiduría de vida, aunque sus posibilidades económicas sean limitadas, muchas personas viven el día a día con solo 50 pesos bolivianos en el bolsillo; por lo que en la medida que puedo redistribuir lo que tengo, voy aportando mi granito de arena, siguiendo la ley de reciprocidad y el equilibrio de las energías de la vida, donde todo lo que das, también lo recibes y en triplicado. Me parece importante compartir esta forma de vida con mis estudiantes, es por eso que trabajo conjuntamente con ellos, para que sean personas íntegras y equilibradas con el territorio y la naturaleza.

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