1.8.2022
La tierra sigue girando
Los cambios geológicos son medidos en milenios, pero los volcanes son capaces de moldear el paisaje en segundos. Además de su gran fuerza destructiva, son creadores de nueva vida y de nuevos territorios.
Chicago, Downtown, Aerial View | Fuente: wikipedia
“Esta maravillosa ciudad, de la que se cuentan tantas leyendas, era después de todo sólo de ladrillo, y cuando la hiedra creció encima y los árboles y las plantas se extendieron, y por último surgieron las aguas subterráneas, la gran metrópolis fue derrocada enseguida”.
Richard Jefferies, After London, or Wild England, 1886
Vivimos cada día más preocupados por el destino de nuestro planeta, pero seguimos apoderándonos sin límite de todo lo que nos ofrece. La inercia irremediable que conduce nuestras vidas nos lleva a consumir sin fin. Consumimos y producimos con una consciente ignorancia sobre la repercusión de cada uno de nuestros actos, mientras seguimos ruborizándonos de lo mala que es la humanidad… como si esto no fuera con nosotros. Estamos convencidos de que lo acabaremos destruyendo todo y que la vida en la Tierra desaparecerá por culpa nuestra, cuando en realidad la Tierra y la vida en sus múltiples formas nos sobrevivirá. Hemos necesitado una pandemia para comprobar nuestra fragilidad, pero cuando esta baja la guardia montamos guerras para continuar demostrando nuestra infinita estupidez. Nos creemos el centro del mundo cuando somos sólo unos recién llegados desagradecidos en un pequeño planeta del inmenso universo. El antropocentrismo no nos deja cuando ejercemos de dueños despóticos de la tierra que nos lo ha dado todo, pero tampoco cuando vamos de cínicos salvadores del planeta. Olvidamos que el planeta no nos necesita, que somos parte de él con todas sus consecuencias, pero que la vida, la muerte, la transformación constante son también parte intrínseca de este planeta que ya existía y permanecerá mucho después de que nos hayamos autodestruido.
La edad aproximada del universo desde el Big Bang se estima de 13.800 Ma (Gústafsson et al., 2017), la Tierra se formó hace unos 4.550 millones de años. Aproximadamente mil millones de años después empezó a surgir la vida en la Tierra, gracias a una atmósfera y a unas determinadas condiciones abióticas (agua, aire, temperatura, luz, pH, suelo, humedad, oxígeno y diferentes nutrientes) que favorecieron la proliferación de organismos aerobios. La formación de la capa de ozono junto al campo magnético terrestre bloqueó la radiación solar dañina, provocando un Efecto Invernadero que permitió la creación de las condiciones aptas para vida en la Tierra (Stassen, 2005). Desde su creación el planeta Tierra se encuentra en permanente evolución, pero ahora es la humanidad la que se ha convertido en uno de los mayores protagonistas de dicha transformación.
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