5.9.2016

Oficinas IRONHIDE

La modulación de los metros cúbicos disponibles y el uso del color de manera razonada fueron claves. Una suerte de oruga articulada, una banda espacial integral colonizó el partido arquitectónico y la propia obra.

El encargo y el programa
Las oficinas de IronHide constituyen un importante desafío de diseño corporativo para una empresa de vídeo juegos revolucionaria en la escena local. El encargo gozó de las mayores libertades creativas y muy razonables condiciones para su ejecución. Esto permitió un diálogo fluido en lo conceptual y ejecutivo a lo largo del proceso de proyectación con los comitentes.

El programa exigía espacio para treinta y cinco puestos de trabajo, cómodas salas de reuniones, cubículos para vídeo conferencias, una recepción/biblioteca, un living de esparcimiento, comedor y área de recreativa, más una terraza de expansión asociada a los escritorios. La totalidad de las funciones se organizan en un piso completo de un edificio de oficina. Por su parte, la planta representaba la fusión de cuatro apartamentos, esto generó una tipología por defecto desordenada en sus bordes geométricos. El secreto, estuvo así, en homogeneizar las condiciones de trabajo desde algunos recursos compositivos y espaciales.

La modulación de los metros cúbicos disponibles y el uso del color de manera razonada fueron claves. Una suerte de oruga articulada, una banda espacial integral colonizó el partido arquitectónico y la propia obra.

El programa y su resolución
Al ingreso, el recibidor con un potente logo iso-tipo, en tanto punto centrífugo de la planta, segrega el área de entretenimiento del área de trabajo. Esta última, se divide en tres sectores: el equipo amarillo, el verde y el azul; este gradiente va dejando paso al espacio de reuniones, de color violeta. Mientras, el acceso se torna anaranjado (con un modulado y vivaz living de esparcimiento) y se convierte en un gran sillón equipado; por último el helminto transmuta en portal de recepción entre rojizos y bermellones, dando lugar al área de juegos y comedor (guardando aquí un posible espacio de crecimiento para un futuro equipo de trabajo). Así, el gradiente cromático se apropia de los usos, codificando el espacio de manera amable, comprensible. Esta relación de colores encuentra cabida en un módulo espacial que acusa recibo en el moqueteado como en la banda articulada que recorre el programa. A modo de apoyo sobre el borde interior de la planta, pequeñas cápsulas, o espacios servidores complementarios, aparecen como salas de vídeo conferencias; su completo revestimiento en madera da una calidez diferencial al resto del espacio.

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A su vez, las paredes, se convierten en pizarras, superficie de anotación, diversión e invención para los equipos de programación, diseño y creación de la compañía. La distribución general es ajerárquica, la oficina carece de dirección, los jefes se mezclan con sus funcionarios en los escritorios del despacho. Esta concepción horizontal, también beneficia la interacción entre todos los componentes de la oficina; así, el espacio del living, el área de juegos asociada al comedor, y la propia terraza con su templada madera (con una característica vista portuaria de Montevideo) son promotores de la intercomunicación permanente.

La conceptualización
La banda espacial, que organiza el parti arquitectónico, transita un espacio en principio anodino, acomoda su programa, define sentidos, en principio arbitrarios, torna las cualidades de un espacio “faber” en un ambiente “ludens”; se pliega, se recrea en su juego, oculta la racionalidad seca de una grilla estructural, da sentido a una superficie que fuera la sumatoria de áreas carentes de atributos.

Los espacios de trabajo, superando la lógica de despacho celular, se funden en una oficina paisaje o Bürolandschaft. El desafío del proyecto es convertir la oficina en una usina productora de ideas, cuya racionalización depende de operar desde la multiplicación de posibilidades relacionales.*

La versatilidad organizativa, pasa a ser uno de los objetivos primarios; las re-configuraciones a lo largo de la vida del edificio deben ser prácticamente ilimitadas*. A decir del Quickborner Team**: la flexibilidad se concibe también desde una perspectiva temporal. Así el edificio queda más ligado a la climatización artificial y provisión de energía que a la subdivisión de recintos.

Así los parámetros organizativos toman cierta independencia de los problemas constructivos y pasan a vincularse con lo que permite el mobiliario. El espacio de trabajo contemporáneo, más supeditado a lo virtual, requiere de un ámbito que rompa la relación taylorista entre elemento y totalidad física, en una cadena productiva, que ya no recorre desarrollos unívocos.

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El corolario es un Espacio profundo, diáfano, equipado y fuertemente caracterizado.

* Referencia a: Iñaki Ábalos y Juan Herreros en: Técnica y arquitectura en la ciudad contemporánea, 1950-2000. Editorial Nerea, S.A.San Sebastián, España. Año 2000
** Movimiento y equipo alemán (1950) pionero en la planificación del espacio de oficinas de planta abierta y flexible.

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