15.8.2011
Exposición «Tensión Admisible» de Graciela Sacco, en el Parque de la Memoria
El próximo sábado 20 de agosto a las 11 hs. en la sala PAyS del Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado se llevará a cabo la inauguración de la exposición "Tensión Admisible" de la prestigiosa artista rosarina Graciela Sacco. Tensión Admisible podrá visitarse desde el 20 de agosto al 20 de febrero, de lunes a viernes de 10 a 17 hs. y los fines de semana de 12 a 18 hs. con entrada libre y gratuita.
Especialmente producida por Graciela Sacco para el Parque de la Memoria, la muestra se organiza en torno al concepto de «Tensión Admisible», un término que proviene de la Física pero que la artista utiliza para reflexionar sobre cuestiones sociales y políticas. Tal como su título plantea, «Tensión Admisible» propone una meditación sobre los límites, sobre la tensión máxima que puede articularse en el momento previo a un estallido. Compuesta por dos instalaciones de gran formato en la Sala PAyS y una interferencia urbana sobre la reja perimetral del Parque de la Memoria, la exposición propone una reflexión sobre la violencia, sus representaciones, percepciones y sus relaciones en torno a la memoria y la ciudad.
Presentar en el Parque de la Memoria-Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado la exposición Tensión Admisible, de la prestigiosa artista rosarina Graciela Sacco –una muestra ideada específicamente para nuestro espacio y producida íntegramente por el Parque de la Memoria y la Secretaría de Inclusión y Derechos Humanos de la Ciudad de Buenos Aires–, constituye para nosotros no sólo una gran oportunidad, sino también un enorme desafío. El Parque de la Memoria recordará el 2011 como el año de puesta en marcha de la sala PAyS (Presentes, Ahora y Siempre) y de su proyecto curatorial de exhibiciones. Este programa, diseñado y gestionado por nuestros especialistas y trabajadores y consensuado por los organismos de derechos humanos, se constituye como uno de los núcleos más potentes para la consolidación de los procesos de construcción de memoria para los cuales fue fundado y construido este lugar. Graciela Sacco es una artista de raza singular. La lucidez y potencia de su lenguaje se reconocen a lo largo de su itinerario artístico, en el que cada obra o proyecto que presenta nos alerta y sorprende por su carácter profundamente crítico y reflexivo. El Consejo de Gestión del Parque de la Memoria siente orgullo por haber concretado este proyecto, luego de años de perseverancia y trabajo por y para este lugar de recuerdo y homenaje que no da cabida al olvido y que, junto a los artistas y sus obras, sueña en la construcción de un nuevo tejido social, más justo y solidario, para el futuro de la Argentina.
Directora, Nora Hochbaum
Parque de la Memoria – Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado
Tensión admisible
Disparos y metralla. El sonido proviene de distintas partes y cae al ritmo en el que la pintura estalla en manchas. Negro sobre blanco, los impactos van cubriendo la totalidad de la superficie para comenzar de nuevo, blanco sobre negro. La tinta actúa como el eje visual de una tensión metafórica entre términos antagónicos que se organizan como espejos enfrentados. Uno requiere del otro para tomar visibilidad, uno se justifica en el otro y opera como la clave de su formulación, de su existencia. Existen con el otro, involucrados. Ambos remiten a la violencia. El impacto sonoro y visual de esta extensa instalación nos interpela. Podemos ver la obra desde lejos, pero la proximidad detona un registro perceptual, en movimiento. La imagen de esa superficie activada por el impacto de la pintura negra y blanca se interrumpe con el ritmo sostenido de maderas que crea una grilla, una trama, una cornisa para la mirada, que tiene que penetrar entre las rajas, ver entre los vacíos. Manchas, sonidos, fisuras y tabiques consolidan una construcción que interroga simultáneamente varios sentidos. Una formación perceptual que subsume al espectador en una crispada meditación sobre la violencia. Crispada, sí, porque la obra no sólo formula un registro visual y sonoro de la violencia, también la ejerce. No sólo representa, también actúa esa violencia que instala como el centro de una pregunta que remite a la matriz de violencia que ha impregnado el largo siglo XX, que estableció un denominador común para la organización de una experiencia de época pautada por guerras y revoluciones. La violencia concreta, histórica, situada; y al mismo tiempo la violencia como percepción que dirige la meditación sobre esa materia violenta y sobre el tiempo dedicado a la guerra. Los sueños de la violencia. La obra puede situarse en una pregunta que implícitamente formula Hannah Arendt: ¿Puede considerarse la violencia como la única interrupción posible (en forma de guerras y revoluciones) del proceso cronológico de la Historia? La tensión que proviene de la sucesión de disparos, del ruido ensordecedor, de la superficie dinámica de manchas sobre manchas, del ritmo vertiginoso de los postes de madera que interrumpen el registro de la pintura en movimiento, lleva a detenernos en el encadenamiento de una violencia que se materializa en un espacio específico: la sala del Parque de la Memoria como laboratorio para una reflexión basada en la percepción.
Tensión admisible expone una meditación sobre los límites, sobre la tensión máxima que puede articularse en el momento previo a un estallido. En el título de la muestra redobla el registro perceptual de la obra. En el repertorio de Graciela Sacco cada elemento suma su sentido al dispositivo general de la obra. Las maderas, como sucedía en la serie Cuerpo a cuerpo, también son el mecanismo para mensurar la violencia históricamente situada (una manifestación en el 68, en 2001 o en 2011) o la expresión de una trama continua de violencias perceptuales. Medir y controlar como una forma de cuantificar: volver una experiencia general en una concreta, en el espacio de la sala de exhibición. La suma de palos con la imagen impresa remite también a la inscripción en el presente de hechos del pasado; es una forma concreta de representar la memoria de esos hechos que se recuerdan con mayor o menor exactitud o sujetos a distintas formas de distorsión. Cualquier salida puede ser un encierro, advierte la frase que nombra la otra instalación, la que se enfrenta a los disparos. Junto a esta violencia perceptual Sacco sitúa una representación poderosa en la cultura de Buenos Aires, el río, con su implícita ambigüedad, aquella que proviene de una imagen que remite a la vida, a la mirada que se pierde en el horizonte, en el espacio que se proyecta hacia otros espacios, hacia otras geografías, y que, al mismo tiempo, refiere a la muerte. El río cementerio. Podría pensarse a la ciudad de Buenos Aires como un inmenso memorial. En las veredas de los bancos aledaños a la Plaza de Mayo se suceden las placas que recuerdan a los desaparecidos. El río es la inmensa placa recordatoria de la ciudad. Superficie líquida que lleva, de nuevo, a pensar en la vida. El inicio de esta obra es otra, que comenzó en Finisterre, Galicia, en la Costa das Mortes, donde se depositaron cientos de barcos en los que se hundieron las esperanzas de los inmigrantes. La historia de una violencia y de todas las violencias. Fuera del Parque de la Memoria, entre las rejas que lo circundan y el espacio de la calle, se despliega la imagen extensa del río, que confronta al tránsito urbano. La instalación Cualquier salida puede ser un encierro, de la serie Tensión admisible. Interferencia urbana es una señalización, una forma de traer el río a la calle, al lugar que registra la zona de contacto entre la ciudad y ese parque en el que se inscribe una trama de sus experiencias. La reiteración de imágenes y de sonidos repone el ritmo de muchas formas de violencia y recrea cierta incertidumbre. El poder de una obra no radica en la definición lineal del sentido. Reside, más exactamente, en su capacidad para instalar la mente y las percepciones en un estado meditativo.
Autora, Andrea Giunta