15.10.2015

Biblioteca Central de la UNMdP

El proyecto se basa en la redefinición de la biblioteca como secuencia de bandas flexibles, de accesibilidad colectiva (donde el encuentro con el libro se da en forma directa), y espacios continuos donde se experimente, tanto la búsqueda, la lectura y el debate de la información, tanto en lugares interiores como exteriores.

«A medida que la lectura solitaria y la navegación electrónica se desplaza a los domicilios, las bibliotecas pueden llegar a ser los recintos de serenidad y silencio que en su día fueron las iglesias, hoy clausuradas para todo lo que no sea las ceremonias de culto o la curiosidad turística; permanentemente abiertas, luminosas y cálidas, aliviadas de la carga gravosa de los libros, pero también de la pesadilla insufrible de las máquinas, las bibliotecas pueden ser el refugio de jóvenes y ancianos frente a la algarabía escolar o el hacinamiento doméstico: un lugar colectivo y sagrado al servicio de la intimidad del individuo ensimismado.» Luis Fernández-Galeano.

«Con la aparición y expansión de los nuevos modos de comunicación, la biblioteca parece estar amenazada, como si fuera una fortaleza a punto de ser tomada por una bestial horda de tecnologías…» Joshua Ramus, OMA.

La biblioteca es una institución en crisis. Amenazada por la informática doméstica, está en tiempos de transformación.

Las bibliotecas deben adaptarse a una sociedad en constante cambio y sacar provecho de ser uno de los últimos refugios del saber escrito abierto a lo público absorbiendo, a su vez, otras formas de trasmisión de la información y el conocimiento. Las bibliotecas tienen asegurado un largo futuro si son flexibles, es decir si su envolvente arquitectónica le permite adaptarse a múltiples condicionantes en un futuro que se presenta incierto; si son colectivas, si traspasan la frontera de la unívoca relación libro-individuo a otros modos de relación más activos, que involucren a la lectura con la confrontación y el debate, en lugar del ensimismamiento y si son experimentales, en su relación inquietante con la ubicuidad del mundo virtual y las nuevas formas de acceso a la información.

El proyecto se basa en la redefinición de la biblioteca como secuencia de bandas flexibles, de accesibilidad colectiva (donde el encuentro con el libro se da en forma directa), y espacios continuos donde se experimente, tanto la búsqueda, la lectura y el debate de la información, tanto en lugares interiores como exteriores.

El lugar como condicionante particular, tiñe estos conceptos de un halo de

El lugar
El Bosque y el Abra
El espíritu del lugar está enmarcado por una infinidad de especies vegetales de muy diferente coloración y porte, y un abra importante por detrás de la casa existente. Este gran vacío es el elegido para el desarrollo del proyecto, evitando geometrías arbitrarias, desafiando desde la geometría arquitectónica, la belleza natural propia del lugar.

Así el bosque ubicado al frente de la casa sobre la calle Peña pasa a actuar de preludio al desarrollo de la propuesta y es el primer tamiz, entre el lugar tal cual es hoy, y el cambio de escala que impone el programa del edificio.

La Institución
El entorno y la universidad
Como ya dijimos la biblioteca está en crisis, y en este caso en particular se encuentra dentro de otra institución (la universidad) que debate su papel en la sociedad y en particular en su relación con la ciudad.

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Al respecto es interesante que desde su traspaso al Complejo Universitario, todas las intervenciones relacionadas con la Universidad están caracterizadas por la articulación de dos factores comunes: un lugar con potente forestación, y unas construcciones existentes, casi siempre de carácter doméstico y sin ninguna particularidad arquitectónica sobresaliente. (Es así en el mismo Complejo y en el Colegio Illia de reciente inauguración).

Es intención del proyecto reforzar esta condición, con la nueva construcción.

Así la forma del edificio como fondo y la casa como zócalo, (que se prolonga para alojar el área administrativa por un lado, y por otro para albergar el área de acceso con las salas Neruda y Bruzzone), interactúan intentando preservar el bosque como dato de identidad de la Universidad en su relación con el barrio.

Las etapas
Bandas programáticas
El programa planteado en las bases se redefine a partir de dos decisiones básicas: desarrollar las actividades en bandas activas (áreas técnicas o públicas de encuentro con el libro, incluidas las circulaciones verticales u horizontales) y pasivas (lectura). Estas bandas se ubicarán en el terreno según su etapabilidad así la primera banda (casa existente – administración), y la segunda banda definida por la impronta de la Sala Silenciosa forman la primera etapa, junto a una tercera banda de circulación vertical y horizontal.

La segunda etapa son dos bandas paralelas adyacentes a esta calle donde se completa el programa existente, hacia la calle Primera Junta y aprovechando el declive del terreno se articulan en tres niveles de altura igualando el nivel y medio de altura de la sala silenciosa. Hacia la calle Peña se crece con una serie de terrazas con accesibilidad desde las salas donde se estimula, la lectura y el debate al aire libre. Bajo éstas, se encuentran las oficinas del área de acceso, y las salas Bruzzone y Neruda.

El proyecto organiza el programa en cinco bandas en tiras alineadas con la calle Peña –una integrada a la casa existente- donde la sala silenciosa adquiere protagonismo por su ubicación en un primer piso, configurándose como un mirador hacia el bosque existente y en un segundo plano hacia el Complejo Universitario.

Todas estas bandas se enlazan conformando un todo espacial continuo apoyado por la sinergia que provoca la rampa de conexión vertical, en un mixtura de bandas activas y pasivas donde los únicos espacios cerrados son los silenciosos, y donde se potencia la interrelación de depósitos con lugares de lectura, como la hemeroteca y la sala parlante, estructurada, en parte, como una galería abierta al parque.

El edificio
Estratos flexibles
Una biblioteca para el siglo XXI ha de ser un complejo de espacios que sean flexibles, con capacidad de crecimiento y de transformarse. Una biblioteca contemporánea no puede ser un espacio unitario como fueron los proyectos de Boullêe o el edificio de Erick Gunnar Asplund en Estocolmo…” Carlos Ferrater.

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El edificio son estratos paralelos de espacios flexibles.

Desde un primer acercamiento se fija un área de estacionamiento y un patio de llegada exterior que preludia las primeras imágenes de la intervención. Esta explanada de acceso será también en el futuro como articulador con la cafetería a construir.

La vivienda existente se define como un zócalo horizontal que se  conjuga  con el área de acceso  y completa la imagen de la primer banda, materializando un bloque con vocación de basamento, cuya fachada  condiciona y referencia la situación de acceso. Paralelo y articulado con la fachada existente se desprende un plano de piedra que se presenta perpendicular a la entrada, y limita  el patio hundido de acceso exterior a las áreas anexas.

Entre estos dos planos se crea el acceso al patio de entrada. Este patio es otro filtro, en este caso, entre la escala de la casa y el nuevo edificio. Desde él, se accede a las áreas de acceso público y una entrada independiente al área administrativa.

La sala Bruzzone en doble altura y caracterizada por una escalera a modo de gradería (asistido por un montasilla para facilitar la accesibilidad de discapacitados) relaciona estas áreas con la sala Neruda con una entrada exterior independiente, posibilitando su uso fuera del horario de biblioteca.

Luego del control antihurto, y después de atravesar el hall dispuesto en forma de galería, se llega alternativamente al servicio de circulación y a la sala parlante. Esta sala extiende sus funciones sobre una terraza al frente –como mirador al futuro café-comedor universitario-articulada interiormente en gradas que rematan en un patio inglés de uso alternativo. En la propuesta completa se fusionó con la hemeroteca (sector de mesas para seis personas), generando estares que miran hacia el bosque.

En el interior, articulando y cosiendo esta secuencia, la banda de circulación conforma una espina de conexión interior, “la calle  de las bibliotecas”, un espacio que conecta los cinco bloques y que está bañado de luz natural que entra lateralmente desde los patios y cenitalmente desde los lucernarios. Esta calle es el espacio que sirve de gran vestíbulo de relación y acceso a las diferentes partes del programa, jalonada por volúmenes de servicio y cualificada por las fachadas interiores generadas por los depósitos y la sala silenciosa, estratificando las relaciones espaciales, mostrando fachadas internas que interactúan con interiores inundados con luz cenital que refuerzan la proporción geométrica de las tiras.

La materialidad
Opacidad y  reflejos
«La primera biblioteca no ocupaba lugar. Existió antes que la escritura, antes que los libros. Residía en la memoria del hombre, que en ella atesoraba, leyendas tradiciones, canciones o plegarias… la invención de la escritura dotó a esa biblioteca de materialidad.» Alfonso Muñoz Cosme.

Como la escritura dio configuración física a la biblioteca, la materialidad del edificio esta apoyada en su relación dialéctica con el lugar y con el programa que aloja. La casa existente se recicla, manteniendo en general, su aspecto actual.

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El edificio se estructura en base a las diferentes bandas programáticas que contarán con una estructura resistente de envigado de hºaº cada 73cm. con vigas principales perimetrales y columnas internas de diámetro circular de 30cm. que dejan libre la fachada, posibilitando acercarse a los árboles. Estas bandas tienen una cubierta liviana de chapa, con vigas principales armadas con perfiles normales y diagonales de tubo estructural.

Las bandas programáticas se estructuran entre estratos o fachadas internas y externas.

Las internas se materializan con la estructura de hºaº que conforma un entramado a modo de brise-soleil interno con póstigos pivotantes de madera que controlan el paso de la luz desde la banda de circulación.

En la primera etapa una de estas fachadas es fachada exterior, cuyos paneles de cerramiento se trasladan en la segunda etapa a la fachada posterior, ya que mantienen la misma modulación.

Las externas, en cambio, se “desprenden” de la cubierta dejando iluminación cenital sobre el plano de cerramiento, que es una fachada ventilada que  combina un muro de ladrillo cerámico y un emplacado de panel de fibrocemento sobre estructura metálica galvanizada, que controla la exposición solar de la fachada y deja una raja continua de carpintería a la altura de la visión de los lectores. Rajas verticales segmentan esta fachada dando luz lateral sobre los paneles livianos que separan las mesas individuales de lectura, y enmarcan el paisaje, como negativos de la presencia vertical de los árboles del bosque.

Las canalizaciones generales y como propuesta general, recorren longitudinalmente las bandas por debajo de los voladizos que deja la separación de la línea de columnas del cerramiento no encontrado obstáculos en el sentido longitudinal, coincidiendo con las circulaciones horizontales de los lugares, que pueden contar con un cielorraso suspendido bajo.

La instalación termomecánica, se alojará sobre las cubiertas de los módulos de servicio y alimentarán a la planta alta directamente en el entretecho de la cubierta liviana.

A las otras áreas llegarán a través de pleno ubicados en dichos módulos.

Conclusión
Leer entre los árboles….

Las bibliotecas fueron colecciones, hoy son conexiones y mañana quién sabe si serán algo…” Alfonso Muñoz Cosme.

El proyecto pretende imponer a un programa minucioso, una organización flexible, adaptable en el tiempo; a un lugar de imponente naturaleza, un orden respetuoso; a un tema (la biblioteca) en profunda crisis, una serie de bandas cualificadas, por la luz natural, en su infinita superposición de luces y sombras; por las vistas del frondoso bosque que dibuja el negativo de los troncos de los árboles, en la fachada principal otorgándole una verticalidad que se contrapone al desarrollo horizontal ineludible de las plantas.

Ni almacén de colecciones, ni templo de las conexiones, el proyecto se presenta como una austera volumetría, que sustenta a la sala de lectura principal a mirar por sobre la casa, que invita a leer entre los árboles.

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