7.4.2021
Le Corbusier en Buenos Aires, casa Julián Martínez
Le Corbusier dejó Buenos Aires en noviembre de 1929 llevando consigo dos encargos: la casa para Matías Errázuris, en una localidad costera de Chile y la casa de Julían Martinez en Buenos Aires.
La casa Errázuriz estaba destinada a construirse en un paraje rural donde era imposible transportar materiales industrializados; por lo tanto, el proyecto fue pensado para ejecutar con piedra local y madera, ajustado al clima local, aunque para Le Corbusier “la rusticidad de los materiales no es un obstáculo para la manifestación de un plan claro y una estética moderna”. El 24 de abril de 1930, Le Corbusier envío a Errázuriz siete planos y dos cartas en las que detallaba características del proyecto, sugiriendo que se comunicara con Vilar para interpretar correctamente los planos. Vilar y Errazuriz se reunieron el 29 de mayo y coincidieron en avanzar con la obra. Como ambos vivían en Buenos Aires, Errázuriz convocó a Carlos de Landa, arquitecto mexicano y radicado en Chile, para su ejecución. Landa envió presupuestos de los trabajos que a Errázuriz le resultaron demasiado elevados y al cabo de un tiempo desistió de construir ese proyecto.
Julián Martínez encargó a Le Corbusier el proyecto de su vivienda por sugerencia de Victoria Ocampo, con quien mantenía una relación. Martínez habitaba un departamento que desagradaba a Ocampo, quien le instó a construir en el terreno que Martínez había adquirido en Avenida de Los Incas y Freire,en el barrio de Belgrano.
La casa de Julián Martínez
La gestión del proyecto la realizó Ocampo, quien puntualizó las características del programa: un departamento de un dormitorio, con una amplia sala, cochera y piscina, a construir en los fondos del terreno. Le Corbusier elaboró el proyecto en el estudio de rue de Sévres. Quizás la experiencia vivida con la casa de Victoria Ocampo hizo que Le Corbusier se tomara su tiempo para realizar el proyecto, que tardó más de un año en llegar a Buenos Aires.
El fondo del lote que adquirió Martínez tenía forma irregular: el muro que cierra la parte trasera de la parcela está inclinado respecto a los laterales, de modo que el lado izquierdo es más largo que el derecho. Le Corbusier propuso un pequeño edificio de dos niveles contenido entre esos tres muros, con un único lado libre que abre sobre el terreno. La planta tiene una modulación 1,5:1 en el ancho; el eje virtual lo establece una fila de cuatro pilotis equidistantes, retraídos del frente y del muro trasero del edificio. Esas columnas son el único sostén independiente de los entrepisos y cubierta, el resto de la vivienda apoya sobre los muros medianeros.
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