28.1.2005

Un foro para meditar

Como es tradición hace más de un siglo, desde las expisiciones universales de 1888 y 1921 y, más recientemente, con los Juegos Olímpicos de 1992, Barcelona ha impulsado el desarrollo de la ciudad a partir de la arquitectura. Ahora es el turno del Fórum Universal de las Culturas 2004.

Sobre el Fórum Universal de las Culturas 2004 se han escuchado todo tipo de críticas y comentarios. Hoy es realidad y constituye una intervención de dimensiones importantes. Cuando este artículo sea leído, el gran show mediático que intentó versar sobre la cultura mestiza, sostenible, solidaria, ecológica… ya habrá concluido y la ciudad tendrá que reconstruir, no física pero sí mentalmente, un pedazo importante de su geografía y, tal vez, descubrir que hoy la ciudad cuenta con un nuevo espacio que quizá no era necesario a esta escala extraordinaria pero que, en definitiva, ya está construido.

Ciudades y la Era de la Información
El territorio global no es universal. La tecnología de la información ha generado una supraentidad virtual de redes que posibilita la comunicación con cualquier punto del mundo y que es comparable a una unidad urbana. Una suerte de ciudad invisible sobre la cual el mundo construye para sí mismo, en torno a la noción de «globalización», una nueva identidad. Bajo ese contexto, se reconfigura el dibujo del planisferio: la geografía del territorio global se superpone a la del territorio universal. En la organización y funcionamiento del territorio global, la preeminencia política y económica pertenece a unidades integradas por diferentes países y lo urbano se integra al funcionamiento del territorio global mediante la reconversión de la ciudad en bien de consumo.
«La ciudad-acontecimiento es la ciudad donde los acontecimientos son lo cotidiano y donde cada cosa y cada cual -la ciudad misma- puede convertirse en acontecimiento. (…) La ciudad-acontecimiento es la verdadera ciudad-mundo, una ciudad en el centro de los muchísimos mundos de los que el mundo contemporáneo está formado.»(1)
En el territorio global, la ciudad debe ser materia de información consumible. Adquiere la función de productor e inventor de cultura redimensionada en entretenimiento para uso del resto del territorio (global y universal). Ya no se trata sólo de que las ciudades posean una identidad específica por su propio aura, leyenda o patrimonio histórico; se trata de que la ciudad sea capaz de dotarse de una identidad mediática poderosa.
Las políticas urbanas de la era de la globalización se basan en la definición de un proyecto de ciudad y su marketing.
Bien puede llevarse a cabo la potenciación de valores intrínsecos que se reinventan o bien es posible realizar una transformación basada en la producción de algo totalmente nuevo que convierta a la ciudad en un punto neurálgico y vital del territorio global.
«La imagen de la ciudad es una variable que hay que tener bajo control y manipular en tiempos brevísimos y por lo tanto lo que antaño se dejaba a viajeros y escritores, hoy es confiado a los hombres del marketing y de los media.»(2)
Se crea o se revaloriza el capital-imagen de una ciudad a través de un edificio, de la realización de un evento o incluso la mera producción de una campaña publicitaria que reclame la atención sobre ella (es un ejemplo el reciente diseño de la campaña Marca Madrid, con motivo de la candidatura olímpica para los Juegos del año 2012).

Arquitectura y Pretextos Mediáticos
Es innecesario señalar la importancia que la arquitectura tiene en la planificación urbana para contribuir a la adquisición de una dimensión mediática de determinadas ciudades. Un edificio, un renovado entorno urbano, constituyen una transformación que puede resultar vital y positiva para los propios habitantes de
la ciudad y que, simultáneamente, hace girar ávidamente todos los ojos del mundo hacia ella. La arquitectura -especialmente la proyectada por una «estrella»- pone de manifiesto el hecho de que una ciudad «ha triunfado».(3) Esto ocurre con Barcelona, que se ha constituido en ejemplo paradigmático de cómo se crea una ciudad mediática de gran escala a través de un incesante ritmo de eventos y de construcción de arquitectura de alta gama. El objetivo es muy concreto: «Después de los Juegos Olímpicos de 1992 y en un contexto de crisis económica generalizada, la ciudad de Barcelona se plantea el mantenimiento y mejora de la posición internacional conseguida a partir de la organización de las Olimpíadas.
«La promoción económica de Barcelona a nivel internacional se propone captar personas, empresas e instituciones que visiten, se instalen e inviertan en la ciudad. Asimismo, se plantea mejorar la posición internacional de los productos y servicios ofrecidos por las personas, empresas e instituciones localizadas en la ciudad.
Alrededor de estos ejes, Barcelona desarrolla una promoción internacional especializada en la que consensuadamente se han escogido unos ‘productos’ estratégicos para el área económica de Barcelona».(4)
La estrategia de city marketing de Barcelona se fundamenta en gran medida en una apuesta de la arquitectura. El próximo hito de la actividad constructiva barcelonesa será la Torre Agbar de Jean Nouvel (a punto de finalizarse para convertirse en el edificio más alto de la ciudad), mientras se prepara el inicio de proyectos diseñados por Frank Gehry, Zaha Hadid y Dominique Perrault y sigue adelante la construcción de los que Enric Miralles dejó pendientes.
El mayor gesto por recuperar un protagonismo internacional de primera línea para la ciudad, desde el éxito de 1992, un producto estratégico, ha sido la creación y celebración del denominado Fórum Universal de las Culturas Barcelona 2004. Éste se planteó como «un espacio nuevo y creativo para pensar y experimentar sobre los principales conflictos culturales y sociales que afronta el mundo en el siglo XXI».
Inaugurado el 9 de mayo y concluido el 26 de septiembre de 2004, (5) la inicial falta de concreción de su propósito y objetivos y, posteriormente, lo endeble de su programa (pese al renombre de las personalidades participantes y a la diversidad de la oferta de actividades para el público: exposiciones de todo tipo, espectáculos teatrales y musicales, ámbitos lúdicos, congresos y ponencias…) terminaron por definir un evento de naturaleza imprecisa y relativa intrascendencia. Aun así, se ha confirmado la realización de otro Fórum de las Culturas en Monterrey (México) para el año 2007, un encuentro de tipo universal, como lo son las olimpíadas o las exposiciones internacionales.
El Fórum Universal de las Culturas fue controvertido desde el momento de su planteamiento como proyecto tanto desde el punto de vista cultural como urbanístico. Localmente, se lo ha visto como un pretexto para llevar a cabo una intervención urbanística a enorme escala, sólo comparable a la realizada en la ciudad para las olimpíadas. Ha implicado la reconversión y rehabilitación de un área de dos kilómetros de tramo litoral que se extendía conformando un entorno de infra-ciudad: un terrain vague situado en la confluencia de la Avenida Diagonal con la desembocadura del río Besós, ocupado por infraestructuras industriales contaminantes y obsoletas, rodeado de barriadas marginales y elevada conflictividad social, que además había sido utilizado como campo de fusilamiento durante la Guerra Civil española. En enero de 2001, cuando comenzó a diseñar este proyecto, el equipo dirigido por el arquitecto jefe del Ayuntamiento de Barcelona, Josep Acebillo, tuvo el propósito de lograr que el área se incorporase a la ciudad de forma organizada y bien definida, logrando su reconversión de zona industrial a zona de servicios terciarios. El objetivo esencial era hacer de la zona el distrito más importante y significativo de la Barcelona del siglo XXI, un sistema modélico para gestionar energía, servicios y recursos.
Con tal fin se llevó a cabo un ingente trabajo de drenaje y depuración de aguas, se soterró la depuradora de agua y se cubrió el terreno con una enorme explanada de diecisiete hectáreas con espacio para un auditorio y un centro de convenciones, rematada con un puerto deportivo y zonas de baño que, asimismo, deberían constituir un hito reconocible de la ciudad.
El alcalde Joan Clos justifica, con cierto sentimentalismo, la realización del Fórum Universal de las Culturas como la materialización del deseo de los barceloneses de que la ciudad volviese a albergar un gran evento, como en 1992. Pero en realidad, antes que una celebración cívica, el Fórum ha sido percibido como el argumento para llevar a cabo una intervención grande, drástica, veloz y cara en una área urbanística y ecológicamente degradada, ocupada por edificios para familias de clase media-baja que ahora conviven con hoteles de cuatro estrellas y centros comerciales.
El discreto éxito del proyecto cultural se reafirma en el hecho de que, ante todo, se ha tratado de llevar a cabo una estrategia de política urbana conveniente a los intereses de Barcelona dentro de la red global de ciudades ya que, en primera instancia, se concibió como un evento que promocionaría una nueva imagen de la ciudad en el exterior e incitaría a la elección de la ciudad -y de este sector- como lugar de inversión en el futuro inmediato.
El concepto ideológico para el evento Fórum 2004 parece haber surgido de una comprensión específica de lo que significan la globalización y la diversidad cultural, indudablemente generadas por la dinámica y esencia de la propia ciudad. Barcelona es hoy una ciudad multicultural, cuya diversidad se funde en su suelo
y en su nueva alma. La fusión generada puede respirarse, define a la ciudad y la ciudad se enorgullece de ello con derecho; pero es también cierto que en Barcelona se ha dado al mismo tiempo la invención de una cierta idea de mestizaje que se fundamenta en la exaltación de lo exótico. Se sobredimensiona el gusto por aspectos de la cultura y la estética de determinados países centro y sudamericanos, asiáticos y africanos, y, en muchos casos, se percibe la artificialidad con que son adoptados e incorporados, frente a la naturalidad con la que existen en el escenario y la cultura de la ciudad.
El Fórum 2004 parece haber tenido parte de su sustento conceptual en ese estereotipo de la multiculturalidad y el mestizaje en tiempos de globalización. Es, pues, importante analizarlo, porque, de hecho, se trata de un evento gestionado desde una ideología política y se ha demostrado que quizás no sea ésta la aproximación correcta para abordar una perspectiva de las culturas y problemáticas del mundo como superficie global.

Arquitectura del Fórum Universal de las Culturas
La primera sensación que produce el Fórum es de cierta confusión. Posiblemente una de las causas de ello sea la percepción de que hay un intento de enmascarar, justificando mediante argumentos de una demagogia burguesa -«que los barceloneses deseaban un evento de intensidad comparable a la de los Juegos Olímpicos»-, la transformación de una zona degradada en una nueva área de negocios, hoteles y viviendas de alto nivel. Y constatar que hay algo que Barcelona no quiere aceptar sobre sí misma: el comportamiento del parvenu, de transformar un no-lugar deteriorado en un no-lugar abierto a la especulación y al enriquecimiento y sentir que esto, que en otros lugares se aceptaría sin cuestionamientos, en esta ciudad hay que dotarlo de corrección política y envolverlo en conceptos de multiculturalidad, sostenibilidad…
Superada esta confusión producto de esas contradicciones latentes, de esta trampa tal vez involuntaria debida al temor a la «incorrección» que implicaría admitir una estrategia de motivaciones similares a las de La Défense o Canary Wharf, se puede empezar a comprender este lugar-evento extraño, desarticulado, que es el Fórum de las Culturas, en el que uno se siente un nómada que vaga como sonámbulo por ese gran patchwork que abruma por la falta de referentes claros, entre conferenciantes, acróbatas, músicos, actores, artesanos. Se puede deambular perdido buscando siempre ese lugar-centro que no se va a encontrar.
Las estructuras arquitectónicas que conforman el actual espacio Fórum son: el edificio Fórum de Herzog & de Meuron; el Centro Internacional de Convenciones de Barcelona de Josep Lluís Mateo; la explanada Fórum y la Pérgola Fotovoltaica de José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres; el Parque Litoral Sudoeste (o Parque de los Auditorios) de Foreign Office Architects y Teresa Galí.
La regeneración costera ha permitido ganar 700 metros de nuevas playas; el frente marítimo del espacio Fórum se halla actualmente definido por la Zona de Baños, de Beth Galí; el Puerto Deportivo, con el edificio Capitanía y la pasarela peatonal proyectados por Mamen Domingo y Ernest Ferré y el Parque Litoral Noroeste de Ábalos y Herreros, destinado a crear una gran zona verde fluvial a la desembocadura del Besós.
Resulta difícil anticipar qué va a pasar ahora, tras la finalización del evento, con la totalidad del conjunto. Si bien es previsible una continuación inmediata de la actividad del edificio Fórum de Herzog & de Meuron y el Centro de Convenciones de Josep Lluís Mateo -específicamente proyectados para albergar congresos, conferencias y actividades culturales diversas-, es más difícil predecir cómo se incorporarán a Barcelona las estructuras que ocupan la gran explanada.
Barcelona, una incansable generadora de arquitectura, es una ciudad cuyos habitantes no tienen el menor temor en apropiarse rápidamente -a veces, sin dudar en reinterpretar y refuncionalizar- de los espacios que se ponen a su disposición. Esto permite ser optimista y confiar en que esta nueva área podría integrarse natural y activamente a la red pública urbana, transformándose en otro punto abierto y fluido. Es, no obstante, inevitable pensar que hubiese sido una decisión más sensata por parte del consistorio barcelonés el abordar, en diferentes fases, la incorporación de una área tan grande a la red urbana a fin de acomodarla de manera realista a necesidades y deseos de la ciudad antes que transformarla en un espacio que precisa de un argumento muy complejo para funcionar.
Recuperar consistentemente el significado de la palabra «foro» para un espacio urbano del siglo XXI debe constituir, para una ciudad con el potencial cívico de Barcelona, algo más que un efímero concepto-logo.
El Fórum 2004 ejemplifica una dicotomía fundamental en el papel cultural y social de la arquitectura en el momento presente: por un lado, es evidente que estos proyectos mediáticos e vocación faraónica permiten la construcción de proyectos significativos, pero, por otro lado, es necesario cuestionarse la realización de intervenciones urbanas ad maiorem gloriam politica, cuya justificación y función primera es temporal -como ésta- y que parecen ser el producto de la voluntad de generar una ciudad competitiva en el universo mediático; y reflexionar sobre el papel de los arquitectos como obreros de este sistema.
Corresponde a los arquitectos defender la necesidad de proyectar intervenciones puntuales coherentes con las necesidades reales antes que con fastos universales e intereses económicos ajenos a los de los ciudadanos. Y, en este sentido, debe reconocerse el valor arquitectónico de la mayoría de las estructuras erigidas en el espacio Fórum y la responsabilidad de los arquitectos a la hora de concebirlos como entornos cívicos, más allá de la instrumentalización mediática de algunos de ellos en esta campaña de city marketing.
Herzog & de Meuron subrayan el hecho de que concibieron su edificio en este terreno teniendo en mente su papel dentro de un espacio urbano que se denominaría «foro». Ésta fue su premisa y el motivo por el que confían ahora en que adquiera un papel dentro de Barcelona: generar un edificio abierto, acogedor y cobijador, que pueda adaptarse a diferentes usos y funciones futuras más allá de la celebración del Fórum y del papel icónico que este edificio ha tenido y que constituya, ante todo, un espacio público integrado de manera coherente a la ciudad.
De igual manera intenta acoplarse a su entorno el Centro de Convenciones de Josep Lluís Mateo, que constituye actualmente el mayor edificio de estas características en todo el sur de Europa, y plantea una construcción compuesta de espacios que van desde lo inmenso a lo casi íntimo -en palabras de Aaron Betsky.
El masivo edificio triangular de color azul de Herzog & de Meuron y el Centro Internacional de Convenciones de Mateo son la antesala de la gran explanada, en la que se destaca la colosal escultura que es la Pérgola Fotovoltaica de Torres y Martínez Lapeña, seguramente las tres piezas más emblemáticas del proyecto Fórum, y quizás ésta última sea la de mayor potencia icónica.
Respecto de la mayoría de obras, William J.R. Curtis subraya el hecho de que es evidente la intensa influencia que la cultura arquitectónica de Barcelona ha tenido sobre ellas en el momento de ser proyectadas:
«Una cultura arquitectónica puede contener ‘subestructuras’ o formas mentales profundamente arraigadas, que se transmiten de un modo casi inconsciente y que pueden inspirar modos de ver y de pensar incluso en una expresión por lo demás contemporánea».(6)
La intervención de FOA, el Parque de los Auditorios, delata que la especulación pseudo-tecnológica con flujos y pliegues -muy espectacular en la fase de proyecto- resulta un mero gesto cuando pasa a la realidad. Por otro lado, llaman la atención la pasarela peatonal proyectada por el estudio barcelonés Domingo-Ferré -que da al recorrido del Fórum una interesante pieza estructural-, así como la Zona de Baños, obra de Beth Galí, que crea un novedoso entorno lúdico para este fin, un pequeño espacio bordeado por unas isletas artificiales.
Pese al interés individual de todas y cada una de las obras, resulta indudable que habría sido necesario «orquestar» desde un concepto funcional mucho más definido las diferentes piezas que integran el espacio Fórum.
Las múltiples lecturas sobre el Fórum Universal de las Culturas 2004 son posibles y necesarias. Y una de ellas debe surgir de la constatación de que en el planteo de este contexto global se hace necesario reestructurar las relaciones que se establecen entre arquitectura, urbanismo y política. El historiador John Onians (7) comenta cómo el emperador Claudio suplió sus carencias como estratega militar mediante la construcción de importantes infraestructuras urbanas destinadas a la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos de Roma.
Siguiendo este razonamiento, y aunque sean imposibles las analogías históricas, no es sarcasmo gratuito preguntarse qué valores y actuaciones puede estar supliendo el city marketing en el contexto político actual.
Ahora, cuando las vallas se han retirado y las boleterías ya no franquean el acceso, es el momento para que los barceloneses y los visitantes de la ciudad definan cuál es la realidad de este eje y su entorno para que no sea solamente un lugar para la especulación y se transforme en cambio en un espacio de la ciudad y sus ciudadanos. Esta expectativa es posible: Barcelona sabe reinventarse, crecer como ciudad más allá de las imposiciones globalizantes del city marketing o de las propuestas que transforman a la cultura en pretextos mercadotécnicos.
Si es así, el espacio del Fórum no será uno, sino muchos.

Fredy Massad es arquitecto y Alicia Guerrero Yeste es licenciada en Historia del Arte.

NOTAS
Para profundizar sobre la actividad constructiva reciente en Barcelona recomendamos como obra de consulta y documentación la realizada por Guim Costa, titulada Barcelona 1992-2004, editada por Gustavo Gili (Barcelona, 2004). El volumen presenta las obras más significativas erigidas en la ciudad entre 1992 -con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos- y 2004, incluyendo asimismo proyectos de inminente realización mediante dibujos y fotografías de gran calidad y claridad. Los ensayos de William J.R. Curtis y Josep Maria Montaner ofrecen, desde la perspectiva teórica y crítica,
una excelente aproximación a la arquitectura de este periodo, su incorporación al tejido urbano y su papel conformador de la Barcelona contemporánea (ISBN 84-252-1884-5 / castellano / 205 páginas).
(1) Amendola, Giandomenico, La Ciudad Postmoderna, Barcelona, Celeste, 2000, pp. 295-296.
(2) Ibídem, p. 293.
(3) Curtis, William J.R., «La arquitectura y la ciudad en expansión: Barcelona a finales del siglo XX» en Guim Costa, Barcelona 1992-2004, Barcelona, Gustavo Gili, 2004, p. 9.
(4) Borja, Jordi y Manuel Castells, Local y Global. La Gestión de las Ciudades en la Era de la Información, Madrid, Taurus, 1997, p. 222. (La referencia citada procede originalmente de Borja et al., Barcelona, un modelo de transformación urbana, Quito, PGU-Banco Mundial, 1995.)
(5) En el momento en que se redactaba este artículo (septiembre de 2004), el Fórum Internacional de las Culturas todavía no había concluido.
(6) Curtis, ob. cit., p. 7.
(7) Onians, John, Classical Art and the Cultures of Greece and Rome, New Haven, Yale University Press, 1999.

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