6.1.2006

Media y teoría en la arquitectura digital

En su libro de 1935, Aircraft, un encargo de la industria aeronáutica, Le Corbusier profetizaba acerca de las posibilidades que la ya avanzada era industrial aportaría al desarrollo de la arquitectura. Le Corbusier establecía la comparación entre la velocidad del desarrollo y las nuevas formas que proponía la industria del avión, relacionándolo con el anquilosamiento de la arquitectura, anclada en el pasado.

En 1995, Rem Koolhaas publica OMA: S M L XL, donde plasma una forma de planteamiento de construcción intelectual para entender cómo y cuál es el estado de su presente, proponiéndose hablar de arquitectura desde una perspectiva irónica y desacralizadora del pensamiento. En 2004, Koolhaas publica Content, un compendio caótico de ideas agresivas, más conceptualmente cercano a la esencia de los mass media que al de un libro de teoría. La idea de los datos y la información siguen constituyendo el eje de su reflexión.

En 1996, Alan Sokal, profesor de Física en la Universidad de Nueva York, publicó en una prestigiosa revista científica un artículo titulado «Transgressing the boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity». Poco después de su publicación, el propio Sokal reveló que aquel artículo no era más que una parodia. Una parodia redactada con un concreto propósito: desenmascarar el uso ignorante e incompetente de términos científicos del que reputados filósofos contemporáneos como Paul Virilio, Gilles Deleuze, Felix Guattari, Jean Baudrillard entre algunos otros hacían uso en sus escritos filosóficos. Muchos de los «desenmascarados» por Sokal eran los referentes intelectuales recurrentes en los argumentos del discurso de muchos de los nombres de la arquitectura más mediáticamente expuestos, tras la convocatoria del concurso para la construcción de una terminal portuaria, como instigadores de la ‘nueva arquitectura’ a finales de esa década.

1. Las propuestas presentadas al concurso para la Terminal Portuaria en Yokohama en 1995 constituyeron la primera eclosión de la arquitectura íntegramente concebida y diseñada mediante herramientas digitales.

En 1997 se inauguró el Museo Guggenheim Bilbao de Frank Gehry. El análisis -desde una perspectiva crítica e histórica- de lo sucedido en el campo de la arquitectura en el tiempo discurrido entre 1997 y 2005 lleva a afirmar que con este edificio se materializaba la entrada de la arquitectura en una nueva etapa: mediante la utilización de tecnología informática, un arquitecto que no pensaba en términos digitales, había hecho posible la construcción de un edificio formalmente complejo cuya erección, en caso de haber carecido de la tecnología adecuada, habría sido dificilísima o, directamente, imposible.

Entretanto, mientras el viejo Gehry alzaba su museo los jóvenes arquitectos ‘digitales’ recorrían escuelas, revistas y simposios predicando un nueva visión arquitectónica producida por las herramientas digitales cuyas primeras pruebas construidas terminaron en decepciones o en edificios formalmente muy distantes a lo que visualizaban los gráficos digitales. El uso de materiales tradicionales para la construcción y la poca pericia técnica de estos arquitectos no dieron como resultado la arquitectura deseada.

Gehry había construido el Guggenheim sin haber tocado seguramente jamás un ordenador pero siendo mejor sabedor de lo que le podría permitir lograr la capacidad de la nueva tecnología que cualquiera de muchos jóvenes superdotados para el manejo del CAD.

La posible conclusión a extraer era que para producir una arquitectura conceptualmente distinta, era indispensable pensar en arquitectura, además de pensar en tecnología; tener una conciencia clara del concepto de espacio que se intentaba degenerar, transformar, corromper, subvertir, explorar con aquellas formas y aquellas propuestas espaciales de naturaleza digital. Se trataba de conocer profundamente la arquitectura y entender el tiempo y el espíritu al que debe pertenecer esa arquitectura.

Paralelamente a la consolidación de una conciencia de necesidad de investigación y conocimiento acerca de la naturaleza y potencial de las herramientas digitales y del zeitgeist de la Revolución de la Tecnología de la Información, el escenario del debate arquitectónico fue ocupado por la arquitectura y el pensamiento de un cierto sector de arquitectos con una actitud basada en una pose de cientificismo e intelectualismo casi obsesivo: sobresaturados por cantidades ingentes e inexpurgadas de información.

2. La información crece en la medida en que el mundo se hace menos predecible, en que está constituido por elementos menos probables. De ahí el culto a la novedad, a la tendencia de todo ser humano a ser el primero al menos en algo y ser ‘impredecible’; ésta es la condición principal del desarrollo informativo de la sociedad. *

La inmediatez de las acciones, de las modas es una característica que se ha adueñado de la sociedad contemporánea. La velocidad de los hechos ha adelantado la fecha de caducidad de todo lo que sucede. Y la actitud mental de ese cierto segmento de arquitectos más cercanos a aspirantes a estrellas a medio camino del star-system (de segunda generación), más preocupados en las estrategias de sus departamentos de prensa y por publicar a toda costa que por crear y pensar su propia obra debe considerarse, antes que obra de arquitectura, una reacción dentro del territorio de la profesión de arquitecto a la dinámica y la psicología de este contexto cultural presente.

Y debe obligarnos a preguntarnos cuál es la naturaleza de esa información, contenida en el propio término ‘información’ cuando, al considerarla una unidad susceptible de procesamiento digital, se le suprime cualquier vínculo con los términos ‘significado’ o ‘contenido’. La intensidad del contexto de los tiempos de la Revolución de la Tecnología de la Información ha logrado cegarnos a la evidencia que el proceso lógico consiste en adquirir información con la que construir el conocimiento.

Arquitectura que -desde y para el territorio mediático- aspira a ser percibida como una expresión radical y vanguardista -y negativamente individualista- de una pretendida superioridad del arquitecto para comprender y catalizar los tiempos presentes y su capacidad por ello para anticiparse al presente a través de esos discursos de pensamientos artificiosos y de esa estética generada por la computadora. Retórica y esteticismo

La producción de estos arquitectos consiste en la presentación cuidadísimos gráficos digitales, con los que sin embargo raramente se puede disponer -para establecer un proceso hacia el conocimiento acerca de estos proyectos, de estas ideas- de una descripción detallada de los aspectos inherentes a la generación de esa imagen (sus fundamentos conceptuales y teóricos, el desarrollo gráfico de cada fase del proceso), sino que se provee únicamente de una imagen acompañada de un oscuro escrito pseudo-literario y/o pseudo-científico.

3. Los dos componentes destacados para el pensamiento de la arquitectura de la era digital, la sobreabundancia de información y las posibilidades de experimentación con el desarrollo formal que ofrecen las herramientas digitales, permitiendo no sólo la generación de formas y espacios sino también su visualización directa incorporando la dimensión temporal a través del empleo de la imagen en movimiento, en aislamiento, desvinculados de cualquier voluntad consistente de experimentación y reflexión, sólo han sido generadores de confusión y simulaciones vacuas.

El riesgo derivado por esa actitud de prepotencia intelectual de la que se han hecho surgir ideas que buscaban encarnar la capacidad del arquitecto para redimensionar la arquitectura ha sido el abocamiento del pensamiento arquitectónico hacia una alienación de la realidad, la creación de un sentido de ficción – arquitectura que no sucede más que virtualmente, a través de los ojos. «Ser impredecibles, resultar los primeros en algo» y manufacturar la imagen de deseos y anhelos para la sección hiper-moderna de la cultura.

La época en la que vivimos, la época ‘después de la muerte del futuro’, no liquida simplemente el futuro sino que descubre de nuevo su limpieza. No es la limpieza de una tabla, tabula rasa, sobre la que se puede escribir todo lo que se nos ocurra, hacer realidad cualquier proyecto grandioso. Este futuro posee la limpieza de la goma de borrar, que elimina de la tabla las líneas precisas de todo proyecto, que convierte todo boceto en una mancha desleída: que nunca permite que se la objetualice, que se la someta a un análisis y un pronóstico riguroso. *

El pensamiento pierde su entidad para conducir la reflexión y se transmuta en una simple acción que genera un modo efímero de entender y crear el espíritu de los tiempos.

4. La información ha transformado nuestro entorno, tal vez de una manera más subjetiva que perceptible a simple vista.

En Content , como hiciera Le Corbusier con los contenidos de Aircraft al analizar la Revolución de la Máquina, Koolhaas evidencia el hecho de que estamos viviendo en un tiempo de sobrecarga de información y que los arquitectos tendremos que hacer algo con ella. Cultura y tecnología impactan sobre nuestra mente y la modifican, de manera que el cambio es imprescindible y la única actitud de coherencia, es lo clamado por Le Corbusier y Koolhaas.

Estamos inmersos en un periodo de cambios tan importantes y drásticos como los de la Revolución Industrial: no podemos limitarnos a comprenderlo como la producción de unos modelos de formas complejas y arriesgadas posibilitadas por las máquinas. No podemos hacer acopio de información porque está ahí y es fácil acceder a ella. Esto, que en un principio, provocó un entusiasmo infatuado y desenfrenado hoy debe orientarse hacia la capacidad para concebir una arquitectura inmersa tanto en una reflexión acerca de lo mental como en la experimentación de su producción material.

Debe adquirirse la conciencia de que esta tecnología puede abrir puertas para el desarrollo de maneras de imaginar y operar acordes con una realidad compleja que incide sobre todas nuestras percepciones, nuestro sentido de localización, nuestras capacidades mentales, redimensionándonos como sujetos física y psíquicamente y generando un funcionamiento distinto sobre el orden del mundo.

Para los arquitectos, la tecnología digital debe dejar de constituir un mero instrumento con el que se retroalimenten las estructuras de la información de consumo para ser capaz de engendrar una ideología de la que emerjan variantes (científicas, poéticas, artísticas, políticas, psicológicas, visionarias, materializadas o virtuales) que afronten el riesgo de construir -en toda su dimensión- la redefinición arquitectónica de nuestro entorno sin cinismos, ni retóricas, ni imposturas.

*Mijail Epstein, ‘Tempocidio’ in AA.DD, Diccionario de los Vientos, Galaxia Guttenberg, Circulo de Lectores, Barcelona, 2001.

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