14.7.2021
La casa productiva
La casa como oportunidad inexcusable para la experimentación encuentra su plenitud en dos momentos determinantes de la historia: la postguerra de los dos grandes conflictos bélicos internacionales del Siglo XX.
La estandarización, la economía de medios, la aplicación de nuevas tecnologías y materiales o la propuesta de nuevas formas de vida serán temas comunes en, por ejemplo, ‘Pessac’ (1925) o las ‘Casas Loucheaur’ (1929), de Le Corbusier; la ‘Casa experimental’, Weissenhofsiedlung, Stuttgart (1927), de Walter Gropius; o ya en Estados Unidos y dentro del programa de las Case Study Houses, la CSH#8 (1945-49), diseñada por Charles & Ray Eames. El proyecto doméstico como laboratorio.1
Heredera en parte del programa norteamericano, aunque proyectada y construida en Oslo entre 1952-1955 por Arne Korsmo y Christian Norberg-Schulz, la casa en Planetveien 12 constituye uno de los iconos de la arquitectura escandinava.2 Al margen de su configuración espacial y constructiva, interesa aquí su estrategia programática como “live-work home“, una casa para vivir pero que habrá de financiarse con el trabajo que precisamente allí ha de producirse.
El nivel bajo rasante se destina a los trabajos en metal y madera de Grete Prytz Kittelsen, así como a su taller de esmalte, iluminado a través de un patio jardín escalonado; la planta alta se configura como una oficina de diseño que integra un dormitorio con cama escamoteable; entre la producción y el prototipado, la planta baja explora las valencias sociales del estar internacional y se diseña como un marco experimental para todas las creaciones de los Korsmo:
“podemos usarlo como lugar de pruebas para maquetas y otros artículos, dibujar sobre las pizarras pivotantes, como auditorio para películas y proyecciones, como una pequeña galería de exposiciones no solo de nuestro trabajo, también de nuestros colegas y amigos; y como mini-teatro si uno levanta la escalera levadiza”.
Leé la nota completa en > VEREDES