27.11.2002

Latinoamérica: países abiertos, ciudades cerradas

Un aporte de la Universidad de Luján
Dentro del programa de celebraciones de su 30 aniversario, la Universidad Nacional de Luján llevó a cabo una serie de reuniones académicas con invitados especiales del exterior.
Una de esas reuniones se realizó en la sede porteña de la Universidad, donde se presentó el libro que editó la Universidad de Guadalajara, México, junto con la Unesco. El tema del estudio, Latinoamérica: países abiertos, ciudades cerradas, convocó a varios profesionales argentinos, entre ellos la profesora Teresa Cristina Carballo, quien organizó el diálogo realizado el martes de 12 de noviembre.
Estuvo presente el coordinador de la obra, doctor Luis Felipe Cabrales Barajas, quien se refirió a la tarea y al equipo de expertos convocados para realizarla a su paso previo por las aulas de la Universidad de Luján y a los planes para continuar con la investigación.
La mesa del día 12, ante un salón colmado por una asistencia calificada, fue presidida por la rectora de laa Universidad, licenciada Amalia Estela Testa, quien abrió el acto, y fue moderadora la Prof. Cristina Carballo. Se refirieron al libro, además del Dr. Cabrales Barajas, el arquitecto Luis Grossman y la doctora Elena Chiozza del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján.
Como una suerte de crónica de la reunión, sazonada por el interés que manifiesta por la temática abordada en el libro que le dio origen, el arquitecto Luis Grossman nos hizo llegar el texto que se reproduce a continuación.

Un libro que vale la pena
Latinoamérica: países abiertos, ciudades cerradas
Por Luis Felipe Cabrales Barajas (coordinador)
621 páginas
Universidad de Guadalajara – Unesco
Por Luis J. Grossman

El encabezado intenta transmitir una valoración literal, sobre todo a los estudiantes (más habituados a “bajar” textos que a leerlos), y lo utilizo precisamente en el sitio arqa.com –por el que tengo particular aprecio- en la idea de interesar a muchos de sus visitantes.
Porque si uno, que es un lector inveterado e incurable, se siente intimidado por un grueso volumen de tipografía prieta (cosa que me ocurrió incluso con novelas de Eco o de Mailer), qué no ocurrirá con los jóvenes de hoy, para muchos de los cuales cualquier lectura es todo un desafío. Bueno, debo decirles que el libro que nos ocupa fue para mí una experiencia gratificante. Y en eso le cabe el mayor mérito al doctor Cabrales Barajas, un joven intelectual mejicano que tuvo a su cargo, además de la selección de los veinte trabajos que componen el libro, su inteligente ordenamiento en una secuencia casi rítmica de enfoques y estilos en una composición que es polifónica por su propia naturaleza.
Porque hay entre los autores tanto geógrafos como arquitectos y urbanistas, catedráticos en ciencias políticas y sociales, antropólogos y sociólogos. Por eso es interesante que el libro se lea con una atracción que no declina y que resulte en extremo gratificante.
Me pareció poco feliz –y así lo dije- la elección de una frase que se atribuye a Gaston Bachelard y que se colocó a modo de epígrafe para el primero de los trabajos de le sección Guadalajara. Como soy un admirador del libro en el que se encontró la expresión (La poética del espacio, Brevarios 183 del Fondo de la Cultura Económica), aclaro que Bachelard nunca dijo que “El espacio no es más que un horrible afuera-adentro”. El pensador cita la frase, que es de Henri Michaux, y que entre nosotros, no puede ser admitida con facilidad por un arquitecto.
En el conjunto hay que celebrar la participación eficiente de colegas argentinos d prestigio y seriedad, lo que se ve reflejado en sus respectivos trabajos. Así acontece con Guillermo Tella y Max Welch Guerra (el estudioso chileno alemán que trabaja con nosotros), Sonia Vidal-Koppmann, Silvia Pontoni, Alicia Mateos y Cristina Carballo.
Esta última aborda las nuevas formas de apropiación y fragmentación del espacio urbano bajo el rótulo de “Buenos Aires y urbanización cerrada”.
En un estudio que se centra en las ciudades de Rosario, los arquitectos Oscar Bragos, Alicia Mateos y Silvina Pontoni citan a Alain Touraine (1998) cuando se refiere a “una tendencia fuerte en la historia urbana: tendencia hacia la segregación y, por qué no, una tendencia hacia la guetización”. Y los autores, con agudeza, ingresan en el análisis de enclaves urbanos que incluyen a los sectores de más altos ingresos y, además, a los de mayor pobreza que son de carácter marginal. Esta creciente formación de “enclaves para ricos y de enclaves para pobres” da origen a un status de le ciudad actual que contrasta en alto grado con la ciudad de apenas treinta años atrás.
Si uno examina los datos del último censo en el marco de la capital y el conurbano, con la reducción de la población en los barrios (emigrantes a barrios cerrados) y el aumento en las villas, se ve con claridad la amenaza que tiende a destruir el tejido urbano y a anular la vigencia de la calle como espacio público por excelencia.
Como se habla en el libro de “política de lugares” sería del caso examinar qué son los lugares y retomar una teoría de la que hablé reiteradamente: la teoría del no-lugar. Ya que eso es lo que malogra muchos de los asentamientos que se tratan en el libro. No es sólo el maligno contraste que señala Andres Thompson (Así, creamos paraísos artificiales para no ver los infiernos verdaderos) y que se aprecia en América Latina. Por algo la iconografía moderna registra ejemplos como los de Truman Show y de Belleza Americana, donde no son tan elocuentes los contrates sino los efectos de muerte progresiva de la idea misma de ciudad.
Porque la ciudad, desde su propio origen, es una contradicción que ofrece la posibilidad espontánea del encuentro y, por otra parte, fija las codificaciones que tienden a impedir los peligros. Los barrios cerrados establecen lo último sin facilitar lo primero, y ésta es una pérdida lamentable. Es la renuncia de la civitas en tanto se conserva solo la urbs, y parcialmente.
Son por igual lamentables los barrios cerrados de la burguesía como la villas miseria, y es por eso que me opuse a la idea de “barrio cerrado” que piensa hacer el doctor Ibarra en el enclave de la Villa 31 de Retiro.
Como se advierte, recibimos con entusiasmo el libro de Guadalajara, porque avivará un debate vital: el que determine el futuro de la ciudad cuando comienza lo que el arquitecto Jaime Lerner postula como “El siglo de las ciudades”.
En este contexto polémico y controversial para definir posibles nuevas formas urbanas, propongo hablar de CIUDADES PARA ESPIRITUS ABIERTOS, que es a lo que debiera aspirar la sociedad del tercer milenio. A mi modo de ver.

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