7.10.2014

(re) URBANIZANDO

Bases Proyectuales para una Urbanización Inclusiva.

Todo proyecto que intente transformar las condiciones socio-espaciales del contexto puede y debe entenderse como un proyecto urbano. Esto implica el manejo y ponderación consciente de sus distintas escalas de influencia. Hace ya demasiados años que la profesión viene hablando del “derecho a la ciudad”. Es hora de pasar de las consignas a las acciones, asumiendo las categorías y productos de lo urbano en su total complejidad y sinergia. Debemos, si es que pretendemos realmente reconstruir la capacidad política técnica del Estado, cualificar sus acciones sumando nuevas formas al número.” (Fernández Castro, 2012)

El proceso proyectual aquí presentado, lo realizamos entendiendo que la producción participativa de proyectos urbanos de re-urbanización de villas es una tarea que puede fortalecer las organizaciones sociales en el proceso de creación, y al mismo tiempo potenciar las políticas públicas en caso de ser asumidas desde el Estado. Esta situación vuelve más productivo nuestro aporte profesional que se involucra en la propuesta de transformación sectores urbanos densamente poblados, en un contexto de sostenida desigualdad social y de necesidad habitacional cualitativa y cuantitativamente significativa.

El proyecto inclusivo resulta, al mismo tiempo, medio y fin para la contribución a la construcción de un proyecto social en el sentido de la superación de las contradicciones a favor de los sectores vulnerados. Aportar una herramienta de discusión y organización que promueva el vínculo de pares, contribuya a fortalecer procesos de participación y construcción de poder, proponga relaciones espaciales transformadoras, programas sociales valiosos, y productos arquitectónicos abiertos a nuevas transformaciones, son en igual medida objetivos del proyecto urbano inclusivo.

La visión sistemática de la propuesta incorpora e integra diversos subsistemas; de estrategias de integración urbana; de metodologías de participación y vínculos sociales; de articulación con políticas publicas; de mejoramiento de las viviendas existentes; de producción de viviendas nuevas. Este último es el que profundizamos en esta presentación.

Contexto
La bases proyectuales para la (re) urbanización inclusiva, presentadas desde una perspectiva proyectual en el presente concurso, se enmarca en un conjunto de estrategias de integración socio-urbana de villas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y con el horizonte puesto en realizar una contribución al diseño de las políticas urbano habitacionales. En primera instancia nos referiremos a la dimensión socio-productiva de la ciudad, en segundo a las condicionantes físico-espaciales, para finalmente dar cuenta de las estrategias adoptadas por los proyectistas en base a procesos participativos y la experiencia en el campo del hábitat popular. Desde el punto de vista de la conformación urbana, la relación entre espacio urbano y estructura socio-productiva está vinculada a un escenario determinado por el sistema productivo y la economía global (Harvey, 2008). Por una parte, en relación al sistema productivo, la ciudad es un motor protagónico en la reproducción del sistema capitalista y esta reproducción genera en su desarrollo las inequidades, desigualdades y exclusiones que condicionan los modos de habitar estos espacios. Esas exclusiones y desigualdades son las que se intentan revertir a través de los proyectos de reurbanización de villas y asentamientos. En términos físico-urbanos, estas villas se ubican en sectores intersticiales, asociados a áreas en desuso o subutilizadas, en áreas centrales de la Ciudad de Buenos Aires. En relación al contexto urbano se trata de fragmentos, desconectados físicamente del tejido y la trama formal, funcionando como barrera urbana, limitando continuidades en los flujos y contribuyendo a la degradación tanto de la villa como de los sectores urbanos lindantes. Al interior de las villas, se trata de estructuras abiertas, con límites indefinidos, que se inician en la ocupación, desde un proceso social que requiere de cierta organización colectiva. Las villas crecen por agregación bajo lógicas individuales, mediadas por relaciones de solidaridad y disputa; en las que las definiciones de cada unidad tienden al completamiento y yuxtaposición de soluciones siempre parciales a escala de las viviendas que redefinen en este complejo proceso las características del espacio público.

Lineamientos
1. Intervenir priorizando los espacios de uso colectivo y público
2. Valorar la producción social del hábitat, en la medida de que sus condiciones de habitabilidad sean saludables.
3. Favorecer la inclusión urbana y el acceso a los bienes y servicios de la ciudad.
4. Asegurar la articulación del barrio con la ciudad y la accesibilidad la interior del barrio.
5. Incorporar nuevas actividades y revalorizar existentes según programa social.
6. Cualificar los espacios de referencia barrial y generar nuevos espacios de referencia barrial y urbana.
7. Mejorar las condiciones del hábitat y las viviendas preexistentes. 8. Producir nuevas vivienda de densidad alta, media y baja, incorporando las necesidades de los distintos grupos familiares.

Investigación
Preguntarnos e indagar en la tarea del proyectista no puede desentenderse de una referencia al espacio en el que se encuentra inmerso. Observar el contexto imperante alrededor de su trabajo, nos permitirá entender con mayor nitidez las causas de su accionar. El proyectista trabaja en un espacio urbano determinado que, al mismo tiempo, representa y constituye la expresión de la estructura socio-económica de un lugar. (Castells, 1976; Harvey, 1977; Topalov, 1979). El déficit de vivienda, según datos del INDEC es del 25.4% de los hogares de argentina (3.095.312 hogares). Por otra parte, en términos de producción y distribución, sobre 13,8 millones de viviendas, 2,5 millones se encuentran deshabitadas. La relación entre viviendas deshabitadas y hogares deficitarios, da cuenta, simplificando una realidad compleja, de un déficit en términos de distribución más que de producción de viviendas.

Las posibilidades de acción de arquitectos y urbanistas, en relación a la población en situación de déficit habitacional es clara: accionar allí donde el déficit se revela en carencia de viviendas y acceso al hábitat. Concebimos al Estado como un actor responsable de gestionar y favorecer los procesos que tiendan a resolver las demandas presentes en la sociedad, entendiendo las políticas públicas como el conjunto de acciones y omisiones que exteriorizan una determinada toma de posición por parte del Estado respecto a una cuestión socialmente problematizada (Oszlak y O´ Donnell, 1976). Según divulgan datos oficiales, se han construido más de 900 mil soluciones habitacionales en el período 2003-2012, lo que supera lo actuado por el Estado en los treinta años anteriores. Sin embargo, nos encontramos ante una situación de políticas públicas que por un lado resultan ineficientes en su cualidad e insuficientes en su cantidad, pero que sin embargo, dan lugar a innovaciones en forma de programas que incorporan la Producción Social del Hábitat como problemática en la cual intervenir, y en la que el aporte de los profesionales resulta valioso.

El aporte proyectual a la inclusión urbana de villas y asentamientos resulta decisivo para perfeccionar el diseño de las políticas publicas necesarias para el mejoramiento barrial de los fragmentos de ciudad donde se localizan las villas, su integración participativa lo hace coherente, fomentando la apropiación colectiva -a partir de los mecanismo de decisión comunitaria- la valoración social y la practica democrática. El ordenamiento territorial, como forma de pensar la intervención estatal en la conformación de la ciudad, es un escenario más de las disputas estructurales de intereses económicos, políticos, productivos y sociales. Autores como David Harvey encuentran en la ciudad el espacio protagónico de la reproducción del capitalismo y en las luchas protagonizadas por las organizaciones sociales urbanas, por lo tanto, el motor de la liberación. Sin entrar en este aspecto ideológico y político del debate, es necesario observar el compromiso político y el alto significado que adquieren en este contexto los proyectos de re urbanización que acompañan los reclamos de las luchas de los pobladores de las villas por su radicación en estos espacios ocupados.

Materia
Se plantea un sistema de producción híbrido, que incorpore los saberes y modos de organización de la Producción Social del Hábitat, caracterizado por sistemas tradicionales y de mano de obra intensiva y sistemas de producción masiva, industrializados. Se asocia, también, un sistema de seguimiento atención técnico-social antes, durante y después de la obra, que permita articular en el territorio la diversidad de acciones. De los primeros se destaca un modo de producción basado en relaciones de solidaridad entre las familias, asociadas para la producción de viviendas, que en caso de la producción de villas se realiza en jornadas extra laborales, sumando al esfuerzo del trabajador realizada en la jornada diaria, horas de trabajo para la producción de su propia vivienda. Se plantea la posibilidad de transformar este último punto mediante conformación de empresas de economía social y cooperativa que asuman la tarea. Las tareas abordadas son de escala doméstica, y permite niveles de adaptación a las necesidades particulares de las familias. El segundo de los sistemas de producción, tiene por característica la producción masiva, industrializada. Esto permite mayor relación costo-eficiencia, y abordan las tareas estructurales. Sin embargo, se propone la incorporación de mano de obra local a este sistema. La atención profesional, incorpora la detección de la necesidad de escala individual y colectiva, articulando la producción de las obras con la realidad de las familias, y posteriormente a la obra facilita la apropiación y futuras modificaciones de lo construido.

Sistema
La ciudad se mueve, muta y define a partir de las relaciones sociales, productivas y económicas generadas por la población. En los barrios de sectores populares, estos cambios implican características particulares: conformación de grupos familiares tradicionales, ampliados, dinámicos y con integrantes pasajeros, trabajo relacionado a la vivienda, capacidad limitada de adquirir espacios habitables/saludables y la imposibilidad de mantenerlo en el tiempo. Entendemos que los nuevos proyectos deben absorber estas particularidades. La propuesta contempla la generación de tipología/s de alta densidad (7 niveles como máximo) y media (4 niveles como máximo) que incorporan como conceptos comunes la progresividad, adaptabilidad a los diversos núcleos familiares, la incorporación de espacios para el trabajo, y la re significación de la relación entre lo individual y lo colectivo. En el caso de las viviendas de alta densidad, la estrategia utilizada define usos colectivos de espacios domésticos para el caso de familias ensambladas. Los espacios comunes privados permiten integrar familias en las actividades de cocinar, comer, estudiar, trabajar y recrearse.

De este modo se propone un espacio de intersección entre unidades domésticas, dado por la cocina, la cual es compartida por núcleos familiares afines (parejas jóvenes, hermanos, etc.), mientras permite la independencia de espacios vinculados a actividades privadas En el caso de las viviendas de media densidad, se propone la modulación del sistema de modo que bajo una misma estructura puedan ser adaptadas permitiendo combinaciones e integraciones de módulos de acuerdo a las necesidades y composiciones familiares. En ambos casos, se propone una tipología cáscara, en la que el perímetro de la vivienda permanece fijo, y se permiten grados de libertad en las modificaciones internas. Esto permite resaltar la identidad de conjunto, y producir aquellos aspectos constructivos más complejos en el inicio del proceso. Posteriormente las familias pueden redefinir cerramientos internos según las variaciones en las necesidades. La relación entre el habitar y el producir se resuelve en dos escalas. Una al interior de la vivienda, que permite producciones atomizadas, particulares, compatibles con la actividad doméstica. Mientras que se proponen otras instancias de escala colectiva para producciones y comercialización asociativa, ligadas a espacios comunes. El sistema de viviendas nuevas, en el marco del programa de la re urbanización de villas, incorpora modos de habitar pre-existentes desde una mirada crítica, valorando aquellas prácticas sociales valiosas, que surgen de relaciones de colaboración, potenciadas mediante la recualificación de relaciones espaciales y funcionales.

Vínculos
Toda construcción nace por una necesidad social, la cual trae aparejada una manera conveniente de actuar (Bidinost, 2001) y otorga un valor de uso a lo producido. Conocer e interpretar esa necesidad son tareas del proceso proyectual, en el cual es determinante la participación de la población en el camino de discernir de manera crítica el origen de las necesidades, los condicionantes de su satisfacción y el valor social de las prácticas (Freire, 1977; Pelli, 2007). El Programa Social, es la determinación de las actividades que son necesarias realizar y el modo en que deben realizarse. Implican una definición ideológica en tanto se refiere a formas de actuar y relacionarse a ser estimuladas desde el espacio a proyectar, y que podrán o no contribuir al ejercicio de la libertad del hombre (Bidinost, 2001).El Programa Social constituye una base de acuerdo sobre la cual continuar avanzando en el proceso, posible de ser reelaborado, ampliado y modificado durante cualquiera de sus etapas. Destacamos entonces tres aspectos incorporados al proceso proyectual a partir de la reflexión sobre el Programa Social: – Vínculos de escala barrial. Como estrategia proyectual, nos propusimos incorporar estas cuestiones, conceptualizarlas desde una mirada crítica que nos permita potenciar sus aspectos positivos, esto es, estimular la solidaridad por sobre el conflicto en los espacios de uso comunitario, favoreciendo la realización de actividades complementarias y relocalizando las incompatibles, y potenciar la identidad barrial revalorizando el patrimonio social. – Vínculos de escala doméstica.

Progresividad y Diversidad
Se trata de la materialización de la idea de proceso en el proyecto, y en el caso de la Producción Social del Hábitat implica conocer técnicas y estrategias utilizadas hasta el momento, pero al mismo tiempo implica proponer modos de producción que contribuyan a prácticas y espacios saludables.

Mixtura programática
Ya hemos mencionado la superposición de funciones en el espacio como una estrategia de satisfacción de necesidades en espacios insuficientes. Si consideramos que el 72,3% de las familias sólo cuentan con un cuarto para dormir y el 35% de los hogares están compuestos por cinco personas o más, esto resulta en condiciones de vida que no contribuyen a una vida sana. Los espacios de producción vinculados a la vivienda resultan de estrategias para el mejoramiento del salario, o como único medio de subsistencia, en general en un marco de informalidad que atenta contra la calidad de vida de las familias involucradas.

Participación
La producción del Programa Social, en el caso de la re urbanización de villas se trata de una tarea colectiva que adquiere algunas particularidades. Dado que intervenimos sobre un espacio construido en el que se desarrollan actividades de un modo habitual o posible, íntimamente ligado a la carencia de espacios cuantitativa o cualitativamente adecuados, es necesaria la mirada crítica de manera de distinguir aquellas actividades (qué hacer) y modos de habitar (cómo hacer) valorados de aquellos que revelan situaciones conflictivas o insalubres… La actividad de trabajo, por ejemplo, se da de modo insalubre, en yuxtaposición con otras actividades (juego, comer) y restringido.

Esta obra fue distinguida en la sección temática «Sustentabilidad física y social» BIA-AR

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