18.8.2010
Centro de Detención para Menores
Cuando dos entidades se encuentran, puede aparecer un lugar o un no-lugar, de la simpatía o de la antipatía, una afirmación o una negación, la sensibilidad o la brutalidad. O sea, un borde o un límite. Pero ¿cuál es la diferencia entre un borde y un límite?. El límite está en el espacio, el borde en un intersticio del espacio. El límite es absoluto, el borde es relativo. Un límite separa, un borde acerca. Un límite es la negación, un borde la afirmación. El límite es físico, el borde es psicológico.
Dos entidades al encontrarse se relacionan necesariamente con uno u otro de estos dos conceptos, cualquiera sea el nivel de conciencia de esta interacción.
Relacionándose con aquello que queda dentro y con lo que está al exterior, una muralla de protección se transforma inevitablemente en un borde o un límite.
Un elemento masivo, compacto, opaco, es un límite que separa dos mundos; separa físicamente las entidades que están a un lado y a otro de su propio espacio, en una negación absoluta de sus existencias respectivas.
Una sucesión de elementos que tamisan la visión como filtros, reduciéndola a cero una vez que el ojo los ha todos atravesado, es un borde que une dos mundos; que acerca psicológicamente las entidades (individuos) llevándolas a ese intersticio del espacio para así afirmar sus existencias.
Con plena conciencia de las diferencias entre estos dos conceptos proponemos una muralla de cierre que sea ella misma un borde y no un límite, es decir un espacio no definido, incierto, imposible de aprehender, un espacio donde todos los sueños puedan tener lugar.