Memorial homenaje a las víctimas de Cromañón

El 28 de diciembre último se conoció el fallo del concurso nacional de anteproyectos para la plaza y museo en homenaje a las víctimas de Cromañón. El jurado fue conformado por el Arq. Pablo Beitía, en representación de los participantes; Arq. Juan Manuel Borthagaray, en representación de la SCA; Arq. Laura Nasi, en representación del ONABE; Arq. Enrique García Espil, en representación de FADEA y el Arq. Raul Morales, en representación de los padres de las víctimas. Fueron asesores del concurso los arquitectos Roberto Frangella por la SCA, Adriana Magnoli en representación de los padres de las víctimas, y Oscar Pulice por el ONABE.

Primer premio
El trabajo elaborado pro los arquitectos Suárez y Orlando se propone, según explican los autores, testimoniar la tragedia, partiendo de reconocer que los sucesos ocurridos el 30 de diciembre de 2004 simbolizan un fuerte proceso de desamparo social, que no es el dolor de 194 familias, sino el dolor de todos. Por eso, la propuesta se niega a ocultar el dolor detrás de un muro, buscando trascender en un hecho urbano, que involucre a todos.
Con esa idea, se adoptaron las siguientes decisiones:
– Unificar el solado de Bartolomé Mitre,sus veredas, el espacio de la plaza y el espacio del museo hasta el acceso Perón, constituyendo una gran alfombra urbana que define esta promenade del recuerdo.
– Eliminar el antiguo muro, para lograr la integración espacial.
– Materializar sobre el solado de la plaza y partiendo del acceso al Museo, una banda de granitico negro, con los nombres de las víctimas, que remata en un faro de la memoria, estructura metálica de 25mts de altura recubiertas de chapas de cobre, con una iluminación superior visible desde distintos puntos de la ciudad.
– Como contrapunto, en el extremo opuesto, se ubica un árbol de la vida (ginkgo biloba)
– Se sugiere cambiar el nombre de este tramo de la calle Mitre, por el de ?pibes de Cromañon?
– En Bartolomé Mitre, el pavimento rugoso actúa produciendo vibraciones y sonidos ante el paso de los autos, y provoca la disminución de la velocidad del tránsito, a manera de recuerdo. Iluminación de piso define virtualmente la calle, aportando una iluminación simbólica.
– Sobre el muro junto al andén se coloca a un plano verde, donde las madreselvas y su perfume caracterizan los sectores de estar y la medianera adyacente define un plano de granito negro con el nombre de la plaza.
– Cubos de hormigón revestidos en venecita color, distribuidos aleatoriamente, conforman el equipamiento
– El acceso al museo, desde Mitre, se define con un portón de cobre, una marquesina de vidrio templado y metal y con la ubicación del mural concursado.
– El interior del museo posee un sistema de paneles de exposición, móviles y fijos, cielo raso e iluminación direccional.

Crítica del jurado
La propuesta de la Plaza se apoya sobre la superficie asignada, sin exceder sus límites dimensionales, aunque la utiliza como plataforma de despegue para un vuelo sobre el espacio urbano adyacente, tanto en el plano como en la tercera dimensión, donde la propuesta de una torre con faro proyecta al sitio a las visuales desde distintas perspectivas urbanas.
Resulta un acierto la propuesta de conformar un muro verde monumental recubriendo el límite con los andenes. La delimitación con la calle B. Mitre ha sido reducida al mínimo del cordón de vereda. Si bien se considera excesiva la supresión total del muro existente, fuerza es reconocer la flexibilidad del espacio obtenido, apto para ceremonias recordatorias especiales: aniversarios, etc., sin por ello implicar la necesidad de un cierre permanente del tránsito. A pesar de mantener abierto el tránsito, la propuesta de rugosidad en los pavimentos de las cuadras correspondientes de Mitre y Perón, producirán un recordatorio a quienes recorran un tránsito pasante en automotor tanto por la vibración como por el sonido, a la vez que este hecho obligará a un tránsito recatado.
No cabe duda de que la propuesta producirá un hito memorable y sumamente notorio en la Ciudad.
La soluciones propuestas para el Museo son correctas, en cuanto a la flexibilidad que sugiere, aunque sin otros rasgos notorios salvo el buen empalme con el ensanche que se produce en la entrada sobre Perón.
La franja negra en el piso, que contiene los nombres de las víctimas, es una pertinente y clara referencia al luto por las pérdidas. Se ha interpretado que el árbol de la vida será el foco que congregará las ceremonias ecuménicas.
En síntesis, se estima que la fuerte apuesta a la proyección sobre la escala urbana será un adecuado y memorable homenaje a quienes se busca recordar.

Segundo premio
Este anteproyecto, de María Eugenia Rodríguez, Juan Pablo Rodríguez y María Julia de Keravenant, está definido por dos ámbitos: la Plaza y el Museo, con espacios para la contención, la meditación, la reflexión acerca de lo sucedido y la búsqueda en conjunto de un camino signado por la paz, la justicia y el respeto por la vida. Los dos ámbitos están engarzados por las piezas de acceso ?blancas? que invitan al visitante a la reflexión.
La plaza tiene pocos elementos: muros contenidos, suelos continuos con pendientes, tratamiento verde, equipamiento y una placa conmemorativa central con los nombres de las víctimas conforman el espacio de la plaza. Esta placa central revestida en cobre, material noble y resistente al que el paso del tiempo se encargará de cambiarle el color (de cobre brillante al verde) alude a la resistencia, permanencia, y trascendencia. El piso acompaña en forma rampante a recorrer la placa, a través de un plano de granza gris claro uniforme, por donde se circula, rodea y se contempla. Un árbol simbólico que resume el valor de la vida se ubica como elemento protagónico de remate visual, el Ginkgo Biloba, que cambiará también sus colores a lo largo del año. Bajo su copa, se coloca un altar para la oración ecuménica.
Se propone la incorporación lineal de un borde blando de Thuya Occidentali como tratamiento del muro medianero con el andén, que cuenta con una plataforma de cemento continua a modo de banco, con iluminación inferior. Delgadas caladuras verticales ascienden por detrás del muro verde permitiendo el ingreso de luz y mayor visualización del cielo.
El muro existente sobre Bartolomé Mitre se cala para permitir mayor transparencia de la plaza iluminando sus bordes y generando un ritmo sobre la vereda.
Las piezas blancas son accesos representativos de los sucesos ocurridos, que remiten a la memoria colectiva que, mediante la transmisión de sonidos e de imágenes urbanas intenta aproximar al visitante a su encuentro introspectivo. Sobre el acceso de la calle Perón, se creo un espacio multifunción de reuniones y exposiciones.
El espacio Museo se conforma con una placa cementicia concebida como un trayecto lineal para exhibir pinturas, fotos, videos y esculturas; de altura variable. Dos planos de vidrio transparente y paralelos la acompañan, iluminados.

Tercer premio
La plaza y el museo de la memoria, explican los integrantes de GA5, han sido concebidos como espacios en los cuales los familiares y sobrevivientes de la tragedia, puedan recordar a sus seres queridos, encontrar consuelo y serenidad, tanto como unirse en la búsqueda de justicia. Pretende ser además un llamado a la reflexión y el pensamiento de la sociedad sobre las instituciones que poseemos, la juventud que maltratamos, lo que elegimos y lo que exigimos, los valores que exaltamos, por la memoria y contra el olvido.
La plaza se organiza en sentido longitudinal por medio de una pieza de acero pulido, tomada al muro que divide con los andenes. Esta contiene grabados en bajorrelieve los nombres de las victimas en toda su extensión. El recorrido por este espacio continuo atraviesa diversos estados y situaciones como las de ver los reflejos sobre el metal del curso de agua en movimiento mezclados con las siluetas de los transeúntes o el con-tacto con los nombres de las victimas. En el sector noroeste se genera un área de sombra vegetal de álamos y bancos, siguiendo la pendiente del terreno.
En el centro, el acero se ondula, haciendo lugar sobre el agua, al altar de oraciones ecuménicas. En este espacio se prevé también la realización del acto característico de lectura de los nombres de las victimas y golpes sobre el metal (que actúa como una pieza de resonancia) dejando marcas y huellas.
El muro existente sobre Bartolomé Mitre se desmaterializa, haciendo de este un lugar decididamente público y visible, dejando fragmentos que revelan que tuvo otro pasado o sentido.El piso de la plaza se extiende hacia el espacio común con el museo y la vereda, generando una continuidad espacial y peatonal.
Si bien se pueden definir a la plaza y el museo como dos entidades independientes, se genera una continuidad entre las partes que nace de entender al proyecto como una unidad, al igual que a la historia como un proceso lineal y no como una sucesión de hechos aislados.
Esto se materializa a partir de la continuación de la estructura soporte del acero de la plaza, que se desplaza generando en su recorrido los mástiles y el ingreso al museo.
Ya en el interior, esta cinta se toma sutilmente del pasaje, respetando la estructura existente, y adopta diversos materiales que lo envuelven, transforman y organizan para ser mesa de entrada, área de fotografías, expositores, proyección de videos, contención de objetos, área de libre expresión y bancos.

La exposición de todos los trabajos premiados se puede ver en la SCA, Montevideo 938, de lunes a viernes de 14 a 21.