2.8.2016
Diego Ponce Bueno; ser arquitecto
Varias pueden ser las interpretaciones del significado de ser arquitecto. Todas tendrán sentido en el marco de una determinada visión. Las obras expresan la posición de sus diseñadores. Un panorama diverso se observa a partir del boom petrolero y desde la década de los 70, cuando la arquitectura moderna se generaliza, en especial en las ciudades que crecen aceleradamente.
¿Desde qué ángulos habrá que ver la obra realizada por un arquitecto de larga y activa trayectoria de diseño, como Diego Ponce?
Cuando se abordó la publicación de su obra se lo hizo desde múltiples facetas; se percibió el gran impacto que el arquitecto produjo al concretar sus diseños y se tuvo conciencia de la vasta magnitud de su obra. Si bien podremos seguir descubriendo nuevos aspectos e ideas, lo publicado es una base ineludible para el conocimiento de su arquitectura y un aporte a la historia de la arquitectura del Ecuador.
De alguna manera, Diego Ponce fue irreverente. Sus frases son provocativas, expresan su pensamiento e instan a la adhesión o al debate. Son orientadoras para abordar el conocimiento de su obra. ¿Qué quiso decir cuando sentenció “En la arquitectura tienes que ser libre”? Quiso decir lo que hizo. Procuró que los obstáculos no le impidieran acceder a su meta de hacer del proyecto: arquitectura y una arquitectura diferente. Quizá lo impulsó el contraste de la moderna imagen de Río de Janeiro, donde estudió, con la conservadora capital quiteña de mediados del siglo XX. “A los veintiún años, regresó a Quito a emprender su carrera con un estudio de arquitectura. Había mucho por hacer, la ciudad era un gran lienzo esperando por íconos como el edificio de La Filantrópica, Torres Almagro o el edificio Las Cámaras… Sus primeras obras causaron un gran impacto, al ser radicalmente distintas a la arquitectura visible en el Ecuador de ese entonces”.
La arquitectura como toma de riesgo
Para ser libre hay que tomar riesgos, hacer conforme a su convicción y no repetirse, entonces cada diseño es como el primero, único.
Imbuido de los ideales y criterios de la arquitectura moderna internacional, enfrentó el escepticismo, las limitaciones tecnológicas y de materiales, y, la crítica sin diálogos. Concibió macroestructuras, un todo en vez de la repetición de elementos iguales, vigas y columnas. Acorde con la racionalidad estructural, producía la disminución de secciones o trazos ligeramente curvos o inclinados que caracterizaron sus obras. Se diferenciaba de los criterios modernos al evitar la repetición de edificio a edificio, de piso a piso, repetición propia de la industrialización de la construcción y de la búsqueda de rapidez y economía, aunque el desarrollo industrial fuera inexistente en el país. También, por la sutil pero evidente pérdida de protagonismo único del ángulo recto, a favor de los planos inclinados de la torre (La Filantrópica) o del basamento (Consejo Provincial de Pichincha) o de la curva para definir los volúmenes (Twin Torres).
La arquitectura moderna generó tipos funcionales y cada uno marcó a través del tiempo soluciones tipo que para el arquitecto fueron sólo una referencia general porque buscaba la singularidad. “Diego Ponce se plantea la arquitectura como toma de riesgo, al alejarse de la repetición de un tipo. Aunque ciertos aspectos pueden estar presentes en sus obras, es el plantearse cada diseño como un nuevo reto lo que le permite que trace audaces desafíos y soluciones novedosas”.
¿Más allá que arquitectura moderna internacional?
De los maestros del movimiento moderno europeo conocidos en Brasil, Le Corbusier había dejado profunda huella en ese país. Urbanistas y arquitectos brasileros estaban levantado una obra urbana modelo de los criterios del CIAM, Brasilia, y una arquitectura moderna con rasgos singulares de su propia cultura.
Diego Ponce aplicó conceptos de la nueva arquitectura pero en su propuesta hay un cambio formal y de escala. La escala del edificio que le da significación en el exterior se reitera en el interior (Edif. Diagnóstico 2000; Edif. Banco de Pichincha). Sus espacios abarcan más que la doble altura para lograr la percepción de la totalidad espacial en el interior. La escala humana protagoniza los ambientes de trabajo, habitación y recreación, la madera imprime calidez (Quito Tenis).
“Podríamos decir el arquitecto Ponce Bueno, tras su experiencia en Brasil, reconoció, en la década del setenta, el valor de la arquitectura moderna internacional, basándose en el desafío de la aplicación de los avances tecnológicos en una justa relación con los aspectos económicos y funcionales. Trabajó con estructuras de hormigón armado y plantas libres, cerramientos variables, ladrillo en vivienda, muros cortina en edificios en altura y sistemas de conexión vertical más modernos y llamativos. La elección de formas no convencionales, planos inclinados, cúpulas, y el color, para definir el volumen de sus edificios, los han convertido en hitos urbanos y centros de opiniones diversas”.
Forma y Función
La máxima del estilo moderno internacional “La forma sigue la función” implicaba un rechazo a las formas historicistas preconcebidas e impuestas a todo tipo de funciones; pero no era una nueva imposición formal, como lamentablemente ha sido interpretada hasta convertir el modelo en un esquema repetitivo, monótono y carente de valor. En Diego Ponce, por el contrario, la función marcará diferencias relativas en sus obras y la forma siempre será recreada. Una vivienda no tendrá igual resultado formal en la costa que en la serranía, el clima será un fuerte condicionante. No será lo mismo si se trata de una función recreativa o de trabajo. Para un edificio en altura variará su expresión y su escala si su función es administrativa, institucional, o de vivienda, donde buscará altas densidades. Lo que si tendrán en común es que la forma responderá a la singularidad que le otorga a cada caso, y su escala guardará coherencia con el sentido significativo de la función, teniendo una importancia notable la estructura como parte de la definición formal. “¿La forma sigue a la función?” A grandes rasgos, los tipos funcionales expuestos nos muestran la incidencia de la función en la forma, aunque este no sea el único condicionante ni la única relación que contempla … limitada la función al mínimo determinado por la circulación vertical y planta libre, la forma se libera y se establece un juego variable en las distintas obras entre superficies no portantes y elementos estructurales, avanzando en la intención de potenciar la significación de la modernidad tecnológica”.
Relación con el contexto
Sus obras acusan la incidencia de las características del entorno paisajístico y topográfico. Son distintas en el contexto urbano, donde las vincula al espacio público, que en áreas de escasa urbanización. Sus obras reflejan las condicionantes del contexto, en el sentido más amplio, relacionado con las características generales de la sociedad, pero planteando nuevos desafíos que lo impulsan a sobrepasar fronteras.
¿De qué manera Diego Ponce planteó esa relación? Son varios los aspectos contextuales relevantes que encuentran soluciones interesantes en sus diseños. Por la relación visual con el paisaje y con la topografía extiende la arquitectura en terrazas sobre las laderas (Colinas del Pichincha). Adapta su obra a las condiciones climáticas y recrea las experiencias constructivas del lugar (Casa La Rinconada).
En particular, pone un énfasis especial en el diseño de volúmenes y espacios mediante el acento de la tecnología en la construcción, estructura y el funcionamiento de edificios en altura (Torre XXI). Siguiendo sus convicciones ejerció la libertad de elegir los materiales y la expresión formal considerando el contexto. Fuera del ámbito urbano, no tuvo problema alguno de usar paja en cubierta, trazar muros curvos en piedra para delimitar los espacios y detenerse en la solución de detalles únicos (Sacha Ji). “Desde el punto de vista geográfico, el contexto en el cual Diego se sentía más cómodo era el urbano. La ciudad es la construcción más creíble de las construcciones humanas … En ella convergen y se hilvanan lenguajes y posibilidades técnicas. Sin embargo, la obra de Diego alcanzó su estado más poético en el campo abierto…”
Los modos de Habitat
Abarcó una enorme variedad de situaciones en el ámbito público y privado. “El hábitat, ese espacio que conforma el entorno de la vida humana, en su vasta y más pequeña escala, fue abordado por el arquitecto Diego Ponce con fidelidad al requerimiento de la vida contemporánea. Siempre pensando en la estética vinculada al lugar, a su proyección en el tiempo y a la vida cotidiana”.
El arquitecto piensa en la ciudad, define la organización del espacio común en los conjuntos habitacionales, donde plantea soluciones diversas. Establece la vinculación con el entorno en los edificios de apartamentos. Cuando actúa en áreas abiertas, la topografía es la que manda y las líneas curvas del trazado circulatorio acompañan a las unidades individuales emplazadas en medio de un entorno verde.
Especiales son las soluciones que propone para la vivienda de interés social, varios tipos, con materiales y sistemas constructivos acordes a los requerimientos, al condicionamiento económico y al contexto. “En síntesis, el abordamiento de los modos de habitar demuestra el valor de la relatividad. Sus decisiones condicionadas por el lugar, el paisaje, la gente, las particularidades de la función, una interpretación de los requerimientos y aspiraciones del usuario y su visión del sentido de la arquitectura, en un tiempo y sitio determinados, dan una enorme variedad de resultados en una magnitud de obras considerables”.
Desde otros ángulos
La visión de sus colaboradores revela los procesos de trabajo en los que las ideas de todos son valoradas bajo su liderazgo. Ideas que suelen plasmarse en expresivos bocetos. A lo largo de cuatro décadas las respuestas de diseño fueron cambiando conforme a los condicionamientos de cada circunstancia. Sus colaboradores coinciden, como lo sostenía Diego Ponce, que más que un estilo lo que se ha reiterado es una “postura arquitectónica”. “La característica de nuestra oficina fue no quedarnos anclados en un solo tipo de diseño; por eso ningún proyecto nuestro se parecía al anterior y eso nos fue posicionando en el medio”.
No fue solamente un arquitecto sino también un empresario que supo encontrar oportunidades y aprovecharlas. “Tenemos que sumar varias características de su personalidad profesional como el carisma, su relación humana con los clientes más allá de los negocios, su sentido de la oportunidad, sus dotes de liderazgo y su capacidad de tomar riesgo.”
Una mirada fotográfica
El arquitecto representa también el ojo que capta en la fotografía el contexto, la ciudad, la arquitectura; el proceso de trabajo y el paisaje, la realidad y su transformación. La fotografía implica capturar el instante y prolongar la mirada, significa nuevos descubrimientos y estímulos para la imaginación creadora. “La preocupación de Diego por el paisaje, por los signos de modernidad, por las transformaciones, lo ubica en ese gesto de paseante que construye su mirada, que no permanece indiferente ante el cambio del mundo que habita, ese que se pregunta un día y otro interviene, en el nuevo tiempo de la inacabable modernidad, la del boom petrolero, de la banca engreída y de retorno provisional a la democracia.”
Al final… trazó su camino a su manera
Diego Ponce siguió el camino del ejercicio profesional “a su manera”, tan particular, con enorme vigor y seguridad, los diseños fueron planteados como nuevos desafíos para tomar nuevos riesgos. Comparte algunos criterios de lo moderno tendiendo más a lo postmoderno, porque transitó ambos caminos sin ataduras a uno u otro, dependiendo del contexto y de su aspiración de singularidad. El alejamiento del estilo moderno se observa en esa reiterada actitud de no limitarse a la aplicación de un concepto, un material, un sistema, abriendo caminos en sus propias búsquedas sin sujeciones más que las que derivan de sus conocimientos e imaginación y de sus certezas volviendo su mirada, fuera de la ciudad, a la tradición, y en la ciudad el eje residió en la tecnología. Este brevísimo recorrido por su práctica profesional privada muestra algunos de sus aportes a la arquitectura y a la ciudad a través de sus obras convertidas en hitos urbanos.