22.7.2008

ENTREVISTA: Francisco Mangado: ‘La arquitectura espectáculo está acabada’

El “Heraldo de Aragón” publica una entrevista con Patxi Mangado. El autor del Pabellón de España dice que su estilo es más propio del teatro clásico que del espectáculo de varietés. Tras su éxito en la Expo, ahora concursa para diseñar el estadio de fútbol del Zaragoza

Imagen:
Francisco Mangado

PREGUNTA.- Zaragoza ha experimentado un aluvión de nueva arquitectura de todo tipo, desde Rafael Moneo hasta Zaha Hadid. ¿Cuál es la aportación de Patxi Mangado?

RESPUESTA.- En términos públicos, la más importante es el Pabellón de España. Es un manifiesto que explica que se puede hacer una arquitectura importante, significativa, responsable, con una vocación ciudadana, de representación, y que además responde a un programa que se caracteriza por grandes afluencias de masas, con medios modestos, con inteligencia para detectar los problemas y sensibilidad para resolverlos, mucho más que con espectáculo. No es la arquitectura importante la que más se exhibe, la que más grita. A veces es la menos fuerte, la que menos aguanta el tiempo.

P.- Zaragoza también ha buscado esa arquitectura espectáculo.

R.- La arquitectura espectáculo está acabada. Si no la acabamos desde una perspectiva ideológica y cultural los arquitectos, la acabará el mercado con la enorme crisis económica que está viniendo. En este momento, los países que viven al margen de la realidad, que son los de oriente medio porque están nadando en petróleo, son capaces de hacer esa arquitectura de nuevos ricos, que es moral y éticamente repudiable.

P.- ¿Por qué?

R.- Hemos vivido durante estos años en una sociedad que pregonaba el fin de las ideologías. El dios todopoderoso era el mercado y nos ha llevado a una crisis extraordinaria. Creo que va a volver otra vez una sociedad en la que la ética, los valores y los principios van a ser importantes. Desde esa perspectiva, una disciplina que aborde la solución a los problemas con una desproporción desaforada entre medios y fines está acabada. ¿Una arquitectura que vale diez veces más, que crea problemas, que está solo hecha para mayor gloria del arquitecto y no para servir no es éticamente repudiable en un mundo de deficiencias, de ausencias? La arquitectura no es solo hacer objetos; es hacer objetos en un contexto, en una sociedad, al servicio de una cultura.

P.- También recela de conceptos como la imaginación.

R.- La arquitectura es una disciplina donde hay que repudiar conceptos como la imaginación, la especulación… La imaginación hay que sustituirla por la inteligencia y la sensibilidad. La especulación, por la investigación. No podemos aceptar una arquitectura que la harían mejor los diseñadores gráficos. Yo tengo en mi estudio a 25 chicos que mañana les digo que me hagan 25 proyectos espectáculo y ese día ya tengo 25 chorradas en la mesa. Y como vivimos en un mundo con una suficiencia de nuevos ricos extraordinaria, esas 25 chorradas se pueden construir. Eso es patético. La arquitectura es más seria que todo eso y requiere más inteligencia. Me niego a que la gente que no tiene inteligencia, que es estúpida, haga arquitectura. Y hay demasiada arquitectura estúpida rodeándonos.

P.- Con la crisis económica, ¿se irá a una arquitectura más sobria?

R.- Si dijera yo que hay que hacer una arquitectura más austera o más sobria caería en la trampa de hacer una opción estilística. Hay arquitectos que alguien puede decir que no son muy de Patxi, pero que han aportado cosas extraordinarias. Por ejemplo un arquitecto como Koolhaas es evidentemente mediático, pero es uno de los grandes de nuestro tiempo. Pero no por la revolución estilística, sino porque plantea investigaciones serias de programas, de usos en materiales, tipológicos, de relación con la ciudad.

P.- ¿Qué impresión le ha dejado la arquitectura de la Expo?

R.- Hay distintas maneras de ver la Expo. Está la Expo en el tiempo, es decir, la operación estructural, la creación de infraestructuras o la aportación de espacios públicos. Creo que la nota es de sobresaliente. Como consecuencia, hay una fácil adaptación a la post-Expo. Luego hay un segundo aspecto que es la arquitectura y la recuperación de la ribera del río. También se ha hecho muy bien. El centro de prensa, la Torre del Agua, el Palacio de Congresos o el hotel son buenos edificios. El pabellón de Zaha es lo mejor que nunca ha hecho ella. Como no me gusta mucho lo de Zaha, lo digo así. Luego hay un tercer nivel, que es el que yo critico, pero es lo menos importante porque va a desaparecer. Esa recuperación de infraestructuras y ese ramillete de edificios aparecen enmascarados por una colección de cacharretes que para mí hay en exceso. Pero entiendo que forman parte de la componente lúdica de una Expo.

P.- En el recinto hay muchos elementos de estilos diversos. ¿No se pisan unos edificios a otros?

R.- Yo creo que cuando se le quiten los aditamentos intermedios se verá mucho más limpio. Es verdad, y yo lo critico alguna vez, que el puente de Arenas y el no se sabe qué de Zaha, porque no se sabe si es puente o pabellón, compiten demasiado, porque están muy cerca. Pero eso no es tan grave.

P.- El Pabellón de España trasmite una sensación de serenidad.

R.- Yo pienso en la Expo, con cacharros, con 40 grados, el niño y tal… ¿Cómo me diferencio? Pues no gritando como el que más. Sería un grito entre tantos gritos. Te diferencias a partir del silencio, de la serenidad. Si hubiera querido pasar desapercibido, hubiera gritado. El Pabellón de España quiere ser un silencio en medio de tanto grito. Mi arquitectura es justo lo contrario de lo que yo soy.

P.- Es un edificio muy alabado.

R.- Quería un edificio que representara a mi país con poder, que fuera importante por encima del espectáculo, buscaba una significación que tiene que ver con la permanencia en el tiempo y una serie de actitudes ideológicas. He hecho teatro clásico, no espectáculo de varietés. Es un edificio que sobre todo está estudiado. La pregunta es: ¿está igualmente estudiado el puente de Zaha Hadid o es un dibujo convertido en arquitectura? ¿Hay una búsqueda de un estilo porque sí para identificarse con un producto consumible en el mercado o hay realmente una voluntad de hacer una arquitectura con ideología?

P.- Parece que no le gusta mucho el puente de Zaha Hadid.

R.- El puente de Zaha Hadid es lo que más me gusta de todo lo que ha hecho. Podríamos hablar de otros arquitectos. No hable del puente de Zaha Hadid, hable de Calatrava, por ejemplo, de lo de las Ciencias y las Artes en Valencia. Yo siempre digo lo mismo: bajarse los pantalones y que se rían es facilísimo. Pero qué haces después de bajarte los pantalones para que se sigan riendo. Lo difícil es que se rían en un discurso hablado.

P.- ¿No se está tardando en definir los usos del Pabellón de España?

R.- Me estoy poniendo ya nervioso. Siguen diciendo lo mismo que hace un año o año y medio. Que tiene muchas novias. Y yo siempre digo que el que tiene muchas novias al final se queda soltero.

P.- Participa en el concurso para diseñar el campo de fútbol. ¿Qué posibilidades le ofrece el proyecto para desarrollar esa filosofía?

R.- La búsqueda de la inteligencia lógica, de la sensibilidad en la relación con el entorno, de resolver de una manera atractiva el programa tiene las mismas posibilidades que en cualquier otro edificio. Un campo viene bastante dado. Podrá ser circular, rectangular… El compromiso con el medio y los recursos económicos tienen que ver más con los materiales. Dicho esto, tiene las mismas posibilidades para asumir la arquitectura de la que estamos hablando.

P.- ¿Qué le parece la ubicación?

R.- Un campo de fútbol de 50.000 espectadores no puede estar en el centro. Sin embargo no se ha ubicado en una lejana periferia. Por otra parte, va a estar bien comunicado. Una de las cosas buenas es que alrededor va a haber edificación y esto produce una mezcla de usos, le dota de un sentido ciudadano y por lo tanto más cívico. El sitio es bastante razonable.

Ref.
Francisco Mangado [www.fmangado.com]

Fuente: Centro de Enlace AE, BCN

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