6.11.2007
Programa funcional
Publicado en el suplemento Culturas de La Vanguardia
En estos últimos años Gijón ha destacado por el cuidado del espacio público, sus zonas verdes, parques y jardines, aumentando sus calles peatonales, cuidando su mobiliario urbano, con farolas que iluminan tanto las calles como las aceras, siguiendo criterios recomendados para un urbanismo con visión de género. En Gijón se ha puesto un especial énfasis en la perspectiva de género y en la participación paritaria en las decisiones de ordenación y gestión del territorio.
Se trata de una ciudad que ha decidido aprovechar y densificar áreas urbanas existentes antes que extender un crecimiento disperso por su territorio. Por esta política urbana el Ayuntamiento de Gijón ha recibido en el 2007 la Mención Especial «Municipios y Espacios de Igualdad» del Jurado de la IX Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.
Entre las obras públicas más avanzadas por su programa funcional realizadas recientemente destacan: La LABoral y la Casa Malva.
El Centro de Arte y Creación Industrial LABoral se sitúa en un extremo de la antigua Universidad Laboral, en sus antiguos talleres, que están siendo rehabilitados para formar parte del complejo de las artes y el conocimiento, en el que ya hay un teatro, un centro de artes escénicas y un centro de producción audiovisual. Se sigue así una de las máximas del urbanismo sostenible: la reutilización de estructuras existentes. La Universidad Laboral es un enorme conjunto educativo y productivo, obra emblemática de la dictadura franquista, proyectada por el arquitecto Luis Moya en 1948 e inaugurada en 1956. Fue una síntesis de la arquitectura culta del renacimiento, en especial de El Escorial; de las arquitecturas tradicionales de raíz árabe; de las fábricas reales; combinándose todo ello con estructuras fabriles contemporáneas: una mezcla anacrónica de estilos que sintoniza ahora con la arquitectura posmoderna.
La LABoral se ha creado como centro de difusión, divulgación y exhibición de la cultura audiovisual contemporánea, combinando artes visuales e industrias creativas: videoarte, cine, diseño gráfico, diseño de moda, videojuegos, imagen electrónica y virtual. Quiere ser un centro ultidisciplinar de formación, investigación y creación para artistas. Para albergar este centro dentro de las antiguas naves se ha creado un cuerpo cúbico abstracto, que contrasta con la arquitectura clasicista y que recibe al visitante en un pórtico exterior que da acceso al vestíbulo principal, iluminado por ventanas repetitivas y perpendiculares a la fachada, como rasgaduras en una hoja blanca de papel. Este vestíbulo sirve de obertura a la sinfonía que es la experiencia sensorial del centro de arte. Siguiendo un recorrido laberíntico en dos niveles, se accede a una de las series de los antiguos talleres cubiertos con una estructura formada por cerchas curvas de hormigón típicas de la arquitectura racionalista de los años cincuenta.
El proyecto de adaptación es obra del arquitecto asturiano Andrés Diego Llaca, y el recorrido culmina en una intervención de la artista Patricia Urquiola, quien diseñó la tienda o LAB_shop, con lounge y límites indefinidos, y creó una experiencia sonora para los lavabos.
Todo el espacio de acogida y el recorrido están proyectados para estarse cómodamente disfrutando de una lectura, vídeos o simplemente descansando en unos mobiliarios coloridos y futuristas.
Entre las exposiciones iniciales de LABoral destaca Gameworld, centrada en los videojuegos, en una doble vertiente: videojuegos notables por sus diseños innovadores y obras de arte pensadas como videojuego. Esta exposición es introducida por una sala en la que se presenta una genealogía de los videojuegos más influyentes, comenzando en la década de los sesenta. La LABoral se convierte, por lo tanto, en un pionero museo de los videojuegos, reclamando la necesidad de este archivo. La manera trascendental en que son presentados los videojuegos es una demostración de que el mundo de lo virtual y de los ordenadores constituye para los fanáticos una especie de fe religiosa, la confianza en formar parte de una comunidad virtual desde la cual el mundo real pierde importancia. El hecho de que los videojuegos hayan entrado en los museos es una demostración tanto de que la postmodernidad ha diluido las fronteras entre actividades creativas e industrias culturales, como de que el mundo del arte contemporáneo necesita continuamente hacer circular nuevas obras y nuevos artistas, ampliando incisamente los campos de consumo del arte, para así aumentar su valor de cambio.
Por sus planteamientos, espacios y tipos de intervenciones LABoral entronca con precedentes como el PS1 en Queens, Nueva York, y da un paso más con respecto a centros de producción de arte como angar en Barcelona o Arteleku en San Sebastián. Inaugurado el 30 de marzo de 2007, la directora del CACI (Centro de Arte y Creación Industrial) es Rosina Gómez-Baeza, quien durante años fue directora de ARCO y que es conocedora de las corrientes más contemporáneas del arte.
La Casa Malva fue inaugurada en Gijón en abril de 2007 y consta de un sistema de volúmenes prismáticos dentro de un área de centralidad formada por diversos equipamientos públicos: el Servicio Público de Empleo, el Centro de SaludRoces-Montevil y una residencia de ancianos en construcción.
La Casa Malva es un Centro de Atención Integral a Mujeres Víctimas de la Violencia de Género y responde a la voluntad de poner énfasis en las políticas de igualdad de género. Las respuestas para este tipo de equipamientos tienen dos variantes: evidenciar o esconder su existencia. En el caso de Gijón se ha querido que el centro sea una referencia nacional en la lucha contra la violencia de género y un espacio integral de aplicación de las políticas de igualdad. No se pretende expulsar de la ciudad ni esconder a las mujeres, para protegerlas, sino darles un espacio de acogida y representatividad a partir del cual puedan reconstruir su vida.
El programa de este tipo de equipamientos requiere una serie de medidas de seguridad y ha de ofrecer diferentes tipos de espacios que progresivamente permitan desarrollar la vida tanto personal como familiar, ya que, paradójicamente, la víctima para protegerse ha de recluirse y dejar su entorno. La Casa Malva consta del Centro de Atención Integral, las viviendas tuteladas compuestas por 10 pisos de emergencia y 20 pisos de larga estancia con dos habitaciones, la zona de usos comunes y el patio de juegos infantiles.
A pesar de la sencillez y eficacia del conjunto de prismas, el recurso en fachadas a una trama no uniforme y neoplástica, formada por placas prefabricadas livianas, en las que se recurre al color del feminismo, el violeta en diferentes tonos, lo convierte en un conjunto sumamente expresivo aún con la utilización de recursos limitados.
Se trata, en definitiva, de una ciudad que quiere ser modélica en saber sacarle el máximo partido a sus propios recursos, creando nuevos edificios sin ningún despilfarro, siendo a la vez una ciudad eficaz en su funcionamiento y llena de obras de arte público, que tuvieron su feliz inicio en la opción por situar el Elogio del horizonte de Eduardo Chillida en un lugar preeminente de su paisaje.