4.5.2008
Fredy Massad
publicado en Diario La Provincia (Las Palmas de Gran Canaria) "Las alternativas de Koolhaas marcan el final de una era, más que el comienzo". Integrante con Alicia Guerrero Yeste de la oficina de investigación arquitectónica btbW/Architecture, Fredy Massad ha orientado su titulación de arquitecto hacia la crítica, que ejerce en el suplemento cultural del diario ABC y en revistas especializadas y a producir exposiciones y programas audiovisuales como Cine y arquitectura latinoamericanos, en el Museo del Barrio de Nueva York
Mariano de Santa Ana – Las Palmas de Gran Canaria
¿Qué factores definen en este momento las dinámicas globales de la arquitectura?
El primer factor es el comienzo de un nuevo periodo que ha abierto la tecnología digital. La tecnología influye en la arquitectura no sólo desde la representación, como se trabajó en un primer momento, sino también en el cambio de propuestas potenciales para la arquitectura. Por otro lado, vivimos en una época de hiperinformación y esto produce en la arquitectura un cambio de escala, los arquitectos no trabajan sólo en su propio territorio sino a nivel global, y también en el territorio virtual de la información.
¿Hacen esos factores de la arquitectura un reflejo claro de las dinámicas culturales, económicas y sociales que definen nuestro tiempo?
Para nosotros, el equipo ¿btbW/Architecture, desde una perspectiva crítica creemos que la arquitectura debe reflexionar su vinculación al tiempo presente. Entendemos que la adaptación al tiempo presente de la arquitectura es mucho más lenta que otras disciplinas del arte o el diseño, pero la necesidad de esa adaptación a los tiempos que corren está provocando un estado de crisis. Dejamos atrás el Movimiento Moderno para entrar en una nueva época en la que aparecerán tendencias que no tendrán resultados palpables y otras que generarán nuevos caminos a seguir por la arquitectura.
¿Es la figura del arquitecto estrella un reflejo de estas dinámicas?
Es el reflejo más total, más visible, con el que la gente exterior a la profesión toma contacto. La arquitectura de iconos globalizados, el desplazamiento de arquitectos de un lugar a otro y el producto del deseo tanto de los entes públicos como de los privados de encontrar en ese arquitecto estrella un edificio que les otorgue un poderoso símbolo de status. Consecuencia del efecto Guggenheim es que numerosas ciudades del mundo -con España como paradigma- quieren comprar un producto de marca. Pero el proceso entre estos dos tiempos que es la finalización del Movimiento Moderno y la entrada de la cultura de la información determina la emergencia del arquitecto estrella, con sus profundas ambigüedades éticas.
En su conferencia califica a Rem Koolhaas de ideólogo perniciosamente influyente en la conformación del pensamiento arquitectónico actual. ¿Puede abundar en esta cuestión?
Rem Koolhaas es un referente por haber planteado una crisis que acabó con la sacralización del Movimiento Moderno e introdujo conceptos y modos de reflexión que, en su momento, resultaban inéditos en la arquitectura. Planteó esto con su primer libro, Delirious New York, que fue seguido a mediados de los noventa por S-M-L-XL que permitió al pensamiento moderno conectar con su tiempo en arquitectura. Koolhaas revolucionó en muchos campos la arquitectura pero ha evolucionado hacia la generación un pensamiento negativista y cínico que hoy debemos rechazar y superar. Se opina que intentando matar a Koolhaas se trata de aniquilar al padre, pero yo, que no me considero koolhaasiano, creo que su pensamiento cínico termina haciendo mucho daño a la arquitectura. La generación de herederos de Koolhaas -que nosotros denominamos ‘generación Rem 2.0’- como Alejandro Zaera, MRVDV o UN Studio, y la generación inmediatamente posterior y que adopta esos conceptos y postura koolhaasianas abocan a un momento terminal, por su total ausencia de compromiso ético, su irresponsable banalidad teórica y su tendencia estética feísta. Las alternativas de Koolhaas, como la figura del arquitecto estrella e ideólogo-gurú, marcan más el agotamiento de una era más que el auténtico comienzo de otra.
¿Qué debería persistir o recuperarse en el experimento arquitectónico?
Es preciso recuperar la ética. Debemos replantearnos el significado de la arquitectura más allá de lo mediático, dentro de los parámetros de la cultura de la información y la tecnología.