25.11.2011

Concurso Manzana de las Luces, Proyecto presentado

Si se está interesado en una arquitectura que produzca continuidad cultural, hay momentos en el urbanismo de las ciudades en los cuales se entiende de manera obvia como completar sus unidades edilicias fundamentales. En Buenos Aires dicha unidad es la manzana, y si bien esta es una manzana especial (con morfología e historia únicas, y con nombre propio) nos resulta aún obvio como esta parcela, vacía y central, debe ser reconstruida hoy: este proyecto demuestra dicho entendimiento.

La manzana de las Luces
Consideramos la escritura de las Bases precisa y acertada (“iluminada”, nos tienta decir) en sus insinuaciones tipológicas, limitaciones dimensionales y recomendaciones con respecto al carácter de la futura obra. A tal punto, que hubiéramos llegado a este mismo proyecto aunque las Bases no estipularan lo que estipulan. Presentamos entonces a su consideración estas ideas con gran convicción, creyendo que esta arquitectura es lo que se debe construir hoy en La Manzana de las Luces.

La arquitectura
La Arquitectura de este proyecto desea ser atemporal y permanente, trata de evitar referencias arquitectónicas momentáneas y por ende pasajeras y demasiado “fechables”; desea sobriedad, rigor disciplinario, austeridad material, economía de recursos (o sea, lograr mucho con pocos medios), legibilidad y sobre todo, pertenecer a su contexto histórico cultural evitando historicismos fáciles, parodias, condescendencias, pasatiempos. Silenciosa y fuerte, no se rebaja a comercialismos engañosos o seductores. No caben en ella los vulgares gestos de la arquitectura global ni las desaforadas autorías recientes, pero si cabe una re-afirmación de valores arquitectónicos locales. No está interesada en “contrastar”, y acepta gustosa la monumentalidad circundante.

Su materialidad es tradicionalmente Argentina (hormigón estructural, ladrillo, revoque, mármol, carpinterías de aluminio anodizado), y también decididamente contemporánea: así lo prueban el ladrillo de máquina elegido (su color y su modo de empleo), los grandes cerramientos de vidrio estructural, la resolución técnica de algunas de sus partes, etc. (entendiendo que la selección de materiales y tecnologías es una de las varias maneras de actuar contemporáneamente).

La organización
El esquema organizativo es simple, claro y fuerte como lo es el proyecto que genera, y como es la arquitectura existente en La Manzana de las Luces. Dos bloques paralelos orientados en dirección Norte-Sur (uno de tres plantas sobre la calle Perú alberga al CMN, y otro interior de cinco plantas alberga al CNP); configuran un patio: lo llamamos El Patio de las Luces. El muro medianero de la Procuraduría provee su límite Norte, y una estructura-puente de tres plantas completamente vidriada y transparente lo limita hacia el Sur (si bien, debido a esta transparencia total, el verdadero limite del espacio del patio pasa a ser el muro de las Casas Redituantes).

La planta baja contiene todos los usos públicos alrededor del patio y sus galerías: sala de exposiciones, café, auditorio y hall de entrada. El Auditorio, con su frente vidriado y plegadizo abriendo al Patio, posibilita el uso publico total del predio para eventos interiores-exteriores con gran número de público. Los dos largos balcones en el primer piso aumentan aun este carácter público y festivo del Patio de las Luces.

La fachada
La Fachada sobre Perú tiene la planta baja ciega con excepción de un portón de hierro que da acceso al amplio zaguán que lleva al Patio de las Luces y a todo el edificio. Esta elección (hoy casi subversiva: el muro urbano ciego) debe ser vista, primero, como alusión a las tipologías eclesiásticas, monásticas y universitarias que componen la manzana; segundo, como afirmación de los valores de un urbanismo anticonsumista, y tercero, estéticamente, como deseo de cierto tipo de belleza arquitectónica.

En la fachada, hacia la Procuraduría, un pequeño portón o “puerta de servicio” permite acceder al Patio; hacia el Sur, otra puerta similar accede al espacio de servicios eléctricos; el rol compositivo de estas puertas es mas importante que el funcional: tienen la capacidad de poner la fachada “entre paréntesis”, separándola y transformándola en “objeto” (efecto que subraya la contemporaneidad de nuestra intervención). Notemos que la fachada nunca toca físicamente al edificio de la Procuraduría: una raja de unos pocos centímetros los separa, generando así tensión formal y extrañamiento conceptual.

La planta baja de la fachada extiende el zócalo-base de mármol de la Procuraduría y se reviste con este material en su totalidad, articulándolo en planos y juntas que le otorgan una escala similar a la de su contexto. Esta planta baja-base puede leerse como “paredón”, similar en cierta forma al formado por el costado de San Ignacio sobre Alsina: produce un momento de calma urbana extendida entre los monumentales frentes que bordean la Manzana.

Los dos pisos superiores presentan un plano de revoque proyectado terminado con una cupertina de piedra. Respetuosamente, este plano se deja impregnar por los ritmos de la fenestración de las Casas Redituantes. Sus veinte ventanas-balcones llevan marcos de travertino que se proyectan 15 cm sobre el plano del revoque; sus sombras articulan y enriquecen la fachada.

Para poder subir obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder solicitar la creación de un grupo es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder guardar en favoritos es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder valorar obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder agregar a este usuario a tu red de contactos es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Para poder enviarle un mensaje a este usuario es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Ir a la barra de herramientas