4.9.2012

Un moderno en Salta, entrevista al arquitecto Eduardo Larrán

A cuatro meses del fallecimiento del Arq. Eduardo Larrán, es pertinente el recuerdo sobre la entrevista que me concedió en la ciudad de Salta, en el último mes de Octubre. Fue un precursor de una manera de leer su ciudad adoptiva en clave inédita, también actuó como funcionario orgulloso de su responsabilidad, inquieto, dinámico, que se preocupó por la vivienda social, no simplemente para resolver un problema sino para mejorar la calidad de vida de su gente. No existen las dudas sobre su obra, rasgo típicamente moderno, que lo caracterizaba como persona, tanto como su trayectoria, esfuerzos, logros y capacidad de testimoniar paradigmáticamente a un arquitecto de avanzada en el interior del país que aspiró a una modernidad distinta. La obra de Larrán, es estudiada en distintas universidades europeas y su aporte es considerado de gran importancia en la historia de la Arquitectura y el Habitar.

Sobre su formación
AP/ Usted se formó en la escuela de Tucumán en el período considerado de oro, con los más notorios representantes de la modernidad local, como Sacriste, Caminos, Vivanco, Zalba , Le Pera , Onetto , entre otros. ¿Cómo repercutió en su formación profesional y personal el contacto directo con profesionales que brillaron por sus obras e ideas en aquel momento? ¿Cómo fue la enseñaza sobre la idea de la arquitectura?

EL/ Fue un impacto grande y notorio. Por un lado, cuando uno empieza a tomar conciencia de lo que podría llegar a ser el camino de la arquitectura, el tiempo que lleva tomarle la mano y sentirse cómodo y cada vez más seguro, hasta uno logra encariñarse. Ahí es donde te das cuenta que te ha atrapado totalmente la carrera, sumado a que nos tocó la suerte de estudiar en la mejor época del Instituto de Arquitectura y Urbanismo (IAU) y, a su vez, no sólo disfrutar de la enseñanza de la arquitectura sino de muchísima manifestaciones artísticas, promovidas por la Universidad, como exposiciones, conciertos, espectáculos de danza, etc. Así pudimos escuchar al pianista Walter Gieseking, al Director de Orquesta Carlos Félix Cillario , ver obras de Spilimbergo , etc. Realmente era apasionante el encuentro con cada uno de los profesores: había un fácil, continuo, directo y saludable contacto porque éramos unos pocos en ese momento. El Instituto fue realmente un ámbito de vanguardia, en el que la difusión de la arquitectura moderna se reflejaba a través del cuerpo de maestros que lo integraban. Había un intercambio importante de personalidades de todos lados del mundo que venían a transmitir sus conocimientos, Tedeschi , Rogers, Picinatto , etc Efectivamente, Sacriste, Caminos y Vivanco eran profundos conocedores y propulsores del movimiento moderno, poseedores de amplios conocimientos y de una gran cultura; fueron indudablemente los grandes maestros.

Nunca nos faltaba oportunidad para el diálogo, ya que cada conversación era un imperdible momento de aprendizaje, no sólo de arquitectura y de arte en general, sino de cultura y educación. Recibíamos un verdadero estímulo y eso generaba en nosotros una gran inquietud. Pero, para mí, el maestro por excelencia era Eduardo Sacriste, no sólo un maestro de la arquitectura sino de la vida. Nos enseñaba de todo. A él le debo el haberme explicado que la arquitectura hay que pensarla como un todo, atendiendo paralelamente el funcionamiento, el espacio, la estructura, los materiales… Decía que a la arquitectura hay que crearla en la mente, imaginarla, y utilizar el dibujo como una herramienta para representarla y poder materializarla. Mi mejor recuerdo y agradecimiento por darnos la oportunidad de habernos señalado el camino y también la posibilidad de ayudarlo a dibujar sus obras y proyectos particulares. Nos decía algo que tenia tantísima razón: en la facultad se les enseña a manejar las herramientas que en la vida profesional les permiten trabajar, y el tiempo les dirá si son o no arquitectos, antes no se sabe.

AP/ ¿A qué herramientas proyectuales se refería?

EL/ Todos estos profesores nos insistían permanentemente que, al proyectar, no hay que olvidar al destinatario, al sitio, a la orientación, al asoleamiento, a la ventilación cruzada, a la iluminación natural, a los materiales del lugar, aprovechar las buenas vistas, evitar el derroche y construir con absoluta precisión y lógica constructiva. Esto es realmente lo que es la Arquitectura SUSTENTABLE.

AP/ ¿Podríamos decir que todos estos parámetros constituyen los rasgos de una arquitectura sustentable?

EL/ Cuando uno, después, entiende un poco más de arquitectura se da cuenta que hoy se habla tanto de la sustentabilidad, que no queda claro cuál es el mensaje, y para mí siempre la buena arquitectura fue sustentable. ¿Por qué? Porque si uno quiere lograr que un edificio sea confortable, adecuado y lógico, de manera que en ellos sus ocupantes puedan desarrollar sus actividades con alegría y placer, uno está proyectando sustentablemente. La sustentabilidad surge naturalmente, o sea que la buena arquitectura es por sí sola naturalmente sustentable.

La lógica de sus referentes
AP/ Dentro de este interesante contexto de aprendizaje, ¿cuáles fueron los referentes internacionales que más lo han influido?

EL/ Sin duda, las máximas figuras que generaron un gran impacto en mi vida fueron Wright y Le Corbusier. Después se sumaron Mies, Gropius, Aalto, Breuer, etc. través de ellos aprendí a ver que hay dos formas de hacer arquitectura. Una, la obra de Wright, que trata al paisaje por analogía y se funde con la naturaleza; es admirable la sensible reflexión que hace sobre la cualificación de los lugares y el uso de los materiales. En cambio, Le Corbusier lo hace por oposición, se exaltan mutuamente arquitectura y paisaje. Logra una síntesis entre lo racional y lo orgánico, con la cual me siento plenamente identificado.

AP/ Una vez recibido, ¿cómo fue insertarse nuevamente en la ciudad de Salta, sabiendo que dicha ciudad posee características conservadoras aferradas fuertemente al historicismo, como también a la incomprensión social sobre los valores modernos? ¿Cómo fueron los primeros encargos?

EL/ Mis comienzos en Salta me los plantee como un verdadero desafío, no fue fácil pero tampoco me fue difícil porque tenía tal convencimiento de mis ideas y de lo que hacía y lo que podía llegar a ofrecer, que convencía hasta a las piedras. Sabía que establecerme en Salta implicaba enfrentarme a una mentalidad colonial muy arraigada. Me preguntaba, como llegar a hablar y/o discutir sobre temas de arquitectura y urbanismo moderno, si tuviera alguna duda o dificultad, si por entonces era el único “moderno”. La respuesta la encontré muy rápidamente. Quien podía llegar a darme una mano importante era una buena biblioteca: siempre estaría conmigo y dispuesta a responderme en todo momento. Y así fue, logré tener una excelente bibliografía, hoy un tanto reducida porque he regalado muchos libros y otros los he donado.

De todos modos, antes de recibirme tuve la oportunidad de hacer mi primera casa en un establecimiento agrícola. Fue un gran anhelo y, a su vez, una gran preocupación y temor al resultado final, aunque yo ya había seguido algunas de las obras de Sacriste en Tucumán. Igualmente, inseguro por mi inexperiencia, esa fue la primera oportunidad de conocer el pasaje de lo pensado, volcado en el papel, a la realidad. Y flor de susto me di cuando al ver los cimientos me pareció que todo era muy chico. Los capataces de ese entonces me tranquilizaron, diciéndome que era una común apreciación en esa instancia de la obra. La casa se terminó en 1955 y todos quedaron muy satisfechos.

Construir en la ciudad de Salta
AP/ Aparte de la actividad privada, también se desempeñó en la función pública como Director de Vivienda y Arquitectura y Secretario de Obras y Servicios Públicos de Salta y de la Municipalidad de Buenos Aires. ¿Qué conclusiones le han quedado de ese paso por la actividad estatal?

EL/ Tuve suerte en mi paso por la actividad pública, porque antes de graduarme, el ingeniero Sastre, Director de Viviendas, renuncia y le comenta a las autoridades de mi existencia y actuación, y me ofrecen un cargo vacante, aún sin estar recibido. Al poco tiempo, ya me encontraba en plena actividad planificando barrios para los cuales se otorgaban créditos. Si bien la mayoría de mis obras más importantes las hice como funcionario público, debo señalar que las dificultades son enormes para llevar adelante un proyecto, aunque es obligación natural del Estado, pues por mucho empeño que uno le ponga para hacerlas no resulta normal y fácil. Por lo general, los que traban el correcto funcionamiento de las cosas son los mismos empleados y funcionarios a los que lo único que les interesa es el sueldo, incluidos los profesionales, por supuesto; también están los incapaces, sumado a los mezquinos intereses políticos.


El Bloque Salta

AP/ Entonces, es en ese lugar donde usted proyecta el bloque Salta. ¿Cuáles fueron las premisas y motivos para construir el edificio más alto de la ciudad? ¿En qué estado actual cree que se encuentra? ¿Le haría algún tipo de cambio o modificación?

EL/ Las autoridades, en 1960, me piden que piense en una obra que quede como símbolo del paso por el Gobierno Provincial. Ahí recapacité: tengo una gran oportunidad de hacer un edificio de vivienda social en altura ofreciéndole a la gente disfrutar de la naturaleza y de la vida sana y placentera como si viviera a nivel del terreno, lo que no podrían tener serían las gallinas. Opté por un volumen único separado del terreno, que se parquizó para uso de los propietarios y sus niños, generando de esta manera una zona verde para recreación al N. de cerca de media manzana, con un sector para estacionamiento, al S., Al retrasar el bloque respecto de la línea municipal norte (casi treinta metros), el parque proyectado toma aún más importancia porque hace, a la vez, de plaza urbana. Salta tiene la mala suerte de no disponer de parques, sólo unas pocas plazas componen el espacio verde público de toda la ciudad.

El bloque tiene 16 pisos en altura, bien plantados sobre ocho pares de pilotines y desarrollado en más de cien metros de largo de este a oeste. Verdaderamente, constituyó un gran salto de escala en la ciudad, todavía baja, entonces, en altura. El proyecto fue un gran desafío, tanto de diseño como de construcción. Estudié muy bien la Unidad de Habitación de Marsella, de Le Corbusier, que data de 1945, porque siempre me han inquietado los edificios orientados a los cuatro lados. Son 160 departamentos en dúplex de cien metros cuadrados. Los desarrollé pensado que las mismas actividades que se podrían llevar a cabo en una vivienda en planta baja podrían desarrollarse también en altura. Fueron resueltos en dos plantas: estar o cocina, lavadero y una increíble terraza de quince metros cuadrados en doble altura, en la planta baja, y las habitaciones en el piso superior, logrando una adecuada orientación al norte y buenas vistas en casi todos sus ambientes y ventilación cruzada.

Estaba tan ilusionado que terminé haciendo todo, me puse en campaña y busqué un terreno que se adecuara a lo que me estaba imaginando. Una vez finalizado el proyecto, viajé a Buenos Aires y lo presenté en el Banco Hipotecario Nacional para su financiamiento, luego llamé a licitación para su ejecución en dos etapas, y seguí la dirección de obra, sin estar en la función publica y sin contrato, tan sólo hasta la primera losa, vale decir por amor a la ilusión de hacerlo realidad. Algo que siempre hice, tanto en mi actividad privada como en la pública, es aplicar los mismos principios, sin pensar en el tamaño e importancia de la obra, sino en sus ocupantes, pues sus derechos como seres humanos son iguales para todos frente a la arquitectura: buena iluminación natural, asoleamiento, ventilación, espacios verdes, vistas y valores estéticos. Vale decir Sustentabilidad.

Hoy, el monobloque está en perfectas condiciones, tiene una buena administración y eso permite su mantenimiento constante. ¿Si le modificaría algo? Claro que sí, revería el tema del remate, creo que le falta una mayor escala, el doble de su altura. La proporción es básica, es el ABC de la arquitectura: otra enseñanza de Sacriste. A las viviendas las dejaría tal cual están, aunque sé que han sido muy criticadas. Se han tejido fantasías increíbles sobre sus defectos, pero me tiene sin cuidado, porque conozco a sus usuarios y se perfectamente que hoy disfrutan de lo que antes no tenían.

AP/ La obra tiene una estricta pureza estructural que da lineamientos a la configuración espacial, tanto del conjunto como de las propias viviendas. ¿Tiene algún cálculo antisísmico?

EL/ Si, tuve un apoyo técnico de primera calidad por parte del Ing. Arturo Mario y Guzmán y su gran colaborador el Ing. Ramón Gonzalez Saleme. Es la primera estructura en hormigón armado antisísmica de la zona para un edificio en altura. Me han dicho que ochos años más tarde de su terminación, el Municipio logró sacar una resolución para implementar el control antisísmico. El edificio está compuesto con vigas placas en los testeros y losas sin vigas ni columnas, y pese a sus ciento diez metros de largo, no posee juntas de dilatación.

Algunas reflexiones
AP/ Con tanta sabiduría encima, ¿nunca se le dio por enseñar?

EL/ Debo reconocer que mi carácter es un tanto indomable y me caracteriza una gran seguridad que ayudó a rebuscármelas solo. Nunca estuve frente a una clase con alumnos, no tenía alma de docente, pero sí enseñaba cuando trabajaban conmigo, en mi propio estudio. Te digo, llegué a tener nueve arquitectos colaboradores de excelentes cualidades. Una vez, tuve un intento de asociarme cuando trabaja en la Dirección de Vivienda, pero no resultó. Sentía que perdía el tiempo, así que preferí cargar yo solo con todos los aciertos y fracasos.

AP/ ¿Qué piensa de la arquitectura actual, qué mensaje le gustaría dejar?

EL/ Me sorprenden, sinceramente, las cosas disparatadas que se hacen, complejas y difíciles de entender, de formas extrañas. Creo que ese no es el camino más acertado de hacer arquitectura. Incluso va en contra de la propia estática. Me parece que hay que concentrarse más en producir espacios para que puedan ser vividos por el hombre, tomando conciencia sobre los puntos a resolver. La vivienda como tema de arquitectura sigue siendo compleja, difícil y muy importante, pues abarca a la totalidad de los seres humanos de todos los niveles económicos y socioculturales, a los que debemos satisfacer en sus necesidades físicas y espirituales con toda nuestra pasión. Para muchos de nosotros el tema VIVIENDA es el mas apasionante. Para ello es fundamental que nuestras propuestas sean de la máxima capacidad de síntesis, sobriedad y simplicidad, sin olvidar que todo esto se vuelque en el momento de su materialización. Mirá, cuando uno entra a un edificio y ve que nada lo inquieta y o le llama la atención es porque esta muy bien resuelto, ese parámetro nunca falla.

Créditos
**Eduardo Larrán (Santa Fe, Argentina 1927-2012), arquitecto de la Universidad Nacional de Tucumán (1959), su obra abarca desde viviendas unifamiliares hasta urbanizaciones, colectivas y de interés social, escuelas, bancos y edificios comerciales. Fue director de vivienda y arquitectura, secretario de obras y servicios públicos, presidente del consejo profesional de ingenieros y arquitectos de Salta, miembro del colegio de jurados de la sociedad de arquitectos de Salta y del colegio de jurados de la federación Argentina de sociedades de arquitectos. Fue premiado por la Academia Nacional de Bellas Artes a la trayectoria por su relevante trabajo de toda una vida en la arquitectura y urbanismo de la ciudad de Salta y su región.

*Ana Petronsi (Buenos Aires, Argentina 1976), es arquitecta por la Universidad de La Plata (2002) y Master en Teoría y Práctica del Proyecto de Arquitectura por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona de la Universidad Politécnica de Cataluña (2009). Actualmente es alumna del programa de doctorado la Forma Moderna del Departamento de Proyectos de la ETSAB-UPC y docente de diseño 3 en el Taller Sudamérica en la FADU-UBA. Ha publicado “Bloque Salta: Volver a mirar”, “El mérito a los principios”, “Un moderno en Salta” entre otros y colaborado en el libro: Documentos de arquitectura moderna en América latina 1950-1965, volumen cuatro, editado por Casa América y ESTAB-UPC, Cataluña 2010. La entrevista fue realizada en la casa-estudio de Eduardo Larrán, en Salta en el mes de octubre de 2011.

Entrevista publicada en:
– Revista D2 CAPBA distrito 2 n68. Ed. CAPBA D2. Ano 2012, Buenos Aires, Pág. 153- 160
– Entrevista, São Paulo, 11.051, Vitruvius, ago 2012 http://www.vitruvius.com.br/revistas/read/entrevista/11.051/4420?page=6
– Revista Claves, ciudad de Salta

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