Museo Provincial de Arte Contemporáneo -MPAC- Mar del Plata, Mención Honorífica

Una característica sobresaliente de la ciudad, es su increíble paseo costero, valioso por su belleza y por sus usos, por ese recorrido urbano constante sobre el encuentro de la trama urbana con el océano. Este recorrido siempre esta acompañado de la visión del mar, una referencia permanente en el horizonte.
El museo intenta hacerse fuerte en esa horizontalidad, estratificándose en un gran basamento o podio que por topografía y materialidad, resuelve la necesidad de vincularse e integrarse naturalmente con el paseo costero,»salteando» la avenida de transito rápido.
Se genera entonces una «segunda rambla» elevada que dialoga con este paseo.
Sobre ese podio asoma «la caja de arte», que en un único gesto, volando por sobre el podio y apuntando hacia la ciudad, genera en forma natural el acceso, cediendo la esquina hacia el espacio urbano, e integrando el conjunto con las plazoletas previas.

El arte contemporáneo
El arte contemporáneo no puede ni debe encasillarse en formatos específicos.
Uno de los conceptos asociados a esto es el de la flexibilidad, la adaptación, la mixtura y la customizacion del espacio. El proyecto, entonces, propone un gran espacio customizable, intentando manejar el concepto del no encasillamiento y el no limite del arte contemporáneo, transformándose en un soporte y un emisor de éste hacia la ciudad.

La propuesta
A partir de lo que plantea el entorno y el concepto acerca del arte contemporáneo, el proyecto adopta como elemento fundacional la doble contemplación de arte y naturaleza.
Para cumplir con este objetivo se propone una composición muy sintética y contundente conformada por pocos elementos claramente identificables.

El muro perimetral
Se establece un muro perimetral que consolida la trama urbana característica de la ciudad.
El material de este muro remite al imaginario colectivo de la ciudad y sus habitantes. La piedra local, que forma parte del paisaje cotidiano de la ciudad, la escollera, la playa, los parques, se hace presente como zócalo que soporta y contiene las actividades que desarrolla el museo.

El patio de acceso
El recorrido comienza por la explanada de acceso que se constituye como una continuidad de las plazoletas ubicadas frente al predio.
Marcando el acceso se produce el único «gesto» de la composición materializado en el vuelo del volumen de las salas por sobre el muro de piedras y generando una gran abertura que se contrapone con el carácter cerrado y contundente del resto.
Recorriendo ese voladizo semicubierto se va dando naturalmente el acceso a un patio de esculturas como instancia previa de ingreso al hall.
Este patio tamiza la transición interior – exterior y genera un resguardo respecto al clima ventoso de la zona haciendo mas confortable la situación tanto de ingreso al edificio como de espera o reunión previos o posteriores a los diferentes eventos sociales a desarrollar.
Este patio, a su vez, se va escalonando hacia arriba en forma natural y se transforma en terraza invitando a subir a contemplar el océano.

La terraza
En este plano se desarrolla una terraza – mirador que dialoga con la caja de arte y con el paseo costanero (doble contemplación arte – naturaleza) evitando el contacto peatonal con el nivel de la calle y el transito.
Debajo de esta se ubican las funciones con usos específicos tales como el auditorio, la biblioteca, la tienda y la administración, configurando un bloque longitudinal paralelo al de las salas que refuerza la presencia de volúmenes alineados en forma paralela al mar.

La caja contenedora de arte
El proyecto propone un volumen puro, donde se insertan las salas de exhibición, mirando al mar por sobre el muro de piedra. Esta caja viene a ser el corazón del proyecto dado que es la contenedora de las manifestaciones artísticas. Para eso se la doto de una planta libre de 1600 m2 con la posibilidad de desarrollar en ese espacio todos los aspectos de flexibilidad que requiere el arte contemporáneo.
De todas maneras este mismo espacio puede dividirse, según el caso, de la manera propuesta en las bases, es decir, dos salas de exhibición y una de audiovisuales.
Por debajo de esta caja, se ubican todo los programas relacionados con el funcionamiento interno del museo, como el Área de reserva y conservación, la zona de mantenimiento, seguridad, depósito, etc.

El faro
Estos dos elementos, la caja y la tira se vinculan a través de un volumen vidriado que contiene el hall, las circulaciones verticales y la cafetería. Este volumen vincula todas las funciones, transformándose en el gran hall del museo y sobresale por sobre la terraza dando cara al mar y a la ciudad, dotando al museo de un elemento singular que puede distinguirse de día y sobre todo de noche desde grandes distancias.
La combinación de estos elementos abarca y toma en cuenta varios aspectos, la situación de implantación en una trama urbana de borde al mar, el hacerse parte de un recorrido costero que potencia la ciudad, el clima, las funciones y necesidades tanto de las manifestaciones artísticas como de los visitantes y tanto para actividades interiores como exteriores logrando conjugarlas bajo esta idea de contemplación arte – naturaleza que articula todo el proyecto.
El proyecto para el MPAC se constituye como una oportunidad única para continuar la relación de la trama con el mar encadenándolo al recorrido costero que contiene hoy áreas públicas y una serie de espacios e iconos representativos de la ciudad. Comenzando en el Sur con el faro de Punta Mogotes y siguiendo con los iconos del área central, el MPAC podría transformarse en un «faro norte». Un nuevo faro emitiendo arte y cultura a la ciudad. Un nuevo icono lo suficientemente contemporáneo y a la vez cotidiano a la escala de la ciudad y sus habitantes.

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