27.4.2021
Construyendo una nueva narrativa, por Roca Gallery
En la frontera de San Diego-Tijuana.
Estudio Teddy Cruz + Fonna Forman es un estudio arquitectónico y político basado en la investigación con sede en San Diego, California y dedicado a la exploración de la urbanización formal, las fronteras y las infraestructuras cívicas. En esta entrevista, conversan con la arquitecta y urbanista Maria Buhigas sobre su trabajo en el área fronteriza de San Diego-Tijuana y en otras zonas.
Maria Buhigas: Gran parte de vuestro trabajo consiste en sacar a la luz las migraciones marginales mediante la construcción y desarrollo de procesos bottom-up. ¿De qué forma define esto vuestro trabajo en la universidad y en vuestro estudio?
Fonna Forman: Siempre nos ha interesado intervenir en la ciudad y en lugares de conflicto a nivel de narrativa, de normas, de hábitos y percepciones. Si tomamos como ejemplo el cambio climático, la gente se está implicando cada vez más en este problema porque están experimentando sus efectos… esto podría ocurrir en tu ciudad la semana que viene, podría ocurrirle a tus hijos mañana. Hemos intentado hacer algo similar en la frontera de San Diego-Tijuana, ayudando a la gente a comprender que se trata de una bioregión que se encuentra interconectada desde el punto de vista ecológico, medioambiental, económico y cultural, de forma que la gente comience a sentirse parte de esta dinámica y comprenda que todos estamos implicados en lo que ocurre en estas zonas fronterizas.
Teddy Cruz: Para nosotros, la narrativa también consiste en un pensamiento top-down, consideramos que nuestro trabajo interviene en esa interfaz o brecha entre lo top-down y lo bottom-up. Durante mucho tiempo hemos trabajado en cómo elevar y visualizar las prácticas de solidaridad y el valor oculto de la urbanización informal en barrios de migrantes, argumentando que una traducción de esa inteligencia creativa podría ser una forma de repensar la política institucional de forma top-down, el uso del suelo y la zonificación en entornos más inclusivos.
MB: En este enfoque bottom-up, ¿cuál es el papel de la administración pública a nivel local, regional y nacional? ¿Qué esperáis de las instituciones?
FF: Pensamos que es muy importante involucrar a los políticos y una de las formas de entender nuestro trabajo es facilitar el trasvase de información y recursos entre los procesos urbanos bottom-up que estudiamos y los políticos que no llegan a comprender esta actividad informal en la ciudad. Siempre nos hemos considerado como mediadores entre estas dos energías, estas dos dinámicas.
TC: En la colisión entre las prioridades públicas y privadas se ha erosionado la comprensión de los orígenes de la reciprocidad y del papel esencial de la cultura ciudadana. En esta situación, la educación se vuelve esencial porque la justicia social depende no solo de la redistribución de los recursos, sino también de la redistribución del conocimiento, lo que implica sinergias interinstitucionales e intersectoriales. Cuando hablamos de compromiso, debemos pensar en cómo hablar con los demás; cómo avanzar un nuevo lenguaje político; cómo podemos intervenir en la opinión pública y en la transformación de mitologías. Se trata de elevar a las comunidades, lo que requiere un replanteamiento de los subsidios y los ingresos y el tipo de sistemas de apoyo que pueden provenir de las instituciones.
MB: ¿Cómo enfocáis vuestro trabajo en contextos informales que no son necesariamente situaciones fronterizas? En vuestra opinión, ¿qué lecciones, qué ejemplos, qué experiencias pueden ser útiles para estos espacios informales?
FF: Algo que nos ha quedado claro con el tiempo es que la frontera se reproduce de forma psicológica en toda la región, a ambos lados del muro, por lo que la frontera tiene ese efecto de irradiación y habita en nuestro interior de manera muy diferente. Para nosotros, esta región es una especie de microcosmos de lo que significa vivir en una frontera que está afectando a tantas dinámicas en nuestras propias vidas, pero también lo vemos reproducido de forma visible e invisible en ciudades de todo el mundo. Creo que por eso nuestro trabajo en esta frontera ha servido de inspiración a la gente que trabaja en condiciones de informalidad y a las comunidades que se enfrentan a la escasez en zonas del mundo que no están divididas por una frontera física, pero sí por todo tipo de fronteras económicas, raciales, étnicas y psicológicas.
TC: Y por ese motivo siempre hemos entendido que también es un microcosmos de todos los conflictos globales, que quizás se ve amplificado por el hecho de que California, uno de los estados más ricos, se encuentra a menos de 20 minutos de algunos de los asentamientos informales más pobres de Latinoamérica. Sostenemos que los arquitectos y urbanistas deben entender el conflicto como una herramienta creativa. Debemos visualizar lo que produce ese conflicto y entender las condiciones que lo producen, no solo aquí sino en cualquier lugar, como materiales para el diseño, como materiales para el compromiso. Esa es la razón por la que la informalidad se convierte en un dispositivo. La idea detrás del mapa del ecuador político era crear una cartografía de prácticas integradas en esos conflictos, no solo en los puestos de control de las regiones fronterizas como el nuestro, sino también en las integradas en la ciudad, creando fronteras urbanas en temas como la desigualdad y la urbanización.
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