Centro Cultural Paul Eluard, en Cugnaux

Tenía que ser un lugar simbólico a nivel regional que permitiera generar intercambios culturales e iniciar una renovación urbana en la ciudad. Pero al mismo tiempo, el proyecto no debía romper la escala del barrio – que consisten principalmente en un tejido suburbano de baja densidad en medio de una densa vegetación.

Hemos desarrollado un edificio alto y compacto (36mx36mx18m) que puede ser visto desde toda la ciudad. De hecho, se puede observar, localizar e identificar desde lejos, e interactúa con la campana de la iglesia de la ciudad vieja.

Un movimiento en la planta baja organiza todos los espacios públicos al aire libre del proyecto. De esta manera, un parque ajardinado de calidad ofrece colinas onduladas para albergar los programas actuales o potenciales, como ser estacionamientos, ambientes exteriores, espacios para picnics, etc. Por otra parte, el marco vegetal ayuda a romper y adapta la escala del edificio al entorno: delgados y altos árboles enmarcan su altura.

La entrada principal del edificio cuenta con una plaza pública. Se establece un fuerte vínculo entre el edificio y la ciudad y guía naturalmente al público hacia el vestíbulo. Por lo tanto, ubicada en la planta baja, la sala de cristal es como una amplia extensión de la plaza que otorga fluidez a las circulaciones. En el verano, la posición «abierta» crea un amplio hall de entrada conectado con el exterior, difuminando aún más los límites entre el afuera y el adentro.
La plaza mira hacia la Francazal Avenue, la calle principal del centro, y se extiende hasta los límites del estacionamiento para facilitar el flujo de los usuarios motorizados.

La organización general del proyecto es funcional: consiste en apilar sencillos programas-volúmenes. El edificio está concebido como un objeto muy compacto con un patio central que se extiende en tres niveles, proveyendo luz y confort.
Todas las circulaciones verticales del edificio se organizan en un núcleo central, accesible desde el vestíbulo principal.
Cuatro ascensores sirven a los diferentes niveles. Dos de ellos están destinados al público mientras que los otros son para el acceso del personal. Por lo tanto, los flujos de personas están claramente identificados y facilitan la circulación entre los diferentes polos: la sala de exposiciones, la sede principal / anfiteatro, los archivos municipales, la escuela de educación artística, la biblioteca, los servicios culturales y las salas técnicas. La distribución general de los programas permite que cada uno de estos espacios puedan funcionar según sus propios usos y horarios.

El anfiteatro principal, con acceso directo desde el vestíbulo, tiene una capacidad de 400 asientos o 1000 personas de pie. Su disposición ofrece al público las mejores condiciones acústicas y de visibilidad. El uso de bancos móviles le da flexibilidad y la posibilidad de combinar distintos tipos de eventos:, ferias, banquetes, bailes… Por otra parte, la sala también se puede abrir en su fachada exterior norte-este para conciertos y festivales.

Por último, la fachada es parte de todo el concepto. Es a la vez una malla de protección y un signo externo notable: un piel tejida de madera que juega con diferentes y balanceadas densidades y escalas para lograr un óptimo filtrado basado en los requerimientos térmicos, visuales y ambientales de cada uno de los programas. A su vez, proporciona una estética fuerte que destruye la percepción tradicional de los edificios de escala y se interesa más en desarrollar la idea de una señal urbana abstracta. Esta envolvente, organizada y a su vez desordenada, desdibuja los límites tradicionales y el diseño que generalmente tienen estos edificios.