7.11.2022

Edificio RH+

Vivimos en un mundo en constante transformación, donde las ciudades se vuelven cada vez más compactas, herméticas y que friccionan forzando el hacinamiento de sus residentes; y Buenos Aires no logra escapar de esta tendencia.

La ciudad más grande y más poblada del país se torna cada día más concurrida y construida, donde nos entrecruzamos con el incremento incontrolable de “gentes”, pero que ante el sobresalto del desconocido, aparenta n ser cada vez más otras y otros. Es por esto que nos alejamos, nos cerramos y nos inmiscuimos en nuestros pequeños mundos con menor empatía y cercanía, en lo que hace no tanto tiempo supo ser una orgánica comunidad.

Cuestiones tan primitivas como el sol, el viento, los árboles, las luces y las sombras, parecieran estar cada más ausentes, pero siguen habitando acá, en nuestro entorno común. Estos (por)supuestos se vuelven continuamente más requeridos, pero en cada oportunidad le damos menos lugar a su aparición. A dejarlos ser. A que fluyan y atraviesen nuestra vivienda.

Es por esto que ciertas veces nos preguntamos. ¿Para qué y para quien construimos…? Es en estas respuestas donde surge lo anhelado. ¿Para qué?; para que los sentidos entren en contacto con esa luz de sol que tanto necesitamos, para que el sonido de las hojas, la percepción del viento, y la vegetación fronteriza cambiando de color durante las estaciones; puedan convivir en armonía y en comunidad con nuestro paso a través del tiempo. Para eso y como “bases” de estas premisas nace el proyecto RH+, que busca recomponer todas esas falencias urbanas y alterarlas para mejorar la calidad de vida de sus ocupantes.

En un lote que se encontraba en un noventa y cinco por ciento ocupado por una vieja construcción abandonada (Que casi no dejaba huella verde de absorción de suelo alguna), y en un barrio que lo requería por su cercanía al arroyo Vega; se tomó la decisión de liberar la mitad del suelo, aun siendo un lote muy pequeño para el desarrollo de un edificio en altura. Dejando la mayor cantidad de superficie de terreno absorbente, con una mixtura de verdes y agregándole nueva vegetación con frondosos árboles que ayudan a limpiar el aire circundante.

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Sin embargo cuando nos surge el “¿Para quien?; Dimos las respuestas para que el proyecto no cuente con viviendas “tipo” y se conjugue en una compleja ramificación escalada que va variando en cada planta, dotándolo de diferentes tipologías. Escapando a la monotonía y la norma, aportando una mayor confluencia de habitantes de distintas clases sociales e índoles, cooperando a converger y conformar una colectividad en la cual todos y todas puedan interactuar.

Cada una de las viviendas cuenta con ventilación cruzada, entrada directa o indirecta del sol y permanente contacto con la vegetación del edificio. Desde el interior así como también desde el exterior, con sus amplios balcones terraza. Todas y cada una de las unidades tienen el soporte de ese gran espacio exterior con vegetación propia y publica del edificio, donde los grandes arboles del patio interior y los del fondo, abrazan y contienen toda la vecindad. Se proyectó el edificio pensando en su fútil mantenimiento hacia el futuro. Es por ello que la estructura queda a la vista formando un juego de sucesivos paneles de hormigón visto. El edificio hace un gran énfasis en las percepciones sensoriales, como cuestión primitiva e indagatoria del mero estar. Haciendo una enorme apuesta por sus grandes espacios abiertos, permitiendo la plena vivencia con la naturaleza. Esa sensación tan básica y fundamental, pero a la vez tan escasa y olvidada que se da en las grandes metrópolis y en este caso en nuestra Buenos Aires.

Siempre decimos que “El proyecto fortaleció al edificio”; dotándolo de nuevas especies, que absorben CO2 y producen el oxígeno necesario para mejorar la vida de la construcción y de la ciudad misma. Compuesto por diez nuevos árboles, cuatro de gran porte y seis de mediano tamaño. Mas de ciento cincuenta especies (entre arbustos, plantas colgantes, enredaderas trepadoras, y rematando en la azotea con plantas nativas y mariposeras) invitando a que aparezcan nuevas variedades en el pasar del tiempo.

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El edificio de vivienda colectiva RH+ les regala, a quienes lo habiten, la entrada de un rayito de sol que les “pegue” en la cara. Tal vez de algún rebote de luz en algún árbol que deleite un juego de luces y sombras en su interior y quizás también, les obsequie esa tranquilidad de transitar un tiempo apacible, calmo y sereno en la convivencia con las vecinas y los vecinos.

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