17.11.2006
Centro Cultural Bicentenario. 3er premio
Memoria descriptiva
Si algo ha caracterizado a los debates en el campo de la arquitectura, en los últimos tiempos, ha sido la manera en que se debe actuar frente a la necesidad de conservar ciertos edificios que constituyen el patrimonio construido de una ciudad, finalmente de un país o de una cultura. A partir de que la arquitectura superara la idea típica del Siglo XX de que todo se debía construir a partir de cero, y de que se admitiera que gran parte del patrimonio edificado debía ser conservado y/o transformado para usos contemporáneos, se comenzó a desarrollar una experiencia distinta con resultados todavía hoy contradictorios. El aspecto que más ha preocupado a los arquitectos, además de los costos y las dificultades técnicas que se producen en estas intervenciones, ha sido el del lenguaje, el del estilo resultante, en contradicción o continuando el del original. Y también en este aspecto ha habido soluciones para todos los gustos, lo que hace que el debate sobre la forma en que se debe actuar, en los casos de conservación de edificios, siga abierto, y cada intervención se transforme en parte del debate mismo.
Sin embargo, hay una conclusión que es hoy evidente: aún en los casos más ortodoxos de conservación se han tenido que aceptar modificaciones importantes, ya sea por razones funcionales como de adecuación técnica o formal.
En el caso que nos ocupa, que es el de la transformación del viejo edificio del Correo Central en un nuevo Centro de Museos y Conciertos con carácter, además, de Monumento, queda suficientemente claro en las Bases del Concurso la intención de los promotores de conservar el edificio original tal como está. Es obvio que esta intención es una actitud de tendencia, que no puede dejar de admitir (como ya se ha argumentado anteriormente) variaciones sobre el original, ya sea por razones de funcionamiento o de adecuación técnica. Dada la importancia y el tipo de programa que se propone, con otra actitud hubiera sido imposible encarar este proyecto. Pero, en cualquier caso, conservar lo más que se pueda el edificio original y, sobre todo, el carácter del edificio original, nos parece una cuestión fundamental, al menos, como punto de partida.
Y esta posición parece casi indiscutible en cuanto al aspecto exterior del edificio. Es en este sentido que debe ser entendida nuestra apuesta por convertir al Centro Cultural del Bicentenario en un Monumento (además del rol que como símbolo debe jugar en la ciudad). El carácter exterior del edificio no sólo no se modifica, sino que también se realza por medio de la Gran Plaza elevada y los espejos de agua que se propone desarrollar alrededor del Centro Cultural. En las fachadas sólo se plantean modificaciones en Planta Baja con el fin de lograr los nuevos Accesos que requiere el edificio o, en el Cuarto Piso -como se verá más adelante-, para poder mirar al Río y la Ciudad desde las cafeterías y los bares de esa área de esparcimiento.
Es de hacer notar que la Planta Baja del Centro Cultural, al ser concebida como una Plaza Cubierta que -conceptual y efectivamente- forma parte de la Gran Plaza elevada exterior, debe tener con ella una relación fluida -funcional y de visuales-, lo que requiere un tratamiento especial de las aberturas de las fachadas a esa escala.
Desde el punto de vista de la conservación interior del edificio, a éste se lo ha dividido en dos alas, a partir de la lectura de sus caracteres internos. Una de ellas, el ala Sur, o ‘Noble’, es donde ubicamos preferentemente las áreas de Museos y Exposiciones. Dado el tipo de locales que el programa prescribe para esas áreas funcionales, parece adecuado desarrollarlos en esta parte del edificio para mantener, lo más posible, su estilo y su carácter general produciendo la menor cantidad de modificaciones. En la otra parte, el ala Norte, o ‘Industrial’, a nuestro juicio de menor valor arquitectónico, es donde desarrollamos los componentes de proyecto que requieren de mayores volúmenes libres, imposibles de obtener en el ala ‘Noble’ sin proceder a demoliciones que creemos incompatibles con el carácter patrimonial del edificio. Sin embargo, en esta ala Norte se conserva el anillo estructural del perímetro, que permite realizar las obras necesarias sin comprometer la estabilidad de las fachadas.
En el piso correspondiente a los techos, que hoy son áticos vacíos, se propone cambiar las cubiertas en su cara interior -no visible desde las áreas urbanas- para albergar los equipos de aire acondicionado y demás instalaciones de servicio, para que ellos no queden a la vista y afecten al estilo del edificio. Estas cubiertas tendrían una forma similar a los techos en mansarda, pero con un diseño particular que permita la ventilación de los equipos que allí se alojen.
La flexibilidad del diseño solicitada por las Bases del Concurso requiere una clara ubicación de circulaciones verticales y servicios, con el fin de garantizar la adecuada circulación vertical, los medios de evacuación necesarios en caso de siniestro, y la simplicidad y economía de mantenimiento que un edificio público de esta escala debe procurar. Asimismo, la estrategia de su ubicación deberá garantizar que el Centro Cultural pueda adaptar su configuración interna en el futuro.
En cuanto a la circulación vertical, se mantendrán las cajas de ascensores existentes en el Ala Sur, reemplazando los elevadores; en el Ala Norte, las ubicaciones de las cajas de ascensores se redistribuyen del modo más conveniente al proyecto. Las importantes Escaleras Principales del Ala Sur se conservan íntegramente, en todo el desarrollo del edificio; las restantes cuatro cajas de escaleras con ascensor existentes -que no poseen valor patrimonial- se reconfiguran, para dar cumplimiento a los requerimientos de seguridad de evacuación.
Pivotando entre ambas Alas, dos nuevos núcleos de elevadores y escaleras ofrecen la posibilidad de vincular verticalmente todo el Centro Cultural, desde los Subsuelos hasta el Séptimo Piso, sirviendo selectivamente o de modo masivo, según los horarios, a las más importantes funciones urbanas del Complejo.
En este marco conceptual, relacionado con los principios de conservación del Palacio de Correos y Telecomunicaciones y su adaptación a sus nuevos y relevantes usos, desarrollaremos a continuación los criterios adoptados para el proyecto de cada uno de los componentes del Programa.