27.12.2006
La plaza es para todos
Por Jorge Sarquis.
Es bueno que el país se prepare para festejar el 2010. Y que las obras a realizar se hagan por el sistema de concursos que, como la democracia, no es perfecto pero es lo mejor que nos pudimos dar.
Ahora, ¿Qué es la Plaza de Mayo?, ¿Cómo debería ser? Lo que las cosas son es imposible de separar de lo que significan para alguien.
Esta cuestión es crucial para la arquitectura, pues en su núcleo se debate la difícil misión de tratar de otorgarle sentido a las cosas que hace. La arquitectura clásica le llamó carácter y la moderna eludió expresarse sobre el punto; creo que la noción correcta es significación social imaginaria. Lo que la Plaza de Mayo es resulta de un acuerdo social entre la interpretación de los hechos históricos, el rol que cumplió entonces y el que tiene hoy.
Surgen entonces tres preguntas: ¿Hacía falta volver a modificar la Plaza de Mayo? Considero que sí, que las condiciones actuales son paupérrimas, y que las reformas que introdujeron los militares deben corregirse. Lo que no queda claro es hacia dónde. ¿Por qué no adecuar todas las fachadas de los edificios que la cercan, si va haber cambios en la cosmética del piso por que no en sus límites? Existen edificios que poseen gran valor patrimonial y otros que no; los que rodean a la plaza son de una gran diversidad de estilos y plantean qué hacer con esta diversidad.
¿La elección que hizo el jurado fue acertada? Creo que no y quiero argumentar por qué: mas allá del gusto, la plaza elegida es lo que habitualmente se llama una plaza seca. El argumento proyectual de los trabajos premiados es que este es un ámbito público cuyo valor histórico trascendente es primordial. Por lo tanto se niega a pensar la plaza en sus roles múltiples, por ejemplo albergar manifestaciones sociales de gran concurrencia o visitas cotidianas de paseo y esparcimiento como se realizan hasta ahora.
Es el típico caso de un tipo de arquitectura que se plantea un solo tipo de usuario: el manifestante, el hombre que concurre al acto público. Creemos que el uso cotidiano debe ser entendido como un acto de igual importancia que el «más elevado» uso que supone la manifestación de voluntades políticas y reclamos públicos… Cuál es la idea que subyace al desprecio por los espacios verdes y la forestación en las plazas cívicas. Pienso que puede tener relación con tomar partido, en el debate entre naturaleza y cultura, por esta última. Se trata de evitar toda celebración de la naturaleza pero, de allí a llevar al extremo la negación de un simple verde y salvar sólo a las palmeras porque tienen valor histórico, me parece un error.
Por otra parte, la solución de incorporar la historia a través de dibujar en el piso con luces empotradas en él, puede ser válida para quienes lean los instructivos que, me imagino, habrá que darle a los visitantes y a quienes no vivan en edificios de altura alrededor de la plaza. Serán los únicos privilegiados que, previo curso, disfrutarán las distintas plazas que han sido, pero sólo a la noche.
¿A que disciplinar formado en los principios y la sensibilidad formal de la modernidad hasta los sesenta o setenta, no le gusta y le interesa esta propuesta de una plaza como un plano rotundo y terminante, una toma de partido clara y abstracta ?. Pero hay otra alternativa, la de quienes prefieren trabajar a partir de integrar todos los componentes de la tan olvidada tríada, sin rechazar una (utilitas) que, tratándose de una plaza, no puede sacrificarse en aras de valores trascendentes.
Los matices, las pequeñas situaciones de la vida cotidiana fueron ignoradas ¿Van a tener que protestar a diario para cargar de sentido el vacío que los autores dejaron y el jurado premió? Las bases expresaban que la plaza no debía ser tan sólo para la protesta, sino también la de los comerciantes, la de la gente que se sienta a descansar, o a darle de comer a las palomas. Pero a la hora de evaluar los proyectos, primó el canto de sirena de la abstracción.
Cómo se proyecta y se premia una plaza cuya «gracia» (el juego de luces) se aprecia sólo de noche, cuando el microcentro está vacío? ¿Qué ocurrirá durante el día, en una plaza pensada para después de las 21, cuando se enciende.
El olvido de la vida cotidiana, crea la distancia irreversible entre los partidarios de una arquitectura moderna sólo atenta a los valores de la abstracción minimalista. Las heroicas Madres le dieron a la plaza un significado que ha trascendido sus fronteras y las del país, pero sus habitantes cotidianos le donan un significado cada día. Y hay que respetar a todos.
Jorge Sarquis. Arquitecto, docente e investigador. Dirige el Centro Poiesis de la FADU / UBA.