15.11.2010

Crónica sobre las Jornadas «Imaginando la Ciudad del Mañana», por Stepien & Barno

Se celebraron en Bilbao las jornadas organizadas por la Agrupación Vasco-Navarra Arquitectos Urbanistas (A.V.N.A.U), bajo el sugerente título "Imaginando la ciudad del mañana". El lugar escogido para la celebración fue la sede del Colegio de Arquitectos de Bilbao y allí se reunió gente de mucho peso, intentando buscar las claves sobre esa soñada ciudad del futuro.

Tanto Salvador Rueda como Ramón López de Lucio, coincidieron en levantar la bandera de la compacidad, la complejidad, la densidad y la continuidad. Ambos ponentes rechazaron los crecimientos urbanísticos que han desolado nuestras ciudades a base de barrios dormitorios e infinidad de adosados haciendo una versión cutre de la “ya obsoleta ciudad jardín”. Abogaron por crecimientos donde predomine la mezcla cultural, de usos o demográfica y “no se pierda la continuidad de lo construido”, para no crear “ciudades huecas”. Como de costumbre, Rueda (biólogo y psicólogo de formación y especialista en ingeniería ambiental), se inclinó por las bondades de la ciudad compacta, incidiendo en la idea de que la complejidad “es un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades.” Y para demostrarlo, puso varios ejemplos de cómo se podía llegar a medir. En la misma línea López de Lucio, remarcó la diferencia entre densidad y ocupación del suelo, y aprovechó la ocasión para criticar el hecho de que cien años después se sigua reverenciando a Le Corbusier como el gurú del urbanismo, cuando, en su opinión, sus propuestas solo eran “antiguallas” que hablaban de una “utopía moralizante del prado verde, ya que un edificio en el paisaje (a modo de hito), es algo realmente frívolo”. No muy diferentes, fueron las palabras que dedicó la geógrafa Polar Vega, para el arquitecto suizo, “ya que sus planteamientos creaban una ciudad distante, segregada y aburrida”

Otro de los frentes que cogieron un gran protagonismo, durante las jornadas, fue el tema de la movilidad, o como recordó López de Lucio: “el tráfico” (como se enseñaba en las escuelas de arquitectura hace unos años). En la mayoría de las ponencias se achacó al vehículo privado, gran parte del desastre de nuestras ciudades, que desde los años setenta han crecido dándole un protagonismo absoluto, en un claro perjuicio de la calidad de vida. Carlos Arroyo recalcó el hecho de que “el coche es el gran enemigo del espacio público” y que uno de los principales focos de contaminación se producía cuando los papas y mamas llevaban a los niños al colegio – baby miles -. Para paliar este efecto y enriquecer la complejidad, en una de sus propuestas, nos enseñó como podía convivir el uso de la guardería con el residencial, en una urbanización bastante condicionada por el plan general (que ataba de pies y manos al proyectista a la hora de redactar un plan parcial). Nos gustaron, a su vez, las reflexiones de Pilar Vega, criticando que los planes urbanísticos ya que “te obligan a depender del coche, sí o sí”, incidiendo en el impacto que la mala movilidad urbana provoca a la salud, tanto desde el punto de vista del sedentarismo, de los siniestros o de la contaminación acústica y atmosférica.

Como veis, el rechazo al actual sistema de movilidad urbana fue una tónica en las dos jornadas y, como le gusta recordar a Salvador Rueda, “gracias a este artefacto motorizado, el ciudadano se han convertido en peatón”. Tampoco los ponentes estaban por la labor de aplaudir la gentrifiación y zonificación por la que, hasta día de hoy, han apostado muchos crecimientos urbanos. No sabemos si por casualidad, pero fueron varias las charlas que mostraron su disconformidad con la Ciudad de Telefononica. En palabras de LÓPEZ DE LUCIO, esta operación de abandonar los solares del centro, para ser vendidos para viviendas de lujo, “resta complejidad a la ciudad, crea mundos ensimismados, pero queda muy bien (con tono ironico) ya se viste con un proyecto de paisajismo del estudio West 8, y termina saliendo en todas las revistas”. Una crítica no muy diferente lanzó el arquitecto, concejal y presidente de la Mancomunidad de Pamplona, Javier Torrens contra la ecociudad de Sarriguren, cuando destacó los grandes problemas de comunicación que tenia. Cierto es, que el hecho de crear una ciudad nueva, aislada totalmente, no deja de ser un gran desarrollo que por mucho que se vista de ecológico, “difícilmente” se puede considerar un ejemplo de sostenibilidad, ya que ha terminado siendo “más una pretensión que una realidad”. El concepto de sostenibilidad fue apareciendo de manera más o menos intermitente durante las jornadas. Quizás, quien de manera más completa lo integró en su discurso fue Salvador Rueda, mientras que en otras ponencias surgió el debate entre una sostenibilidad que “lo media casi todo” y otra sostenibildad “más intuitiva”.

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