4.3.2020

Sin una quinta parte no somos todos

Ekejelmstorget un espacio diseñado y reactivado por jóvenes, como resultado de un proceso de talleres que promueven su inclusión en el planeamiento urbano de Estocolmo.

La CDN (Convención de los Derechos de los Niños) se incorpora a la ley sueca desde Enero 2020 y el estudio de investigación “Codesign Research Studio” (CoRS) trabaja desde hace tres años en la exploración del uso de estos derechos y su importancia para influir en la arquitectura y el desarrollo urbano. La inclusión de los niños en la planificación y el diseño de la ciudad no sólo contribuye a mejorar las ciudades, sino que también enseña a los niños y a los jóvenes cómo hacer oír su voz, la inclusión crea el sentido de pertenencia de los espacios que influencian fomentando ciudadanos más involucrados política y democráticamente.

En Suecia los niños forman una quinta parte de la población y son generalmente excluidos en la toma de decisiones en el desarrollo urbano. Con este proyecto se propone educar a los niños y jóvenes a expresar sus intereses y necesidades espaciales, dándoles poder para influir en aquellos que toman decisiones.  Desde el año 2018 el equipo de investigación propició la colaboración de un grupo de jóvenes entre 13-15 años de edad cursantes de una escuela ubicada al sur de Estocolmo carente de patio escolar, hecho este que motivó a la exploración de la ciudad como patio recreativo.

Desde el inicio de este proyecto se tuvo como premisa que los jóvenes guiaran el proceso y que los arquitectos asumieran el rol de mediadores y de grupo de apoyo. Esto con el fin de permitir que los jóvenes sean los expertos y sus ideas y opiniones no sean transformadas o condicionadas por los adultos, lo que suele suceder al momento de diseñar espacios en la ciudad que terminan siendo divididos según edad y poder adquisitivo.

Durante el proceso de análisis se puso en marcha el método de “hang out” (pasar el rato), un término con el que los jóvenes están muy familiarizados, poniéndolo en práctica diariamente, pero que se hace cada vez más difícil en vista de no poseer espacios públicos en los cuales permanecer y compartir con amigos sin necesidad de pagar. Entre ellos los jóvenes mencionan espacios que ofrecen calefacción, sanitarios, acceso a electricidad y wifi, como centros comerciales, restaurantes de comida rápida, cafeterías y tiendas de ropa.

Los jóvenes mapearon el área Sur de Estocolmo usando el método de “pasar el rato” conversando con personas que residen o trabajan en el área, fotografiando, dibujando y llevando sus propuestas del papel a escala 1:1.  Entre los métodos utilizados para dicho análisis, está el uso de taburetes como artefacto de estudio hechos por los estudiantes en uno de los talleres, generando espacios de interacción improvisados en la zona de análisis, como esquinas, calles ciegas, aceras, espacios residuales, entre otros. Siguiendo esta exploración, los jóvenes también usaron portarretratos dibujando en el vidrio y enmarcando sus ideas desde diversos puntos de vista ajustándolas al contexto existente.

El análisis les permitió a los jóvenes adentrarse en las necesidades específicas del área y priorizar sus propias necesidades y expectativas de lo que quisieran que la ciudad les ofrezca. Toda esta data recolectada sirvió para decidir intervenir en un espacio baldío entre edificios residenciales ubicado en medio de un área activa con restaurantes, cafés, tiendas, residencias y con buena conexión a transporte público. Este espacio de forma rectangular fue seccionado y demarcado para tener zonas activas y pasivas, conectadas entre sí por medio de un elemento modular desfasado que se despliega a lo largo del espacio, generando formas que invitan a diversas actividades, entre ellas relajación, juego, baile, venta de objetos usados, entre otros. Los módulos toman el espacio en diversas alturas respondiendo a la entrada de luz solar a través de los árboles existentes y generando apertura hacia la calle con más flujo peatonal.

Esta intervención urbana fue construida con los jóvenes en una semana y se mantuvo en sitio por un período de cuatro meses aproximadamente. Este espacio, considerado previamente por los vecinos un nicho de tráfico y consumo de droga, así como depósito de basura, fue convertido en un espacio multifuncional que cultiva el sentido de comunidad promoviendo la conexión de personas de distintas generaciones, culturas, y clase social.

A través de la participación de los niños y jóvenes  en la planificación y el diseño urbano, promovemos el conocimiento de sus derechos e incentivamos su sentido de pertenencia, así como también fomentamos una visión critica y activa de la ciudad. Paralelamente, contribuimos a que un grupo social totalmente excluido hoy pueda expresarse, ser proactivo y con posibilidad de influir en la toma de decisiones para crear un desarrollo urbano más y mejor informado.  Esta participación es esencial para la cohesión social, y es una muy buena estrategia  para un desarrollo urbano sustentable. Al involucrar a los niños en los procesos de desarrollo de la ciudad, también contribuimos a formar futuros ciudadanos comprometidos. Si bien este tipo de intervención es efímera, tiene un impacto permanente en la ciudad y en los jóvenes. El bienestar y la salud psicológica se fortalecen cuando somos respetados, escuchados y podemos influir activa y positivamente en nuestro entorno.

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