La Cabina de Cristal

Buscamos diferentes calidades, materiales y lugares en el antiguo edificio, lo hicimos accesible y visible. Detrás de la cabaña, donde solía estar el anexo, agregamos una masa de vidrio que extiende el espacio habitable del piso inferior.

A la luz del sol brilla como una canica. Desde el frente, una cabina discreta, una de las últimas antes de llegar a Jizerka. Pero el otro lado del edificio revela que algo extraordinario ha ocurrido aquí. Detrás de la cortina de la cabaña original, ha surgido una extensión de vidrio brillante y la casa está lista para el próximo acto de su obra.

La cabaña ha estado aquí, en un prado en las montañas Jizera, durante más de cien años. El mundo que lo rodea ha cambiado desde que se construyó con la madera y el granito de los bosques circundantes. Dos guerras mundiales habían barrido Europa, la República Checa durante el oscuro período del comunismo y los frenéticos años posteriores a la revolución. La humanidad había logrado aterrizar en la luna, que hoy sigue brillando sobre el prado detrás de la cabaña como si nada hubiera pasado. Incluso los hongos en el bosque detrás de la casa siguen creciendo y los pájaros cantan como locos por las mañanas. El mundo se ha vuelto más rápido y más conectado, pero algunas cosas siguen igual.

Las mañanas aquí son hermosas. Las gotas de rocío brillan sobre las telarañas en el claro fuera de las ventanas, y el suelo frío de la cocina da la bienvenida a los pájaros madrugadores en la sala de estar. La madera se agrieta en el fuego, el té se prepara en la estufa. Restauramos la casa con el futuro en mente, pero al mismo tiempo, no teníamos ganas de dejar ir todos los aspectos maravillosos, salvajes y difíciles de manejar de su pasado. Era fundamental que no despojáramos a la cabaña de su alma intangible, la fragancia de la madera y el frío absoluto de los bloques de granito. Guardamos lo que pudimos. Lo que quedaba, lo hemos complementado con una nueva calidad que no busca competir con el pasado.

El horno y la estufa en la sala de estar se convirtieron en el corazón del diseño de la cabaña. Caminar alrededor de la chimenea es como hacer girar una máquina del tiempo entre el pasado y el futuro. Se necesita un segundo para pasar por un siglo. Atravieso la vieja sala de estar, me deslizo por las escaleras hasta el primer piso, azoto la puerta y estoy en el espacio habitable que se construyó en el lugar del cobertizo original. Es un espectáculo. Una estructura transparente y liviana llena de paneles de vidrio define una espaciosa sala de estar ligeramente hundida que combina una cocina moderna y mucho espacio libre. El diseño bastante inusual cautiva con una multitud de vibraciones y atmósferas. El techo revestido de latón brillante refleja cada cambio en el ambiente exterior. Desde la cocina, subo unos pocos escalones más y estoy de vuelta en esa vieja cabaña familiar de Jizera.

El área de la planta baja ha sido equipada con los elementos esenciales que forman parte de cualquier cabina. El baño de piedra construido entre las paredes originales es una máquina de limpieza. El agua de las duchas golpea los islotes de hormigón y se desvanece debajo de la rejilla perforada del suelo. El vapor blanco se condensa en las piedras, sobre las cuales alguna vez pudieron fluir las aguas de manantial del cercano río Jizera.

Desde el pasillo de entrada subimos a la primera planta por unas sutiles escaleras de acero pasando por un lucernario circular que ilumina todo el espacio. Las vigas viejas huelen a historia y arriba está el techo de paja original, que logramos conservar. Ofrece un vistazo de cómo se veía la casa antes de que nos hicieramos cargo. Donde no se pudieron recuperar las tablas del piso original, ahora hay un piso de vidrio. Los elementos vidriados que reemplazan la madera deteriorada vinculan el espacio interior en un conjunto sorprendente y brindan vistas inesperadas a través de la casa. El piso superior está dedicado al sueño. Cuatro habitaciones ofrecen a los dormilones una amplia gama de experiencias. El dormitorio principal con paredes de cristal es un encanto. Por la noche, en las horas en que la casa se queda en silencio y te sumerges en un sueño, se convierte en el puente del capitán. La claraboya redonda brilla como la luna sobre el mar, y los marineros en la cama tienen al alcance de la mano todo el océano del interior.

El gran dormitorio de los niños también es una sala de juegos, donde todas las actividades de los niños se pueden mover, en caso de que el clima exterior se ponga malo. Si hay algún lugar para las travesuras, es aquí. Para los otros dos dormitorios, se han reinventado las habitaciones clásicas de la cabaña de montaña. Son el tipo de lugares donde el sol te hace cosquillas por la mañana y dices: «¡Dios, qué bien se duerme aquí!».

Amueblamos el interior de una manera sutil. Concluye la filosofía general de nuestro enfoque de la renovación. No queríamos colocar a la fuerza piezas de diseño global en la casa. La mayor parte del nuevo equipamiento consiste en muebles y accesorios originales que diseñamos nosotros mismos. Reflejan la calidad del trabajo manual de los artesanos de las montañas Jizera que aún viven y trabajan aquí. Las nuevas piezas se complementan con muebles antiguos cuidadosamente seleccionados por los propios clientes.

Se agregó una sauna casi invisible no muy lejos de la cabaña. Está esperando pacientemente para calmar los cuerpos cansados de un día de esquí de fondo. Una discreta belleza de hormigón incrustada en el suelo se asoma al claro detrás de la casa. ¡Se permite zambullirse en la nieve!

Leé la nota original en inglés > https://arqa.com/en/architecture/the-glass-cabin.html