28.10.2013
Transitar planos regulares, monótonos e infinitos
Es agradable tener libertad de acción, es agradable poder decidir por dónde ir, es agradable (a veces) el orden, pero angustia ver desde lo alto un cuadriculado tan perfecto, regular, monótono e infinito.
“Otra de las ventajas de Buenos Aires es su cuadriculado, que está abierto siempre, una calle puede estar llena de automóviles, pero diez cuadras más allá, no. Es una ciudad donde podes ir para cualquier lado en medio de este cuadriculado, y eso es agradable.” 1
Cuánto más interesantes y misteriosas parecen las curvas, lo heterogéneo, lo irregular. Y esa angustia no solo aparece al ver los planos, también se siente al imaginarnos recorriendo lugares con esas características. Calles interminables, rectas, donde lo que pasa alrededor es siempre igual.
Pero la realidad supera una foto aérea, una planta, un mapa o el dibujo de las calles de una ciudad. La cuadricula también tiene vida, los edificio que la definen son siempre distintos, cambian sus alturas, tiempos en que fueron construidos, programas que albergan, personas que habitan, transitan y modifican. Entonces sí, puede ser agradable transitar una cuadricula, donde el transitar no encuentra limitaciones.
Y esa misma cuadricula aparece en vertical, una fachada, un edificio, la repetición constante en dos ejes ortogonales de un mismo elemento, ventana o algo parecido. En este caso las curvas no producen sorpresa ni asombro, todo se repite, todo es lo mismo. Nuevamente nos encontramos frente a planos regulares, monótonos e infinitos.
Pero también existe lo particular dentro de lo general, las ventanas, el vidrio y los balcones no pueden ocultar un interior lleno de vida. La cuadricula pasa a ser el fondo y frente a nosotros aparecen figuras particulares, sin un orden determinado, que nos llevan a entender un mundo interior único e irrepetible, lugares que se usan y se modifican libremente.
“Porque si vos miras esa medianera, hay como una línea vertical, otra horizontal, y cuando se cruzan hay una ventana redonda que evidentemente el tipo que la hizo no pensaba que era porque se estaban cruzando dos líneas, una vertical y horizontal. O sea, por qué la hizo? no sabes, pero está ahí…” 2
También existen planos que no dan ni al frente ni al contrafrente, son las caras que quedaron, que sobraron, las laterales y podrían desaparecer si el vecino así lo quiere. Planos monótonos, vacíos, descripciones exactas de la forma de un edificio y sin embargo intentan negarlo y esconderlo.
Pero las necesidades y decisiones particulares irrumpen en la monotonía, surgen ventanas que responden a un interior vivo. Sin el interés de relacionar alturas, medidas y formas con el interior de al lado, con el vecino que se apoya sobre ese mismo plano. Así puede surgir una ventana redonda en el centro de dos líneas que se cruzan, nuevas líneas y puntos que se combinan en formas irregulares. Se vuelven únicas, atractivas, comienzan a mostrar una parte mínima de algo que intentaban ocultar.
Todas esas cuadriculas o planos regulares, monótonos e infinitos que conforman los limites horizontales o verticales de nuestros movimientos, consiguen diferenciarse y particularizarse por nuestras acciones, acciones que responden a las necesidades del simple habitar, acciones espontaneas y únicas.
Pero quizás somos parte de los que no producen ningún cambio físico en esos planos, y nos sentimos víctimas de una ciudad extraña, pasamos sin apropiarnos de la cuadricula, no dejamos rastros en el habitar ni el transitar, no hacemos una ventana redonda en la medianera, pasamos desapercibidos, parecemos actores pasivos, “lectores hembra”, un punto ínfimo y anónimo en la inmensidad.
Y si, somos puntos ínfimos y anónimos, somos millones de puntos que habitamos un planeta, territorios, ciudades, planos, cuadriculas dentro de cuadricula, dentro de otras cuadriculas. Pero transitamos, recorremos, observamos, nos movemos llevados por nuestros intereses, dudas, búsquedas, deseos y sueños. De esa manera ya somos parte activa que crea y recrea formas particulares y únicas en el espacio que limitan los planos regulares, monótonos e infinitos, que quizás otros se encargan de transformar.
“El hombre crea con su movimiento, con sus sentimientos. Una arquitectura es creada, inventada otra vez por cada hombre que en ella camina, recorre el espacio, sube una escalera, se asoma sobre un balaustre, levanta la cabeza para mirar, la abaja para mirar y cierra una puerta, sentase y levantase, es un tomar contacto íntimo y al mismo tiempo crear “formas” en el espacio, expresar sentimiento.” 3
Texto: Victoria Della Chiesa
Citas: 1, 2 – Clorindo Testa. Extractos de entrevistas realizadas por Agustín Melillo y Ezequiel Hilbert, Buenos Aires, 2007/2011.
3 – Lina Bo Bardi. Arquitetura como movimento. Nota sobre a síntese das artes. São Paulo: texto manuscrito no publicado, Arquivo ILBPMB, 1958. p.1-8. – Texto original en portugués. Traducción: ACB
Imágen n°4: León Ferrari. Fragmentos de heliografías varias editadas
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