21.8.2024

Le Corbusier y Todo llega al mar (I)

Con la edad, la muerte de amigos cercanos o lejanos, de personas con quienes hemos compartido fragmentos de vida, equivale a ir perdiendo la memoria.


Carta respuesta de Le Corbusier con las instrucciones para el ensamblaje del dibujo

El asunto comienza a hacerse evidente con la historia familiar cercana, respecto a la cual parece haber muchas versiones distintas y ya se ausentaron los mayores que estaban siempre a la mano para aclaratorias.1

Respecto a lo más público, un buen día se hace evidente que cosas que uno da por sabidas, situaciones, consensos, ya no las puede discutir para evitar inexactitudes sino con un puñado de personas, con algunas de las cuales se ha perdido todo contacto. Y en un país cómo el nuestro con instituciones muy débiles y en un contexto en el que es usual inventar la historia sin que nadie proteste, se puede sentir la necesidad de relatar algunas experiencias ya que puede ser útil, para uno mismo y para los demás, dejar constancia de cómo fueron, sobre todo si uno participó en ellas con alguna intensidad.

Es lo que vengo haciendo desde hace algún tiempo aquí: comunicar pequeñas historias que en algunos casos pese a ser muy personales arrojan cierta luz sobre circunstancias que siendo parte de mi punto de vista, pueden disparar asociaciones útiles para un ámbito más amplio. Y en otros casos se trata de episodios que nacidos de algún arranque del momento, terminaron teniendo alguna significación, sobre todo desde la perspectiva actual.

Uno de esos episodios es el de la invitación que se le hizo a Le Corbusier para trabajar en Caracas,2 asunto en el que estuve involucrado de modo muy activo. Se hizo realidad a partir del entusiasmo que provocó en mí una carta sobre la cual he escrito en otras oportunidades.


El gouache pintado sobre los demás datos de la portada, delineados en lápiz. Se ven las letras para la inserción de los demás dibujos

Le Corbusier y otras incidencias

El hecho concreto es que mi interés por Le Corbusier y otras incidencias,3  me impulsaron a escribirle pidiéndole una contribución al número especial de la revista Punto editada por la Facultad y él había contestado enviando un dibujo para la portada, en carta fechada el 4 de Julio de 1963. La revista nunca se publicó y hoy tengo planes para ese dibujo que espero poder cumplir: lo muestro aquí, cincuenta años después.

Me parece evidente que ese documento revela el interés de Le Corbusier en señalar la dimensión ética de su esfuerzo de comunicación con los demás, como marco que es de una frase que puede ser vista como un proyecto de vida, como afirmación de la idea de que todo esfuerzo conduce a una totalidad y termina siendo comunión: todo llega al mar, palabras de su puño y letra superpuestas sobre la caligrafía de un viejo esquema del delta del río Ganges que trazó mientras lo sobrevolaba en uno de sus viajes a La India. A la una de la tarde del 13 de Noviembre de 1954: he aquí las riberas de La India, escribió entonces. Los trazos del dibujo básico los enriqueció con unas pinceladas de gouache azul, todo con instrucciones precisas para la impresión de la portada.

Leé la nota completa en > VEREDES

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