¿Dónde vas, Barcelona?

Los más mayores puede que recuerden una película que hizo furor a finales de los años cincuenta, en la que el título preguntaba a un rey triste: ¿Dónde vas?, en un monumento filmado al romanticismo emocional. Medio siglo después, personas altamente tecnificadas, instaladas en las redes wifi, en la existencia virtual, en la comunicación digital, simultáneamente rabian por un planeta y unas ciudades conscientes de su pasado pero que por supervivencia cuando menos han de ser generosas con su propio futuro y con el de los futuros habitantes. Eso ya no es romanticismo, es entusiasmo crítico, es preguntarse ¿Dónde vas, Barcelona?

Y así, cuando se ofrece hoy a un grupo de arquitectos jóvenes, en el inicio de su carrera profesional, la posibilidad de evidenciar, de manera documentada y responsable, la valoración sobre el futuro de su ciudad, y esa ciudad es Barcelona, lo que se recibe es una sucesión de documentos que apuntan a cuestiones esenciales para la vida y la relación entre las…

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