Concurso Iberamericano de Viviendas

Entonces, claro que necesitamos más potreros pero no para ser mejores del mundo en un mundial, sino simplemente porque son el símbolo barrial por excelencia, donde la espontaneidad se hace presente para generar dominios colectivos y forjar así una identidad compartida. Un lugar de pertenencia.

Contexto
Las bases del concurso proponen una intervención “entendida como una operación de completamiento, esto es el aprovechamiento de un lote inserto en una trama de la ciudad”, dice textual en el punto 2.1.5. Si bien ponderamos esta decisión por ser sustentable y económica, entendemos también que será un motivo más para la desaparición de estos espacios apropiados de manera espontánea por los barrios para usos comunitarios.

Por esto es que nuestra propuesta, intentando dar respuesta a la doble problemática (falta de vivienda y perdida de espacio público) y rescatando la voluntad de apostar al espacio colectivo, decide utilizar la cubierta de las viviendas como aprovechamiento para espacio público, o mejor dicho, utilizar la cancha o espacio público como techo de las viviendas. Metafóricamente se podría pensar que es la cancha existente que está en el terreno la que en lugar de ser eliminada se eleva y cubre las viviendas.

Materia
El espacio público elevado tendrá las medidas mínimas de una cancha polideportiva y se posicionará paralelo a la calle, orientando el lado más largo en el sentido norte-sur.

Esta disposición permitirá el acomodamiento de las viviendas aprovechando la totalidad de su ancho, y su orientación beneficiará la calidad del espacio interior, ubicando todas las tipologías con al menos uno de sus lados hacia el norte y mirando hacia el espacio común.

Hacia el sur y en vínculo directo con la vereda, se ubicará el centro comunitario, expandiendo el espacio público de la cota cero y brindando actividades que refuercen y enriquezcan el uso de ese espacio.

Sistema
El sistema utilizado para disponer las células y permitir una gran flexibilidad y variedad de tipologías, consiste en generar bandas duras que concentren estructura e infraestructura separándolas de manera equidistante cada dos módulos, permitiendo entre éstas áreas blandas y flexibles. Es en estas áreas donde se definen las distintas tipologías.

Vínculos
Tradicionalmente el muro de fachada separa el interior privado de las casas del exterior público de la vereda, generando 2 áreas muy definidas. La propuesta plantea una nueva relación espacial entre el privado, el público y el semipúblico. La estrategia que utiliza es cambiar el sentido de la frontera que divide el interior del exterior. Ahora es la losa y no la fachada la que cumple esa función, permitiendo fluir el espacio público hacia el interior del espacio comunitario, entrelazando así lo privado, lo semipúblico y lo público. Generando áreas con límites difusos.

A la vez, este espacio comunitario de carácter semipúblico, envuelve aquellos espacios exteriores que pertenecen a las unidades de vivienda, cerrando un círculo espacial que involucra las 3 estancias, privado-semipúblico-publico sin interferencia física opaca.

Investigación
De manera inédita para los barrios de Rosario, parte del espacio público estaría en una planta superior, ¡sería como ir a jugar a la terraza!, pero también funcionará como un observatorio barrial, desde allá arriba los habitantes del barrio podrán tomar conciencia de ellos mismo (en tanto parte de una comunidad) permitiéndoles el dominio visual de su ámbito común. Y desde abajo podrá verse este espacio público flotante como un gigante dominante de la imagen del barrio.

La viabilidad y flexibilidad de la estrategia permite repetir el esquema siempre que se presenten condiciones similares o siempre que se quiera enriquecer al barrio con nuevos conceptos de apropiación y usos de espacios compartidos.