14.2.2006
Otra visión de la profesión
Nuestro asociado el arquitecto Ricardo Palmadessa nos envía su pensamiento acerca de la crisis de nuestra actividad en el país.
Otra visión de la profesión
?La mayor parte de las viviendas son reformadas por sus propietarios una o más veces durante su vida útil. Estas reformas representan entre el 60 y el 80 por ciento del volumen constructivo total de un país?…
Así comienza el libro de Rodolfo Livingston, ?El Método?(1995-Ediciones de la Urraca). Continúo con la cita:
?…¿De qué manera se llevan a cabo? Las modificaciones consisten, por lo general, en la paulatina invasión de patios y terrenos libres con nuevas construcciones que van empeorando el hábitat año tras año: cuartos sin ventilación ni iluminación, largas circulaciones erradas que cruzan espacios privados, escaleras mal ubicadas y aún peligrosas, son las características más comunes…? ?…Y esto no ocurre por falta de materiales, sino por falta de pensamiento, pues más del 90 por ciento de estas reformas son consecuencia de decisiones esporádicas de los propietarios, sin plan y sin asesoramiento profesional de ninguna especie.?
Una pregunta a los colegas: ¿Qué ven en esta realista descripción de un aspecto del desarrollo de la industria de la construcción en nuestro castigado país?…No escucho ninguna respuesta. A ver…levante la mano el arquitecto que percibe en ese párrafo, la existencia de un campo fértil para el desarrollo de la profesión…Uno…dos…¿Nadie más?…
Ahora levante la mano el arquitecto que piensa que con las pequeñas reformas no se puede trabajar, se gana poco, no se puede cobrar el proyecto, no vale la pena competir con pequeños constructores, y mejor se las dejamos a los Maestros Mayores de Obras o a Ramón el albañil…Veo muchas manos levantadas. No las voy a contar, ganaron por amplia mayoría.
He leído con interés varios artículos publicados en este sitio, y en suplementos de diarios, que planteaban en general la necesidad de buscar alternativas para reactivar la profesión. Con excepción de la idea de Consultas a domicilio del CAPBA, (a la que considero sin embargo desaprovechada, ya que limita la actuación profesional a un asesoramiento técnico para mantenimiento de viviendas), no he encontrado ninguna propuesta que apunte de lleno a incentivar la intervención del arquitecto en la importante tarea de contribuír a mantener, renovar y sanear, a través de nuestro trabajo intelectual, el parque construido, campo verdaderamente inexplorado por la mayoría de los colegas.
Podríamos quizás actualizar los datos estadísticos que da Livingston en su libro para saber dónde estamos parados, aunque no es difícil deducir que estamos peor. Podríamos investigar mediante encuestas, el por qué la gente no consulta arquitectos. Aunque también, y quizás esto esté relacionado con lo anterior, deberíamos encuestar a los arquitectos, acerca de por qué creen que la gente no los consulta a la hora de reformar su casa o departamento.
Algunas respuestas. Algunas propuestas.
Los arquitectos cada vez con mayor frecuencia dejan de cobrar honorarios por proyecto, para lograr ?enganchar la obra?. Muchas veces se quedan sin honorarios y sin obra.Levante la mano a quien no le haya sucedido.
Creo que no podemos renunciar al cobro de honorarios, con el argumento de que ?nadie paga el proyecto?.El origen del problema es que gracias a las bondades de la ?libre competencia?, los honorarios terminan desapareciendo, licuados dentro del costo final de la obra. Si nadie paga el proyecto es porque nadie lo cobra.
Es nuestra responsabilidad como profesionales honestos, y conscientes de que estamos capacitados para ofrecer un valioso servicio, valorar y hacer valorar nuestro trabajo.
Creo que no podemos dedicarnos seriamente a estudiar las necesidades, los deseos y las posibilidades de una familia que quiere reformar su casa, ofrecerles algo tan valioso como el pensar esa casa, y presentarles una solución, que no sólo los hará más felices, sino que además les hará ahorrar dinero, si de antemano sabemos que no cobraremos un centavo por ello. Y creo que pocas personas pueden dejar de reconocer el valor de nuestro trabajo, si logramos comunicarlo de la manera correcta. No cobrar el proyecto es la mejor forma de lograr lo contrario.
Pero creo que debemos empezar por convencernos nosotros mismos. Y además, volver a separar tareas. Proyecto por un lado, construcción por otro.
La obra llave en mano terminó causando la muerte de los honorarios.
Una manera de lograr una nueva relación con los clientes, y además ofrecer nuevos servicios, puede ser la puesta en marcha de Consultorios barriales de Arquitectura, a la manera de la exitosa experiencia uruguaya de Arquitectos de la Comunidad, surgida por iniciativa de la Sociedad de Arquitectos de Uruguay (en funcionamiento desde hace dos años, con locales en gran parte del país), o la más extensa experiencia local del propio Livingston en su estudio. Estas y otras experiencias tuve ocasión de conocer durante las Jornadas sobre Consultorios barriales de Arquitectura realizadas en agosto de 2001 en la Facultad de Arquitectura de la UBA.
Un grupo de colegas de Buenos Aires, estamos dando los primeros pasos hacia la concreción de una versión local de Arquitectos de la Comunidad. Creemos más en la concreta posibilidad de pequeñas intervenciones, que en el gran proyecto, que tarda tanto en llegar que quizás nunca llegue. Y si llega, que nos encuentre en plena forma y con una experiencia de decenas, de cientos de familias atendidas, a quienes pudimos ayudar a vivir más felices. ¿Qué es sino la arquitectura?
Ricardo Palmadessa
estudio@bpr-arquitectura.com.ar
arquitectosdelacomunidad@hotmail.com