25.10.2010
Entrevista a Enrique Dans, por Stepien & Barno
Hablando de arquitectura con el experto en redes sociales Enrique Dans. Segunda entrevista que se realizó a personajes ajenos al mundo arquitectónico, pero que han tenido la gentileza de contestar las preguntas en torno a la arquitectura, los arquitectos y la ciudad.
Nuestra idea es poner nuestro granito de arena en el, cada vez más necesario, acercamiento de la arquitectura a la sociedad a la que servimos. Por ello, hoy hemos elegido entrevistar al profesor Enrique Dans, uno de los mayores expertos en nuevas tecnologías (en especial, en las redes sociales) y al que llevamos siguiendo desde ya hace mucho tiempo. “En muchos sentidos, la red permite una expresión que la ciudad tradicionalmente ha coartado con sus rigideces y normas.”
– La arquitectura nos rodea y acoge allá por donde vamos, es algo con lo que siempre estamos en contacto. Como bien dice Víctor Hugo “La Arquitectura es el gran libro de la Humanidad”. Vivimos, dormimos, gozamos en espacios arquitectónicos. ¿Piensas que la sociedad tiene una idea clara de lo qué es la arquitectura?
Siendo como soy un total iletrado en temas relacionados con la arquitectura, mi respuesta es prácticamente obvia: no, la sociedad no tiene ni idea de lo que es la arquitectura. Se limita a intuir una serie de conceptos pintados a brochazos, la confunde con disciplinas adyacentes, y ve cosas que le gustan o no le gustan, le atraen o no le atraen, sin tener en absoluto claro el porqué. Pasamos del análisis funcional al artístico pasando por factores de entorno, comerciales o de imagen sin fundamentar las opiniones de una manera mínimamente seria, lo que nos lleva a opinar sobre arquitectura prácticamente siempre en modo de conversación de barra de bar.
– ¿Qué características valorarías en un buen arquitecto?
La capacidad de combinar factores de una manera armónica y que tenga sentido. El factor artístico o creativo, por ejemplo, puede ser importante, pero si llega a desequilibrar la variable funcional o a no ser sensible al entorno que le rodea puede perder completamente su sentido. Mi impresión es que un buen arquitecto tiene que ser capaz de encontrar un compromiso equilibrado, que tenga sentido, y que no se quede en lo obvio, en lo vulgar, en lo evidente, mientras al tiempo es capaz de proyectar elementos propios y reconocibles.
– Desde tu experiencia como ciudadano, ¿Qué es lo que más te gusta de las ciudades que conoces, y qué es lo que, si pudieras, cambiarías inmediatamente?
Me gustan las ciudades que han sido capaces de crear o respetar entornos . Me llama la atención mucho más el conjunto que la unidad: una zona, un paisaje, un barrio que es capaz de mantener una identidad determinada, aunque pueda ir cambiando y evolucionando con el tiempo. Entiendo, en función de las barbaridades que se ven por ahí, que no es algo en absoluto sencillo, que exige una visión a muy largo plazo que pocas veces existe, y un nivel de respeto del que en muchas épocas hemos carecido.
– Hasta hace poco, parece que cierta arquitectura icónica ha estado muy presente en muchas de nuestras ciudades. ¿Te llaman la atención este tipo de edificios?
El modelo de edificio icónico llama la atención siempre, porque busca precisamente eso por condición: llamar la atención, servir de icono. En algunos casos, el resultado de reclutar a un premio Pritzker a golpe de talonario y plantar un edificio en un lugar determinado ha creado conjuntos equilibrados y de gran belleza, pero mi impresión es que son los menos. En realidad, lo que hemos vivido ha sido una especie de carrera loca en la que participaban diversas administraciones para intentar tener unos más lustre y más relumbrón que los otros, en una actitud casi faraónica. Algunos de esos proyectos me encantan, dan lugar a entornos por los que es una auténtica maravilla pasear, en los que puedes agotar la tarjeta de memoria de la cámara con estructuras insospechadas, alucinantes, nunca vistas y que además, tienen (o parecen tener) sentido. En otros casos, se llevan a un arquitecto que no tiene el más mínimo contexto de la ciudad, que no entiende ni conoce nada sobre ella, y planta un edificio que podría estar en cualquier sitio, que no tiene más sentido ni encaje que el de lucir en un catálogo. Los excesos seguramente tiendan a ser peligrosos…
– Crees que las redes sociales están produciendo cambios a la hora de entender la ciudad. ¿Se pudiera ya hablar de ágoras digitales?
Se puede hablar de espacios que permitan la expresión de esas redes sociales, que posibiliten una mezcla de lo físico y lo virtual, que den lugar a un teatro sobre el que expresar muchas de las actividades que hoy hacemos con tecnología. En muchos sentidos, la red permite una expresión que la ciudad tradicionalmente ha coartado con sus rigideces y normas. Cada vez más, debemos plantearnos la capacidad de mezclarlos, de “pintar” sobre el entorno urbano la expresión de esa serie de cosas que tienen lugar en la red y que pueden tener sentido cuando se superponen a lo urbano.
– De los edificios que has visitado a lo largo de tu vida ¿Cuál es el qué te ha parecido más interesante?
Si me pedís que te identifique un edificio que me guste, me retrotraería inmediatamente a unos cuantos siglos atrás y me quedaría sin duda con algún edificio religioso, aunque no lo soy en absoluto, pero me maravillan: me impresiona el nivel de dedicación y de perfeccionamiento que había que tener para construir una iglesia románica o gótica en el momento en que fueron construidas: los materiales, las estructuras, el manejo de la luz… son edificios que me transmiten muchísimo, puedo estar horas y horas recorriéndolos o fotografiándolos. En general, intento apreciar todo lo que veo y puedo opinar si un edificio me gusta o no – considerando que tengo un gusto muy variado – pero creo que hay que “vivirlo” más tiempo, experimentarlo y tenerlo cerca para poder emitir una opinión fundada en función del uso y el contacto habitual.
– Y para terminar, si pudieras elegir la vivienda de tus sueños, esa casa ideal que siempre has querido tener. ¿Nos podrías contar como sería?
Me quedaría en cosas que yo creo que gustan a todo el mundo: me encantan los espacios grandes y con pocas divisiones, las ventanas enormes, los techos altos, la piedra… cosas que si las planteas, seguramente serían muy poco prácticas cuando tienes que, por ejemplo, calentar una casa, pero que me atraen de manera primaria, irreflexiva. Si me plantease construirme una casa, me fijaría en cosas casi evidentes, como la integración con el sitio en que se encuentra: si en una zona se ha construido con unos materiales determinados por los siglos de los siglos, será porque esos materiales estaban ahí, abundaban, y tenía sentido económico y funcional hacerlo, y por tanto, me gustaría que mi casa se impregnase con esas señas de identidad. Pero no lo sé, y creo que es muy importante saber cuándo no se sabe, para poder dejarse asesorar por quienes sí saben.
Autores de la entrevista en exclusiva con Enrique Dans: Stepienybarno
Fuente > www.stepienybarno.es/blog/2010/10/21/hablando-de-arquitectura-con-enrique-dans/
Blog > www.enriquedans.com