3.11.2014
Oficina legal
El comitente, un joven abogado, requería la transformación de una vieja y caótica oficina administrativa ubicada en un edificio de principios del siglo XX para su nuevo despacho privado.
En primer lugar existía la voluntad de rescatar el valor arquitectónico, pero con la fuerte creencia en que las intervenciones que se realizaran debieran ser acordes a los sistemas constructivos y mano de obra actuales.
Limpiar de ornamentos; la ausencia de molduras permitió la apreciación de las cualidades arquitectónicas del espacio: su gran altura, la calidad de su piso y carpinterías. Todo ello cobró protagonismo con paredes blancas que desnudas de ornamentos, inundaron de luz la oficina. Se revistió con espejos de piso a techo el muro sur del despacho, duplicando el espacio y reflejando las nuevas cualidades del lugar.
Con la caja limpia que permitía la apreciación de las verdaderas cualidades de la arquitectónica existente, se diseñaron muebles a medida utilizando una paleta de materiales asociados a la permanencia en el tiempo del edificio y de la profesión de abogado. Sobriedad y elegancia determinaron la utilización de maderas oscuras, tapizados de cuero, objetos y sillas de color negro.
Finalmente, se produjo el ensanchamiento de un muro para enmarcar una cortina de piso a techo que resalta la verticalidad del lugar, regula la entrada de luz, oculta el equipo de aire acondicionado, y junto con el gran escritorio dan una jerarquía cinematográfica a quien se sienta detrás de él.