23.6.2010
Congreso «Más por Menos»
Durante los días 9, 10 y 11 de Junio de 2010, en el edificio del Baluarte de Pamplona, se celebró el congreso de arquitectura “Más por Menos”, organizado por la fundación Arquitectura y Sociedad. Durante el transcurso del mismo, se pudo disfrutar de la presencia de un variado elenco de protagonistas venidos de todos los continentes que intentaron explicar que era eso de dar “más por menos”.
El evento levantó una expectación fuera de lo normal, tanto en el público asistente, como en los medios de comunicación, congregando 500 espectadores y más de 100 periodistas. Un congreso de primer nivel internacional, con la presencia de tres premios Pritzker y de otras muchas personalidades, cada cual más interesante. En este sentido, realmente, merecen una felicitación Patxi Mangado, la propia fundación, Luis Fernández Galiano y la estupenda organización. La sensación general del congreso fue muy positiva, y tampoco se quiere dar una visión detallada de lo allá acontecido pues otros, como Sergio desde Scalae, ya lo ha hecho estupendamente. Las esperanzas depositadas en el congreso eran altas y el formato por el que se apostó era bastante atractivo. Cada ponente disponía de cuarenta minutos, a los que se sucedían mesas redondas (bajo un lema) entre cada tres participantes. La mayoría de ellos dieron más por menos (de hecho, dieron mucho más por menos), y algunos (los menos) dieron muy poco, seguramente, por bastante. Hubo un momento del evento que resultó bastante significativo, cuando Glenn Murcutt les dijo a los otros dos pritzker, después de que declarasen ambos (con cierto orgullo) la enorme cantidad de gente que tenían trabajando en sus estudios: “yo llevo mi estudio mientras que a vosotros os lleva vuestro estudio”. Como no podía ser de otra manera, el arquitecto australiano (que asistió a todas las ponencias del congreso) fue uno de los que más fino hilo hablando de sostenibilidad. Entró de lleno en el tema hilvanando este concepto con la sensatez y el sentido común, dejando claro que la belleza era una consecuencia y no un fin en sí mismo, mientras otros ponentes como Herzog, no dejaban de tirar balones fuera, argumentando que “la ecología es tan evidente que ni siquiera vale la pena hablar de ella”. ¿Evidente? No lo tenemos tan claro, pero bueno, es palabra de pritzker y habrá que creerle.
En esta misma línea de arquitectura sensata que nos mostró Murcutt, nos sobrecogió la presentación de Diébédo Francis Kéré. El arquitecto de Gando contó cómo orienta toda su energía en reducir a su máxima esencia sus proyectos ante al evidente falta de recursos que dispone para poder llevarlos a cabo en un país como Burkina Faso. Esto sí que es “más por menos”, Francis fue el único niño de su aldea que consiguió estudiar, para con el tiempo llegar a realizar la carrera de arquitectura en Alemania, y antes de licenciarse ya había recaudado fondos para poder levantar su primera escuela en su tierra natal. De esta forma, pudimos comprobar cómo la arquitectura, no con menos, sino con nada, puede cambiar la vida de la gente. Toda la sala quedó prendada de su presentación desde el primer momento. Se puede decir que llevó el lema del congreso al extremo de “con nada todo”. Con esta misma actitud despojada de todo lo superfluo estuvieron encaminadas las presentaciones de Anne Lacaton , Giancarlo Mazzanti y Alejandro Aravena. Anne, relató su experiencia laboral haciendo énfasis en cómo se puede hacer de la escasez virtud. La pareja francesa, siempre actúa desde lo esencial de la arquitectura, intentando sacar el máximo rendimiento de las limitaciones. Mientras que el arquitecto colombiano nos hizo ver más de un proyecto en el que sus edificios habían revitalizado diferentes barrios pobres de Medellín, demostrando nuevamente el poder de la arquitectura para intervenir en situaciones sociales bien complicadas. Sobre la ponencia de Alejandro Aravena, solo decir que en su trabajo con el grupo Elemental, nada tiene que hacer para adaptarse al lema del congreso, pues es parte de su ADN estructural. El “menos” es su ámbito laboral y, sin embargo, con tan pocos recursos ellos han sabido cambiar la vida de muchas familias con una arquitectura de esencia y precisión. Y para terminar, las palabras del incombustible y revolucionario esloveno Slavoj Žižek, quien en la rueda de prensa del último día comentó, “cuando el arquitecto empieza a hablar de poesía es porque tiene los bolsillos demasiado llenos”.
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