15.11.2023
FLIA
Contenedor de envío multiusos.
Imaginamos un lugar que albergara exposiciones, instalaciones, eventos, programas culturales y talleres de diferentes campos para fomentar el talento y la cultura local: artes visuales, artes digitales, arquitectura, diseño, fotografía, etc.
Esa fue nuestra idea. Abrimos en febrero de 2020.
Todo estaba listo…
Pero tuvimos que hacer cambios.
Nuestro estudio de arquitectura, que originalmente planeaba utilizar sólo el 20% del espacio, se hizo cargo casi todo el edificio.
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Alquilamos un terreno baldío hasta el 2026 en un barrio pequeño y poco conocido de la ciudad, Ducasse, que se encuentra en la zona alta de la ribera norte del río Suquía. En consecuencia, el lote tiene una vista imponente de la ciudad, característica única que quisimos explotar y resaltar en nuestro proyecto.
Diseñamos el proyecto en contenedores, lo que significaba que el 90% del edificio —y por tanto de la inversión— sería reubicable o capitalizable. Por utópico que parezca, lo recibimos una mañana y, si fuera necesario, desaparecería en una semana.
FLIA cuenta con dos plantas: en el primer piso las áreas de servicio (cocina, depósito y baños) se disponen en un bloque paralelo a la medianera del lote, liberando el espacio central y permitiendo un uso flexible semicubierto para eventos, reuniones, exposiciones. , o simplemente un simple almuerzo.
El segundo piso da paso a los contenedores, donde hay un módulo que sirve como oficina privada y un espacio de uso libre (4 módulos unificados), revestido en madera, donde la vista es nuestra protagonista.
Hubo que reducir y aprovechar al máximo el material: con el sobrante de los contenedores que conforman el segundo piso se construyó la cocina, los baños y hasta el asador. Este sistema también fue diseñado para moverse fácilmente a cualquier ubicación según sea necesario.
Las paredes están atornilladas entre sí y al piso, y están hechas de paneles de chapa de contenedores de envío reciclados, aislamiento y acabado interior.
Flia se despliega hacia la ciudad y el barrio.
El retranqueo del edificio interrumpe la línea municipal consolidada existente en la manzana. En un espacio verde inclinado, sobre el que se eleva la escalera de entrada, el edificio se retrasa y se eleva, proporcionando un espacio abierto al vecindario, del que los niños y los perros se apropian constantemente. Y la verdad es que eso nos encanta.
Al mismo tiempo, este retranqueo e inclinación aporta “privacidad” a la primera planta, donde la fachada es completamente traslúcida. Por eso, en este nivel también hemos aprovechado las vistas, generando un espacio semicubierto para reuniones, tertulias o relax.