30.7.2010

Museo Aduana de Taylor

El proyecto de restauración, consolidación y nueva intervención de la Aduana de Taylor plantea la recuperación del sitio y su transformación en un ámbito museológico contemporáneo destinado, entre otros fines, a albergar la pintura mural “Ejercicio plástico”, realizada en Argentina en 1933 por el mexicano David Alfaro Siqueiros.

Con la colaboración de los artistas plásticos argentinos Lino Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino y Antonio Berni y el escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro. La intervención tiene por escenario un sector de la Casa de Gobierno Nacional, donde actualmente funciona el Museo de la Casa Rosada, las galerías abovedadas de lo que fuera el “Almacén de la Real Hacienda” y el Patio de Maniobras y restos arqueológicos de la “Aduana Nueva” -como fue conocida en principio la luego llamada Aduana de Taylor- demolida y enterrados sus restos a partir de 1887, como consecuencia de la mencionada construcción de Puerto Madero.

Dada la significación histórica y el emergente valor patrimonial de la obra, comprendida en uno de los sitios con mayor densidad histórica de nuestro país, resulta necesario señalar los principios teóricos que orientan la intervención propuesta. El objetivo central de los trabajos es la recuperación material y simbólica del conjunto edilicio a partir de consolidar, conservar y restaurar cada uno de sus componentes originales, en consonancia con los documentos, recomendaciones y cartas internacionales consagrados a la salvaguarda del patrimonio construido. El proyecto contempla, en este sentido, el criterio de mínima intervención, a saber, la adecuación de la obra a condiciones técnicas y funcionales contemporáneas a partir de intervenciones consideradas indispensables, pero que afectan en grado mínimo su materialidad y no alteran sus atributos estéticos, en tanto producto del decurso histórico. Asimismo, el desarrollo de las obras en etapas garantiza la continuación de las excavaciones, a fin de incorporar definitivamente al ámbito museológico los componentes arqueológicos que puedan resultar de los trabajos de exhumación.

Dadas las características del sitio y en virtud de los requerimientos programáticos específicos, la intervención consta de fases claramente diferenciadas, a saber:

A. La transformación del antiguo patio de maniobras de la Aduana de Taylor (hasta el presente a la intemperie) en un ámbito de exposición principalmente destinado a la instalación del mencionado mural de Siqueiros, la consolidación de los restos arqueológicos (pilares truncos) de la Aduana, la restauración de las galerías abovedadas y una serie de obras complementarias destinadas a resolver la accesibilidad desde el nivel de la vereda pública, la conectividad e interfases del nuevo ámbito museológico con las actuales instalaciones del Museo de la Casa Rosada –al cual se integra– y la disposición de distintos equipos técnicos.

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B. Conjuntamente a las obras indicadas, se desarrollarán en el sitio trabajos arqueológicos orientados a verificar distintas hipótesis respecto a la continuidad de los muros del edificio de la Aduana y a registrar y salvaguardar otros posibles hallazgos de valor histórico-cultural.

C. La ampliación de la superficie de apoyo (técnico y administrativo) del ámbito museológico, a expensas del terraplenamiento del sector aledaño a los pilares truncos, cuya modulación y dimensiones serán establecidas como base de la nueva intervención en ese sector.

Como se desprende de lo ya explicado, este proyecto se desarrolla en un área de gran importancia histórico-arqueológica, que cuenta con varias declaratorias: Monumento Histórico Nacional (Casa de Gobierno, Decreto 120.412/1942), Lugar Histórico (Plaza de Mayo, Decreto 122.096/1942) y alojará a un Bien de interés histórico-artístico nacional. Asimismo, los trabajos de restauración y conservación tienen por objeto:

• Consolidar pilares, arcos y bóvedas de mampostería de ladrillos comunes que se encuentran en riesgo estructural, restableciendo su continuidad material alterada por la erosión de sus componentes, por acción de la humedad como factor principal y por disgregación, en virtud de su ulterior secado.

• Revertir su estado de humidificación actual, llevándolo a parámetros compatibles con las condiciones ambientales que debe presentar el edificio, para poner fin a los procesos de degradación físico química activos en la actualidad.

• Recuperar la superficie de la mampostería a partir de su limpieza –una vez deshumidificada– liberándola de eflorescencias y suciedad, con métodos e intensidad compatibles con la fragilidad de cada componente.

Nueva intervención
La premisa del proyecto integral de intervención es responder, entonces, a la necesidad de detener el proceso de deterioro del sitio arqueológico, provocado por la exposición a la intemperie tras ser desenterrado; revertir las adversas condiciones que afectan a las galerías abovedadas y crear un ámbito museológico contemporáneo que brinde condiciones de seguridad, habitabilidad y confort acordes al desarrollo tecnológico actual. Al mismo tiempo se conservan las cualidades morfológicas, tipológicas, espaciales, lingüísticas y técnicas propias de la obra, tal como ha llegado a nuestros días. En este sentido, la cubierta vidriada propuesta tiende a conciliar la necesidad de “cubrir y proteger” el sitio arqueológico como tal, con la de conservar la luminosidad propia de un predio a cielo abierto -tal la idea de patio- y con la de crear condiciones adecuadas para la exposición de otros bienes culturales. La nueva sala resultante de la intervención, incorpora con el espacio del Patio de Maniobras una superficie de aproximadamente 1.800 m2 cubiertos. Un suave pliegue de la cubierta vidriada permite resolver el acceso público a través de un hall ubicado en el extremo lindante con la avenida Hipólito Yrigoyen, estableciendo una particular continuidad con la ciudad. Las escaleras de emergencia, más allá de su función específica, ofrecen otra alternativa de conexión de los distintos niveles. Las galerías abovedadas subterráneas, en cuya cabecera sur se encuentran los restos del antiguo “Castillo de San Miguel”, están conformadas por la sucesión de 18 bóvedas de ladrillo -de una altura de 4,80 m- que cubren una superficie de poco más de 1.000 m2. En este sector se desarrollarán exposiciones permanentes y otras actividades paralelas, como las articuladas por recorridos con apoyo audiovisual. La singular espacialidad de este ámbito deriva sin duda de la expresión del ladrillo y de la geometría de arcos y bóvedas, por lo que las instalaciones termomecánicas, eléctricas y de incendio se resuelven bajo piso, generando el mínimo impacto visual dentro del recinto. La vinculación espacial entre este sector y los restos de la Aduana de Taylor se realiza a través de la liberación de una serie de arcos, anteriormente cegados con muros de mampostería. Por su parte, la conexión con la Casa de Gobierno se produce en ambos extremos; al norte con el acceso de Paseo Colón 5 y al sur con el actual Museo de la Casa Rosada. En este sector, que cuenta con Áreas administrativas, Dirección, Asociación de amigos, Relaciones Públicas, Prensa y Difusión y Curaduría e Investigación, se realizarán asimismo trabajos de conservación y restauro.

El proyecto del Nuevo Museo de la Casa de Gobierno integra las preexistencias a los espacios generados en función, tanto del uso cultural específico como de los complementarios; tanto técnicos como administrativos. Mas allá de la incorporación de las preexistencias, se prioriza la continuidad de visuales desde y hacia la Casa de Gobierno y la optimización de las condiciones de accesibilidad y seguridad en el área. Estas condiciones adquieren especial significación dado que el Museo recibe en la actualidad un promedio de 300 personas por día, entre visitantes individuales, grupos de turistas y de estudiantes, estimándose que este número se incrementará sensiblemente a partir de las obras previstas y de la incorporación de “Ejercicio Plástico”. Como se dijo, el mural de Siqueiros se dispondrá en el Patio de Maniobras, junto a exposiciones temporarias, mientras que se desarrollarán otras actividades en el marco institucional del Museo y de la propia Casa de Gobierno. La flexibilidad que requieren las muestras en su conjunto se resuelve mediante un sistema de paneles móviles y vitrinas que permiten una exposición simultánea. El Museo Aduana de Taylor se integra con el área del Parque y Centro Cultural del Bicentenario, revirtiendo su actual situación de corredor vial en auténtico corredor cívico-cultural. Este parque lineal ubicado entre el centro histórico y el nuevo barrio de Puerto Madero tenderá a revalorizar una de las áreas más emblemáticas del país, legítima heredera de la historia plural de la Nación.

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