28.5.2014
Casa Campo, en Bernal, Buenos Aires
Diseñada y ejecutada por el estudio TRASSA de los arquitectos Schenone y Russo en el año 1998, dicha vivienda fue reciclada tomando como punto de partida la memoria e historia de la tipología de la misma, este proceso llevó a realizar una investigación de los orígenes de dichas viviendas.
Es así que nos remontamos al modelo de casa romana, derivada de la casa de atrio etrusca y de la casa con peristilo griega, que llega a nuestro país en el siglo XVI con los españoles y es ampliamente usada hasta el siglo XIX conociéndolo como casa colonial.
Este referente cultural, en la ciudad, entre los años 1880 y 1930 adopta nuevas características y se transforma. La subdivisión simétrica de la casa colonial (20 varas; 17,32 mts.), da origen a la llamada casa chorizo. Esta se distingue por poseer una sucesión de habitaciones recostadas sobre una medianera y rematada por servicios, un espacio semicubierto o galería que da a un patio y otro patio posterior descubierto o huerto. Las habitaciones así dispuestas permiten usos diferenciados y gran flexibilidad, posibilitando el crecimiento por adhesión.
Es así que, observando la tradición y en función de las necesidades planteadas por el comitente, se abordó el proyecto de reciclaje de este particular modelo de vivienda, adaptándola al uso y requerimientos del cliente y conservando principalmente su estructura formal y la relación con el entorno. La idea básica de sucesión de espacios permanece, dinamizando y relacionándolos mediante la apertura total pero controlada de los límites. De esta manera, la planta baja se convierte en un gran espacio único (garaje, cocina, comedor, estar) que mantiene el contacto con la galería, verdadero centro de la casa. En este espacio se encuentran ubicadas las cuatro puertas dobles con banderola originales de la casa que han sido restauradas con el propósito de valorizar y rememorar aquella antigua galería, dándole carácter e importancia al espacio.
Aprovechando la considerable altura de los techos, se decide establecer un entrepiso, donde se alojarán las aéreas de reposo, retirándolas de la actividad cotidiana o del espacio público de la casa, generado en el nivel inferior. Dicho entrepiso se recorta permitiendo la conexión espacial de ambas plantas y la unificación total de la casa. Al patio posterior se lo recupera como parque y quincho mediante lo cual se busca incorporarlo al interior a través de un gran acristalamiento de 6 mts x 5 mts en el estar.
La mayoría de los muros, carpinterías y materiales existentes, se reciclan a fin de preservar el carácter y el clima que la vivienda poseía, como memoria palpable y real de nuestra historia.