24.10.2005

Espacio 55: Aedin shop / ONG

Es posible pensar los espacios FOA de diversas maneras. Para Mariana Cardinali y Hugo Montorfano se trata de arquitectura interior. Se trata de (re)pensar el problema arquitectónico exclusivamente desde sus posibilidades internas: espaciales, la escala, el vacío, y materiales, el plano, el color, la luz.

En este caso se trabajó sobre un programa dado: dos espacios, uno institucional, donde se produzca el contacto entre el trabajo de las ONGs y la necesidad de colaborar de la gente, y el «gift shop» de FOA, una tienda de colaboración a beneficio de AEDIN.
Dos espacios, dos formas de solidaridad. Algunas ideas en común, la imagen de la mano extendida.

ONG
Surge el living como idea inicial del espacio (se trata de FOA, después de todo). Pero living exagerado, donde el pasar por él no produzca indiferencia. Lo que en un principio fue un espacio íntimo, de comprensión de la tarea de las ONGs y de relación solidaria, se transforma en invitación obligada a estar en él.
Nos encontramos con espacio compacto, reducido respecto a la escala del resto de los espacios del recorrido, interno, sin referencias exteriores, ni interiores. Se partió de la imagen de un rincón de luz dentro de un espacio difuso, casi en penumbras. La exageración de los elementos, el cambio de escala, intentan producir un extrañamiento espacial que lo reconfigure. Los elementos del espacio se hacen continuos, piso – plano – sillón – mesa, en un intento de fundirse en color, y se redefinen a través de la luz. Hay una ausencia deliberado de objetos, solo una lámpara que toma una dimensión exagerada, pierde su escala doméstica, a igual que un cuadro, convertido en mural.
Es posible que se produzca en el espacio, terminado rojo en su totalidad, una ficción caricaturesca, un vacío ocupado por una dimensión subjetiva de las cosas. La idea es sentirse extrañado, saturado.

AEDIN SHOP
Se trata de la tienda de FOA. Su significado es claro. Su utilidad final también.
El espacio original responde a una espacialidad residual entre columnas, entrepiso, circulaciones y la fachada diagonal del edificio. Una sucesión de vacíos indeterminados, fragmentarios. El trabajo fue una búsqueda de unidad de esos vacíos, de una lógica propia.
Se trabajó con la anulación de la relación con el exterior, como programa o como función, haciendo que desaparezca como tema, liberando al objeto de su connotación específicamente arquitectónica para definirse casi como revestimiento. Es el (re)vestimiento el que configura el nuevo espacio, plegándose cual origami blanco. Esto define los nuevos límites, corrimientos de los muros y de los techos, hacia adentro y hacia abajo. Corrimientos continuos, pliegue de elementos donde los planos se hacen estantes y luego cúpulas, a la manera clásica. La luz se produce con los pliegues, natural y proyectada. Cada pliegue tiene su argumento, encerrando un espacio particular. La invitación es a descubrirlos, a incitar el recorrido, a comprenderlos. Todo en una compleja compactacion. El blanco surge como descanso visual, fondo de objetos de venta.
Unos pocos muebles objeto, mostradores, escalera, mesa, escapan a la lógica del revestimiento, contrastan sobre el plegado blanco. Es desde el centro del espacio, fuera de las cúpulas y sobre el dibujo de la mano en el piso, donde se vislumbra la totalidad.

Mariana Cardinali y Hugo Montorfano son arquitectos

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