Edificio en Balvanera, Buenos Aires

El primer acierto proyectual creemos que pasa por la compra del terreno, en esquina, al norte y con vastos metros lineales de ventilación al frente y superficie ventilable. Luego adaptándonos al código de la ciudad y su imposición de cocheras en terrenos de este tamaño y forma, a las alturas máximas, a la rivolta y demás cuestiones, arribamos a un proyecto conformado por una planta tipo de 2 y 3 ambientes y unidades atípicas en los últimos niveles.
Las unidades se organizan en torno a un palier más extenso de lo necesario, para lograr entrar por donde más nos convenía y así lograr la total carencia de circulaciones interiores. Todas tienen en común su orientación norte, a la calle, con sus ambientes principales con ventilación cruzada y doble visual, cocinas unificadas pero fácilmente divisibles, expansiones amplias y factibles de equipamiento y vanos protegidos. Siguiendo a las unidades tipo, en lo más alto, se encuentran viviendas más pequeñas con terraza y un dúplex con expansión propia en el último nivel. Finalmente, en el séptimo piso, el equipamiento común consta de un gran solárium al norte, una parrilla, un lavadero y un espacio de colgado de ropa.
Sobre la elección de la materialidad, siempre se buscó la simpleza, la durabilidad y el poco mantenimiento. Revestimiento cementicio texturado con color en el frente, carpinterías de aluminio negro, pisos de madera natural, cielorrasos de hormigón a la vista, mesadas de granito, revestimiento cerámico.
Finalmente, en lo que al exterior respecta, se tomó la línea municipal proveniente de ambas calles para luego generar una esquina más libre y abierta, cediendo espacio aéreo y de vereda. Los volúmenes se articulan para dar sentido a una organización interna muy estudiada, con ventanas de dormitorios retranqueadas del norte y futuras receptoras de equipos de aire acondicionado, u horizontales aventanamientos en la zona de comedor, privativas de excesivas visuales hacia el interior.