4.9.2015

Homenaje Scalae a Carlos Mariani

Carlos Mariani conversa a una velocidad endiablada, es evidente que se ha preparado a fondo para la conversación.

En una actitud honesta, profesional, profunda, que el conversador agradece ya que deja a la vista algo que Mariani no desvela en sus palabras, sino en su actitud, en lo que transmite su arquitectura: su interés, y de su equipo, en la importancia de los interlocutores, de las personas que habitarán sus ideas hechas de arquitectura y ciudad.

… una excesiva inmediatez entre forma y partido
Soy hijo de padres marplatenses. En los años 50, Mar del Plata fue una de las ciudades que más alto índice de crecimiento tuvo en el mundo. Para lograrlo, se devastaba un área consolidada con viviendas de veraneo y arquitectura ecléctica. De chico yo viví eso. Nadie parecía advertir el costo urbano de este proceso que se materializaba en nombre del progreso y de la masificación del turismo.
Mi padre, que era dentista, me impulsó a abordar el tema de la construcción. Después, con el consejo de un profesor de la secundaria, decidí que lo mío era la arquitectura. Me trasladé a Buenos Aires, el único lugar donde había escuela de arquitectura importante más cerca en la Argentina, y en la década del 60 encontré una facultad que te diré que era amplia, de valores, de posición, de actitudes abiertas. En el taller de Polo Elis recibí maravillosos conceptos de arquitectura y de vida. Era una especie de facultad ideal, que permitía el diálogo, el intercambio con docentes destacados, en un ámbito pluralista. No era la FADU de ahora. Había un espíritu racionalista, orientado a la búsqueda de partidos fuertes y claros. Eran partidos que tenían siempre un marco que era entender la realidad.

Volviendo a Mar del Plata, yo, con las dos cosas más importantes en ese momento en mi vida, la graduación y mi mujer y socia, nos decían: «¿Cómo van a ir a trabajar a una ciudad como Mar del Plata?». Al principio nos propusimos colonizar al especulador, culturizarlo con la idea de que aceptara las condiciones ambientales y el lenguaje de la modernidad. Teníamos una especie de convergencia con el espíritu del eterno comienzo de la ciudad. Asumimos nuestras primeras obras con ese contenido, era una arquitectura de partidos fuertes, las expresiones eran bastante lineales de los partidos. La crítica que haríamos ahora a las obras hechas en ese momento es que eran de una excesiva inmediatez entre forma y partido, reflejando la tendencia de la escuela de Buenos Aires.
Veníamos de esa formación racionalista, un poco abstracta, y con el tiempo fuimos entendiendo mejor a la ciudad y su estructura profunda, fuimos encontrando cierto germen de identidad en una ciudad que tenía una fuerte acumulación de diferentes arquitecturas. Comenzamos a entender la ciudad no como algo a lo que oponerse sino algo que puede mejorarse. Como una realidad consistente en la que puede ir perfeccionándose el concepto de identidad. El ser urbano es cambiante pero el cambio es la manera de mantener vigente el espíritu de la ciudad. No creemos en absoluto que mediante operaciones de juegos intelectuales del lenguaje, de significante y significado, puedan resultar trabajos válidos. La arquitectura es un hecho cultural, y si hoy está devaluada deberíamos esforzarnos para que vuelva a ser cultura. Por momentos tenemos una posición muy desde la región, tenemos que reconocer que la idea misma de territorio está sufriendo una transformación tan radical que influye en la arquitectura. Y esta frase hecha de que cada metrópolis del primer mundo tiene cosas del tercer mundo y que cada metrópolis del tercer mundo incluye otra del primer mundo es una realidad. Los mundos se están mezclando y esto va a requerir nuevos conceptos de identidad. Sin embargo, creemos que en este mundo que se globaliza, la multiplicación de realidades regionales válidas hace que el globalismo no se oponga al regionalismo. A la región la entiendo como algo muy abierto, sin límites precisos, sólo los que establecen las cuestiones culturales y ambientales.

… hacer arquitectura es hacer ciudad
Para nosotros, el punto de partida de todo proyecto va a surgir indudablemente de lo que es el contexto, lo bioclimático, lo que aporta el ámbito en el que estás trabajando. Ahí donde se gesta un juego de relaciones con el contexto, lo ambiental, la historia, lo actual, lo que está por venir, se constituirá la invención de una propuesta. Y la arquitectura, al concretarse, será catalizadora y sugerente en situaciones que emergen de esos primeros reconocimientos. Por eso es que para nosotros cada obra es un elemento único y singular.
Lo que nos importa es que la obra abre su territorio. Es muy importante para nosotros la relación entre arquitectura y paisaje. Nunca abordamos un proyecto de igual forma, pensamos realmente que cada obra es una apuesta singular. Por ejemplo, con respecto a la relación entre arquitectura y paisaje, hicimos el Hotel Elegante en Tandil, esta relación está resuelta por la ubicación de volúmenes apoyados en la topografía de la sierra, que van asimilando a las pendientes del lugar. Acá paisaje y arquitectura funcionan como complementarios, cada uno por su propia naturaleza, en actitud de mutuo respeto.
En el Aquarium de Mar del Plata que hicimos cerca del faro, el paisaje ahí no es un panorama para contemplarse como fondo de la obra sino que los edificios fueron planteados haciendo el paisaje y el lugar. Que la arquitectura fuera todo el espacio que pudiera abarcar la mirada. Los edificios y los médanos, que los contienen digamos, ofician como los elementos de la arquitectura. Hay un contrapunto natural-artificial. El paisaje y la arquitectura se plantean como uno, lo natural se construyó artificialmente y lo artificial se generó naturalmente, capitalizando las condiciones del sitio, de la arena, paisaje y arquitectura se encuentran en esta obra en una única disciplina.
Con este mismo concepto hemos trabajado también en la ciudad. No podemos concebir la arquitectura sin un rasgo fuertemente contextual, el sentido del edificio se comprende en relación con el lugar. Los catalanes nos inculcaron que hacer arquitectura es hacer ciudad y no lo entendemos de otra manera.

… generar lugares de encuentro tiene una significación
Cada obra es como un desafío para ver cómo arma su territorio, cómo se relaciona con su medio. La relación entre arquitectura y ciudad aparece para nosotros a partir del sitio y de una propia interpretación del programa. Hay elementos conceptuales que son permanentes en todos. La relación interior-exterior y la vinculación que hacemos entre el edificio y la ciudad. La relación, además de propuesta arquitectónica, la entendemos como propuesta de vida. Hacer que la calle y la plaza se introduzcan en los proyectos es apoyar una reorganización del espacio privado. Una eficaz corrección entre lo público y lo privado puede permitir la concreción en los edificios de espacios de relación y de contacto entre la gente, de vinculación comunitaria, son lugares de encuentro.
Hicimos algunos pequeños centros comerciales en la calle Alem, uno se llamaba La Palmera, otro Paseo del Tiempo. Alem era una calle de intensa actividad en el verano, y hoy esta desnaturalizada por el deterioro de los usos que se plantearon en la calle. Estas obras se plantearon a partir de patios y recorridos como ampliación de la calle. Elementos virtuales marcaron el límite entre el exterior y el interior de la parcela. Funcionaron como verdaderos centros de encuentro y comunicación.
En otro caso tuvimos que reconstruir, después de un incendio, la tienda Los Gallegos, era como una marca en la ciudad. Con el planteo que hicimos, la continuidad de las calles metiéndose en la parcela y la presencia de la luz natural en el interior, se generó uno de los puntos de encuentro más significativos del centro de la ciudad.
Otro ejemplo lo tengo siempre presente porque me lo cuestiono, que es la iglesia de San Benedetto que la hicimos en el puerto de Mar del Plata, que es casi como una pequeña Italia. Pescadores italianos que se trasladaron y sus hijos y nietos siguen viviendo en ese lugar. Cuando tuvimos que hacer esta iglesia en medio de la manzana, vislumbramos el grado de convocatoria que iba a tener este templo en esa comunidad. Había poco espacio, en nuestra búsqueda de urbanidad propusimos un atrio tan importante como la iglesia, porque pensamos que ese atrio iba a provocar la interacción de la comunidad barrial. Ahora me pregunto si hicimos lo correcto, dejando más espacio para el atrio que para el altar, y sigo pensando que fue lo adecuado. La iglesia vive en la convocatoria de la gente, y creo realmente que dios tiene un mejor lugar en nuestro corazón. Por otro lado, nos parece que generar lugares de encuentro tiene una significación, cuando no están ubicados en las salidas centrales como en este caso, te plantean el desafío de articular un barrio.
La flexibilidad fue una de las cuestiones básicas de la etapa inicial más abstracta y racionalista, después nos dimos cuenta que la flexibilidad tenía un límite, cedía ante otras cuestiones más importantes de la obra. En una obra de finales de nuestra etapa más racionalista, hace más de 20 años, nos solicitaron una casa en medio de un bosque. El cliente quería que esta casa estuviera alimentada por energía solar. Entonces la propuesta fue una especie de síntesis entre la casa del bosque, que pretendía su mujer, con los veintitantos colectores solares en el techo negro y dos grandes invernaderos y la casa cumplió equilibradamente con las dos pretensiones, ser las casa del bosque y tener un concepto, en ese momento muy embrionario, de la utilización de la energía solar. Esa casa despertó en nosotros el interés por la arquitectura sustentable.
Hemos mantenido continuidad con muchos clientes y con algunos hemos desarrollado relaciones que se mantienen en el tiempo. Tiene que ver con seguir haciendo ese servicio post-entrega, viendo qué sucedió con el modo de vida y sobre todo con las decisiones técnicas que uno toma, a veces innovando, y uno asume la responsabilidad de que eso funcione bien.

…el estudio
El equipo central del estudio profesional lo constituimos 4 personas, María Haydé y yo, que somos los primeros; luego se incorporó la nueva generación: nuestro hijo Gerónimo y Oscar. Ahora los encargos van haciendo crecer el equipo, y para nosotros el trabajo en equipo es una condición. La apertura a la discusión la vemos como algo esencial para comprender y posicionarse ante cada tema. Los temas, cuando se comparten, extienden sus perspectivas. En cada proyecto, una vez terminada la dirección de la propuesta, vamos integrando equipos con la gente que trabaja en las computadoras, y siempre con maquetistas, con el control directo de alguno de los proyectistas y verificaciones periódicas de todo el grupo. En los últimos tiempos hemos incorporado también el planteo de maquetas electrónicas. Hemos recibido alumnos y arquitectos de algunas facultades europeas que vienen a ampliar sus conocimientos de arquitectura y de la vida singular en Argentina. Quedan tan deslumbrados con la vida que descubren aquí la aventura que descubren que creo que les termina interesando tanto como la arquitectura.
Los argentinos nos hemos pasado la vida mirando lo que pasaba en Europa, en algunos momentos creo que hasta hemos mirado demasiado. Por suerte luego se volvió a mirar un poco a lo que son los valores de nuestro contexto. Así que es un placer recibir a esta gente con la que compartimos conocimientos. Tienen el mismo entusiasmo, el mismo espíritu de participación que toda la gente que va pasando por el estudio. Esto es notable, cómo se mantienen los lazos en el tiempo.
Nuestro estudio funciona en una casa donde nosotros vivíamos. Tiene las ventajas y las desventajas de una casa. Se puebla muy temprano en la mañana con la gente que trabaja en forma permanente, y nosotros casi siempre recorremos las obras a la mañana. No somos de esas estructuras que se reparten demasiado los trabajos. Semanalmente tenemos reuniones para todos estar al tanto de todo lo que está pasando y de todas las alternativas que presentan las obras que están en marcha y analizando las nuevas cosas que se nos pueden proponer. Cuando llega un nuevo encargo, uno siempre lo aborda con su acervo cultural, pero intentamos una mirada renovada. En general recorremos juntos el sitio y las primeras ideas, las de las servilletas, las analizamos en conjunto. De una instancia íntima del primer esbozo, que se hace en forma personal, pasamos al trabajo en grupo. En las primeras ideas siempre hay un fuerte componente en la relación con el pasado. Siempre las experiencias proyectuales se acumulan para formar parte de las nuevas soluciones. Pero yo creo que el impacto del sitio y el análisis conceptual en profundidad del programa, empiezan a actuar siempre como los verdaderos detonantes de lo nuevo, de lo específico de cada obra. Nosotros no creemos que el proyecto surge de una deducción directa del análisis, de una impecable sucesión de investigaciones. La mente humana no funciona linealmente sino en zigzag, y esa no linealidad del pensamiento permite producir nueva información que no existía a priori.
Machado termina rescatando el conocimiento intuitivo por sobre el racional en un lindo verso. En el proceso de hacer arquitectura, como en ese verso, para nosotros conviven ambos modos, hay más luz y más intuición al principio, y casi al final cuando surge la idea fuerte del proyecto. En el medio, profundo, arduo, intensísimo trabajo sobre los datos de la realidad y del programa.

…decir que no
Te diría que cuesta decir que no, pero es una de las cosas que más hay que saber. Sobre todo dijimos que no cuando tuvimos la sensación de que no íbamos a poder desarrollar la tarea en las condiciones y la forma en que pensamos que había que realizarla.
Uno hace evaluaciones, son decisiones muy íntimas, y dolorosas porque los arquitectos siempre tenemos la tentación de decir que sí, pero cuanta más agua ha corrido, más exigente es uno consigo mismo y con la gente que va a trabajar. Porque una obra de arquitectura no es algo rápido, no es una simple operación financiera, es siempre actividades que tardan años. Las relaciones con los clientes acá son fundamentales.
Hemos trabajado gratis, como no. La iglesia de San Benedetto la hicimos colaborando con la persona que la donó. Era un italiano que tiene un astillero en el puerto de Mar del Plata y quería rendirle un homenaje a su pueblo, a San Bendetto que era el patrono de su pueblo. En una época trabajamos mucho con sindicatos e hicimos mucha vivienda de interés social. Tratamos de que además fueran de interés urbanístico, llevando el valor del urbanismo a la periferia. La mejor experiencia que tuvimos ahí fue en barrio Los Andes. En nuestra etapa más racionalista trabajábamos con el material que teníamos a mano: el ladrillo. Al rededor de los 80, ya con dos hijos, descubrimos una rutina esencial para nosotros que fue viajar, queríamos conocer todo lo que el mundo pudiera brindarnos. Caminando por el foro romano, nos deslumbró la volumetría de ladrillo, el material que usábamos diariamente en nuestras obras dándole tan poca capacidad expresiva. A partir de ahí, fuimos incorporando el protagonismo expresivo del ladrillo, el material local precisamente más accesible. Simultáneamente, en ese afán de verificación de las obras, veíamos que, en nuestras zonas con alto nivel de corrosión por parte del mar, las armaduras de las estructuras de hormigón obligaban a continuas tareas de mantenimiento. Entonces, todas nuestras obras estuvieron recubiertas por un envolvente de ladrillo visto y a veces revocado, generando cámaras de aire. Todas nuestras obras, desde las más grandes hasta las viviendas de interés social, estuvieron resueltas con la misma tecnología.

El lujo ha sido una de las herencias de la modernidad, de las cuales no hemos renunciado ni mucho menos. Si algo criticábamos de la modernidad son sus conceptos urbanísticos, pero ese ascetismo de la modernidad tiene que ver con cómo concebimos la obra. En las primeras ideas también hay un fuente componente en relación con el pasado. El proyecto no está dictado por la necesidad, y hay un componente de libertad que garantiza que la forma está determinada por las circunstancias propias de cada obra. La forma externa de las cosas es la expresión sensible de una idea y, si no, es una cáscara vacía. Intentamos que el diseño de una obra haga legible la idea que la generó. Evitamos la incorporación de anécdotas vacías de sentido.
Con los edificios de patrimonio, como la Fundación Bolsa de Comercio de Mar del Plata, hay un compromiso especial porque tenés que, por un lado, que respetar y poner en valor la herencia recibida, la memoria de una cultura sobre todo tan castigada como fue la de Mar del Plata. Por otro lado, la responsabilidad de que la nueva obra haga referencia al momento de la intervención. La edificación original de la Bolsa es un antiguo chalet marplatense, expresado a través de elementos de corrientes pintoresquistas, básicamente normandas, y para el planteo de esta institución educativa se mantuvo la casa para albergar actividades directivas de la fundación. Las otras funciones están contenidas en un volumen que se desarrolla por detrás de la construcción original, actúa como plano de fondo sobre el que se desarrolla la casa preservada. Literalmente conviven dos tiempos, y dos historias se entrecruzan.

En edificios nuestros de gran escala, como el Sheraton, hay un gran ascetismo en usar elementos del lenguaje. Se verifica la propuesta de que el diseño haga legible la idea.
Los próceres de la arquitectura te dejan la marca, y eso en algún momento aparece. Creemos que la arquitectura puede lanzarnos a la ensoñación, que puede crear atmósferas y permitir experiencias totalizadoras. El efecto se produce a partir de ciertos parámetros, como la escala, y determinados elementos como la luz, el sonido, los colores. Son elementos con capacidad de transmitir sentido, se podría hablar casi de una neutralización del lenguaje, y esto no es una apología al simplismo formal ni al «menos es más», sino que es un llamado a otra complejidad, una que no descansa en la superposición de signos lingüísticos sino en una lectura simultánea y superpuesta de esos elementos puestos al servicio de una intención vivencial. Esto para nosotros produce un arraigo mucho más sustancial que el que pueda generar el lenguaje.

Pregunta del estudiante

¿Cuáles piensa Ud. que han sido claves importantes del cambio de actitud profesional de los arquitectos en Argentina?

El ejercicio profesional ha ido cambiado, ha tenido que adaptarse a una oferta de servicio más completa, no sólo por las crisis recurrentes sino por la necesidad de recuperar cierto prestigio público de la profesión. Tuvimos que demostrar que no sólo podemos resolver un edificio sino que debemos analizar la viabilidad de su construcción, las posibilidades económico-financieras. Muchas veces, para hacer arquitectura, tuvimos que previamente construir la operación. Hemos tenido que desarrollar habilidad como gestores de ideas de arquitectura y ciudad y también como gestores de desarrollo.
Los códigos son esas construcciones idealistas que, sobre todo en las décadas del 50 y 60, se fueron aplicando a nuestras ciudades ignorando las realidades urbanas existentes y realmente dividiendo impiadosamente las tramas de la ciudad con divisiones artificiales y totalmente alejadas de un concepto de participación. Creo que, en los últimos años, hemos tenido en la Argentina una toma de conciencia por parte de la clase política de esta situación, y el planteo de planes estratégicos puede llevarnos a superar las necesidades de participación y de entender la ciudad como algo vivo. La aplicación de un código no garantiza el desarrollo adecuado de la ciudad. Pero mientras tanto, mientras se pasa de los códigos absolutamente abstractos y racionalistas a un planeamiento de un urbanismo participado, tenemos una especie de vacío. Esta situación es compleja y peligrosa para ciudades que tienen que resolverse con excepciones de códigos que ya han perdido su vigencia.

Para poder subir obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder solicitar la creación de un grupo es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder guardar en favoritos es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder valorar obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder agregar a este usuario a tu red de contactos es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Para poder enviarle un mensaje a este usuario es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Ir a la barra de herramientas