10.8.2009
«Destaco la arquitectura simple de la gente, de los pastores»
Tradición y modernidad es la dialéctica que caracteriza las obras del arquitecto Carlos Antoráz, cultor de una auténtica arquitectura regional, que extiende más allá de Jujuy, su tierra. Esa dialéctica se expresa por una parte en la materialidad del adobe, de la madera, de la piedra, de la aplicación de técnicas constructivas milenarias y del uso de mano de obra artesanal; y por otra, en un equipamiento moderno, con espacios cálidos y confortables. Pero quizá sea lo más destacado de su arquitectura el modo en que se inserta en su entorno, dominado por espectaculares vistas de variadas formas y colores. Junto con el arquitecto Carlos Spárvoli, abocado a escribir un libro sobre su obra y su pensamiento, conversamos con "Cartucho" Antoráz como mejor se lo conoce en su provincia, cuyas reflexiones compartimos.
-¿Cómo concibe e interpreta a la arquitectura? ¿Cómo piensa sus obras y qué garantiza en el resultado de sus proyectos?
Destaco a la arquitectura simple de la gente, a la del campo, a la de los pastores. Pareciera que los arquitectos solamente recuperamos los edificios monumentales o históricos… yo propongo recuperar las viviendas de la gente común, la arquitectura rural, la que no tuvo más intervención que la de ellos, que la construyeron con sus manos, con los materiales del lugar y para resolver sus propias necesidades.
El ejemplo más claro de ello es la obra Volcán, una vivienda con la magia de la localización. Se ubica en el sitio de un antiguo refugio de pastores de cabras y el proyecto parte del viejo asentamiento de piedras, y busca recuperar los materiales y la tradición del lugar. Se incorpora al paisaje e intenta fundirse en él.
Por otra parte, respecto de las viviendas en particular, a través de los años descubrí muchas de las cosas que nos pasan cuando la gente quiere construir su casa: el secreto de la casa ideal no existe. Creo firmemente que la casa es una prolongación de lo que son las personas, por lo tanto son ellos los que la proyectan a través de sus necesidades, sus gustos, sus vivencias, sus afectos, su mundo. Por esto nosotros como arquitectos solo deberíamos interpretarlos. Para eso hablo con todos los personajes que van a habitar ese espacio y de allí se pone en evidencia cómo son sus vidas.
-¿Cuáles son los principales aspectos que definen las cualidades técnicas, formales y morfológicas de su arquitectura?
Las características arquitectónicas están relacionadas con la gente y por lo tanto las respuestas son distintas para cada comitente. Por eso es que no hay una fórmula de proyecto. Su éxito está en resolver cuatro aspectos que hacen a la cuestión formal: los materiales, la iluminación, el color y el espacio.
En primer lugar, todos los materiales son espectaculares: la madera, la piedra, el vidrio, el aluminio, el plástico, el papel, el hormigón, etc., tienen su peso a la hora de usarlos. Pero lo importante es saberlos utilizar, para que cuando estén tengan el valor que les corresponde.
Un segundo aspecto es la iluminación. Una casa con una buena resolución lumínica ganó un 25% de éxito. La luz natural es clave a la hora de orientar la casa, ya que ello permite un buen asoleamiento y esto tiene que ver con el confort en el uso de los espacios. La luz artificial tiene dos caminos: la del uso y la del efecto, que producen estados y situaciones importantes en la gente.
La tercera cuestión corresponde al color. Todos los colores son fantásticos, el espectro te da la posibilidad de una gran gama. Los colores producen en el ser humano una serie de estados en el espíritu, tarea nada fácil, por lo cual la mayoría de los arquitectos no se animan a usarlos en su totalidad por ser de alto riesgo en el proyecto. Finalmente, está el espacio: con sus volúmenes, con sus formas, sus planos, sus curvas. Todo es válido siempre que tenga un uso y un lugar definidos.
-Sus obras se mimetizan con el paisaje, a tal punto que cuesta discernir dónde comienza su arquitectura y dónde termina su obra escultural. ¿Cómo se hace arquitectura integrada a la naturaleza?
Es muy importante antes de trazar la primera línea que conocer perfectamente el sitio donde deberá construirse, y reconocer las bondades y dificultades del terreno, la topografía, la superficie, la orientación, el entorno.
«Los Colorados» es un hotel, por ejemplo, que proyecté en Purmamarca. Se funde con el paseo que circunda parcialmente al pueblo y está inspirado en las esculturas naturales, erosionadas por el viento y el agua. Con otro paisaje de fondo, pero también en Purmamarca, está el hotel «La Comarca», de similares características en cuanto a la intención de incorporarlo respetuosamente al medio circundante.
En el restaurante «Los Morteros» incorporé un elemento utilitario: una estufa, que bien puede ser una escultura para ambientar el comedor. Con simpleza se sitúa como elemento que, de otro modo, hubiese quedado fuera de escala. Finalmente, en escenarios distintos proyectamos una casa en las yungas donde domina el verde y la piedra; y una casa en Barcena, zona intermedia entre los valles y la Quebrada, adaptada también a su lugar de emplazamiento.
-También destaca la acertada elección de los materiales del lugar, respetando el entorno y la tradición; inspirado en la primitiva arquitectura popular. ¿Cómo fue su experiencia en la incorporación de esos materiales en sus proyectos?
Por cuestiones personales me vine a vivir a la Quebrada de Humahuaca, y más precisamente a Purmamarca, y es aquí que descubrí lo maravilloso que son los materiales básicos que la gente usaba para sus viviendas: el adobe, la caña, el cardón, la piedra y el barro. También me sorprendí que todos estos materiales estaban descalificados por la gente, ya que eran considerados de segunda categoría, aún por el propio lugareño.
Para el uso de los materiales autóctonos fue importante que la gente volviera a creer en ellos y en sus técnicas. Mis obras son casi artesanales y, en verdad, el picapedrero, el carpintero (azuleando sus maderas), el tejedor, el que trabaja con cueros, el ceramista, el pintor, son los hacedores; uno sólo los ayuda y los guía, pero el mérito está en ellos.
El redescubrir la técnica del barro y el adobe nos dio un nuevo recurso en la construcción. Aunque tienen un enemigo, la humedad, se puede utilizar protegiéndolo del agua. Es decir, es posible recuperar esas técnicas primitivas y mejorarlas con nuevas tecnologías. Las resistencias a sus usos obviamente son consecuencia de la falta de conocimiento de los mismos, pero son infinitas las posibilidades y las satisfacciones que ofrecen. Hay que animarse a jugar con los materiales.
Carlos Antoráz…
arquitecto con mayúsculas
Creador polifacético, Carlos Antoráz es a la vez arquitecto, artesano, diseñador de muebles, carpintero, vitralista y escultor. Realizó sus estudios en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Córdoba. Con casi 35 años de trayectoria, reside hace 15 en el histórico pueblo de Purmamarca, Quebrada de Humahuaca.
Dirige un estudio con oficina central en la ciudad de Jujuy y un anexo en Purmamarca; acompañado de jóvenes profesionales y asistentes técnicos. Las tipologías sobre las cuales más trabajan son vivienda unifamiliar, restaurant, hotel; tomando como criterio de diseño el respeto absoluto por el entorno paisajístico y urbano, contemplando los condicionantes climáticos de cada región y aplicando tecnologías locales.
En la actualidad el estudio ha superado los 8 mil metros cuadrados de obra en adobe y ha convocado a varios artesanos y plásticos a participar de sus trabajos. Su producción trasciende fronteras, con obras en la vecina Salta, en Tucumán, en Buenos Aires, en San Juan y, recientemente, en Punta del Este, Uruguay.
Arq. Carlos Spárvoli…
un incansable hacedor
Agradecemos el aporte de materiales recibido por el Arq. Carlos Spárvoli, autor del libro (en prensa) dedicado a la obra de Antoráz. Spárvoli se graduó de arquitecto en la Universidad Nacional del Litoral y realizó estudios de posgrado en el Ministerio de la Vivienda y el Instituto Nacional de Colonización en Madrid, España. Asimismo, participó activamente en los viajes de estudios llevados a cabo por Europa y Estados Unidos, en el marco de la organización «Proyecto Italia».
En su actividad profesional, además de desempeñarse en su propio estudio, integró el equipo de la Dirección General de Arquitectura y Vivienda de la Provincia de Jujuy, y fue Secretario de Obras Públicas y Ministro de Hacienda, Economía y Obras Públicas de dicha provincia. Finalmente, integró el equipo de planificación del Instituto de Urbanismo y Planeamiento de la Universidad Nacional de Tucumán, para la ejecución del «Plan Regulador Jujuy-Palpalá».
Por Arq. Guillermo Tella con la colaboración de Alejandra Potocko
Publicado el 10 de agosto de 2009 en Cronista.com