9.4.2004

Terrorismo y arquitectura

Posiblemente haya un margen de error, pero creo que no ha habido ninguna reacción de los arquitectos del planeta, al menos en forma corporativa sobre los acontecimientos sobradamente trágicos de las torres gemelas y ahora sumadas las ferroviarias en Madrid.

Las gemelas y Atocha. En ambos casos, rascacielos, transportes, poblaciones, son cuestiones de la arquitectura y del urbanismo. ¿Nos incumbe o no? Quiero decir políticamente.

Respecto a las gemelas ha habido una respuesta, que es más de lo mismo pero no se ha considerado en serio, me parece que ante semejante catástrofe la posibilidad de hacer una revisión seria sobre el rascacielos.
Hay y habrá lugares en que son imprescindibles. ¿Pero es así realmente?

Las cosas son como son no por imposición de leyes universales inmutables, sino porque así las hicimos y las estamos haciendo cada una de las generaciones que se van sucediendo. Y parece y se oye que las estamos haciendo muy mal. Sería muy interesante que algunas consultoras preguntaran a los familiares de las víctimas de estos atentados urbanos que opinan de arquitectos y urbanistas y que lo publicaran en los diarios de todo el planeta.

Es decir, las cosas pueden hacerse de otro modo, por lo menos de un modo más humano. Se me tomará por ingenuo, pero las nuevas tecnologías hacen más factible una razonable distribución de la población mundial en una forma más justa y ordenada.

Que hay graves obstáculos, políticos, económicos, jurídicos, es cierto. Pero si los hicimos nosotros, nuestros padres o nuestros abuelos. No se trata de sacar a Marte de su órbita.

Deshagamos lo que está mal y hagámoslo bien o mejor. ¿No estamos todos de acuerdo que en este último siglo y comienzos del XXI ya han habido millones y millones de muertos sólo por mantener cómodos y muy usufructantes ?errores??

Esta posibilidad convertiría en obsoleto al rascacielos. Cual es el motivo oculto que lleva a tanta gente con plena conciencia o ingenuamente motivada a trabajar o vivir a 50, 200, 300m de la buena tierra? ¿El exhibicionismo de las grandes corporaciones? ¿Pero estamos en el planeta, para ser comparsas de corporaciones eventualmente despanzurrados por causa de eso mismo que hacemos? Porque no cabe duda que semejantes gigantes de la ingeniería implican una injusta distribución de la riqueza.

Parece que el terrorismo ha venido para quedarse y que su gran medio de expresión es la arquitectura y los aglomeramientos urbanos. Es coherente, ¿a quién se le ocurriría llamar la atención o aterrorizar realizando atentados en los desiertos patagónicos?

Y ante esta evidente manipulación los arquitectos y urbanistas nos quedamos tranquilamente impávidos. No vamos a decir nada, no pensamos proyectar ninguna idea al futuro.

¿Seguiremos consintiendo y proyectando que los medios de comunicación atraviesen desordenadas aglomeraciones urbanas y una buena o mala mañana nos encontramos con medio cadaver en el balcón?

O vamos a seguir consintiendo o promoviendo planes de apilamiento de gente de forma tal que los accesos a componentes urbanos de alto riesgo, por si o por manipulación terrorista queden tan congestionados que los primeros medios de socorro tarden tantos minutos en acudir que permitan la pérdida de vidas que pudieron haberse salvado.

El 11/9 y el 11/3 son dos terribles estruendos a ambos lados del Atlántico que nos han dejado impávidos y parece no importarnos el hecho anunciado que esta situación proseguirá.

Habrá un nuevo Carlos Martel y otra batalla en Poitiers o el islamismo cerrará el círculo. Y no es que no tenga su parte de razón.

Nos han mostrado una guerra Iraquesa que parecía dibujitos animados. Pero ahí también murieron y mueren niños, bebes, mujeres y hombres.

Y en Afganistán y en la India y en el Líbano. Narrar la historia de las Cruzadas o de las conquistas coloniales de los últimos trescientos años, son casi contínuas historias de horror que Occidente no debe olvidar. Hubo también actos de abnegación y respeto pero como no tienen buena prensa los hemos olvidado de ambas partes.

Daniel Baremboim, ese magnífico poeta del piano, un poco arquitecto puesto que es músico está logrando aparte de premios un magnífico acercamiento en que raza, color o religión quedan unificadas por la música. Y lo hace un solo hombre.

No podemos los arquitectos de todo el planeta, los que en teoría somos la quintaesencia del orden, la medida, el respeto a la naturaleza, al hombre, sus obras y culturas, ponernos enfrente de los políticos y de los grupos de poder económico y debatir, convencer y ejecutar nuevas formas de convivencia donde todos tengan su lugar.

Injusticias habrá siempre, el hombre siempre será lobo del hombre, pero permanecer callados y de brazos caídos ante este estruendo nos descalifica por completo.

Alcancé a leer opiniones de periodistas, filósofos, autores literarios, pero que yo sepa no pude notificarme de alguna expresión corporativa de los arquitectos argentinos.

Seguramente estoy equivocado.

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