15.3.2021
Cómo empoderarnos para aportar valor a la sociedad
Somos responsables del mundo que tendremos. Cada una de las decisiones que tomamos reflejan nuestros principios y con ellos formamos ciudad. Nuestra manera de ejercer nuestra profesión es una forma más de hacer política. Es ahí donde reside la urgencia de empoderarnos y tomar conciencia de nuestra influencia.
Aportar valor a la sociedad sólo depende de quienes formamos parte de ella. No somos agentes externos al cambio; si queremos progresar debemos comprometernos. Conectar con las personas, interesarnos por su bienestar y por sus necesidades.
En el panorama volátil, incierto, ambiguo y complejo en el que nos movemos es importante observar lo que pasa a nuestro alrededor. Qué problemas y qué deseos surgen. Estar abierto a lo nuevo y actuar ante las oportunidades.
Podemos ser generosos entre nosotros los arquitectos; podemos serlo con otros profesionales, con nuestra sociedad y con el planeta. Es importante cuidar estas relaciones, formar nexos y comunidad para que podamos avanzar. Una red en la que estemos todos conectados. El progreso sólo será posible en conjunto y compartiendo un propósito común.
La arquitecta Caterina De La Portilla y la comunidad del Programa para Arquitectos Independientes que dirige son parte de este cambio: cuestionamos lo que significa “ser arquitecto” hoy en el mundo y planteamos nuevas soluciones para nuevas necesidades. ¿Cómo? Contando con el testimonio de la sociedad a la que servimos.
El gremio de arquitectos puede tomar otra dirección más próspera. Nuestra profesión se ha desvirtuado hasta tal punto que ni las personas a las que servimos valoran nuestra labor, ni los arquitectos podemos ejercer con unas condiciones dignas de trabajo. Esta relación arquitecto – cliente está viciada y no es ningún secreto que necesita renacer.
Caterina De La Portilla ha creado una comunidad de más de 300 arquitectos provenientes de España y Latinoamérica con los que trabaja mano a mano para redefinir su carrera y lograr una independencia libre, estable y próspera. En esta comunidad se comparten ideas, se entablan relaciones profesionales y se trasvasan clientes. Cada arquitecto aporta a los demás con su proceso de trabajo, y así el grupo logra un estado de bienestar profesional que a la vez llena de valor la vida de las personas a las que se dirigen: sus clientes.
Una de las particularidades que más calidad da a esta comunidad de arquitectos es la diversidad de las personas que la componen. La procedencia geográfica, los distintos intereses, las diferentes edades y experiencias, o las perspectivas de cada uno consolidan una riqueza que no podría obtenerse por la vía del desarrollo individual. Por fin existe una Comunidad de Arquitectos Independientes, genuina y generosa en la que encontrar experiencia, fortaleza e inspiración.
Redefinir el perfil del arquitecto es un objetivo ambicioso y lograble. Juntos podemos aprender cómo. Se trata de ser luchadores, constantes y creer en nuestras capacidades para encontrar nuestro lugar en el mundo: un espacio que nos permita ofrecer algo valioso para alguien.
Conocé más acerca de Caterina > https://www.caterinadelaportilla.com/