17.6.2020

Mercados, el alma de la ciudad

Una de las enseñanzas más hermosas que guardo de mi madre y abuela es haber aprendido a hacer la compra en el mercado, ese maravilloso ritual que repetíamos cada semana, y que empezaba con el armado de la lista y la preparación del canasto.

Ya en el mercado pasábamos por los puestos saludando a las “caseras” y “caseros”, y parábamos según la prioridad y presupuesto de la semana. Preguntábamos por los precios y por los productos de estación, y seleccionábamos las unidades que cumpliesen con el estricto escrutinio del tacto y olfato de mis mentoras. Allí fue mi primer encuentro con la muerte, al ver como sacrificaban pollos y gallinas para luego exhibirlos colgados de las patas, y en general con el maravilloso ciclo de la vida y de la naturaleza.

Allí también aprendí el arte del regateo que a mis hijos todavía sorprende, a esperar la “yapa” como atención por la compra, y a controlar la balanza y la cuenta sin ser demasiado evidente.

Como imaginarán, en mi casa yo soy el que hace el “mercado”. Me encanta repetir ese ritual de mi niñez, y elijo siempre a la verdulería y a la carnicería de barrio sobre las grandes cadenas de supermercados. No es cuestión de precio, sino de calidad, de frescura y, sobre todo, de confianza.

Leé la nota completa en >  VEREDES

Para poder subir obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder solicitar la creación de un grupo es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder guardar en favoritos es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder valorar obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder agregar a este usuario a tu red de contactos es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Para poder enviarle un mensaje a este usuario es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Ir a la barra de herramientas