Tronador, residencias contemporáneas

Las opciones analizadas en conjunto con el desarrollador fueron muy variadas, pasando desde la demolición total hasta una remodelación parcial… el resultado final fue una situación intermedia.

El estudio sostuvo desde el principio la idea, que resultó ser la finalmente construida, de mantener los edificios más nobles, los cuales, casualmente, se situaban en el perímetro donde se desarrollarían las viviendas.

Esta idea resultó ser mucho más interesante que la opción de demoler y construir 4 torres de planta baja libre, las cuales no hubieran permitido conformar una fachada para el espacio urbano, ni crear un espacio interior para el conjunto… en síntesis, habrían sido edificios puntuales en un vacío continuo sin la capacidad de armar ciudad.

De esta manera, el edificio construido en esta manzana y media, logró conformar un espacio interior diseñado -no como un remanente sino como parte del conjunto- con la categoría de edificio paisaje, consolidando los perímetros municipales y el barrio como si siempre hubiera estado allí.

Los espacios de uso común se disponen en la expansión central subordinados al paisaje creado en el interior. En él, el bar-restaurante y el micro-cine conforman una losa inclinada que parte desde el suelo -como desprendiéndose del mismo- logrando, con la diferencia de medio nivel, que éstos no sean un volumen en un patio, sino un accidente geográfico que participa del paisaje como un elemento casi natural.

Este espacio se manifiesta en dos diferentes escalas: la plaza del conjunto, un espacio abierto de 8000 m2, y el edificio de 1000 m2 que desaparece al caminar por el lugar, pero que se hace presente cuando se baja hacia él.