2.9.2019
La disciplina como origen, el arte como consecuencia. La Arquitectura de Oscar González Moix
La obra de Oscar Gonzalez Moix, siempre ha tenido un espacio importante dentro de los contenidos de ARQA. Además de la gran calidad de su obra, que lo sitúan como uno de los referentes de la arquitectura que se desarrolla en el Perú, su interés por mantenerla dentro de los límites precisos que en su momento establecería la mejor arquitectura moderna, matizados con una lectura rigurosa, clara y poética del lugar, han tenido como fruto, los proyectos que presentamos a nuestra comunidad, con el único afán de mostrar los interés y las propuestas de este hijo de la Argentina más racional, que aprendió y se hizo del arte espacial del Perú más profundo.
La vivienda, el primer nexo. Topografía y Arquitectura
En 2004, Oscar Gonzalez, desarrolla su primer proyecto de vivienda (Multifamiliar La hacienda I), fruto de una búsqueda paciente, es un encargo que realiza y promueve de forma particular. No es un reto fácil, ningún proyecto o ejercicio realizado a la fecha, habían probado su capacidad de relacionar la arquitectura con las condiciones topográficas de un solar de gran pendiente. Fiel a su formación, establece claramente la relación funcional del programa de vivienda con las condiciones dimensionales del terreno, privilegiando siempre la relación permanente entre interior y exterior, evita inteligentemente la decisión casi frecuente, de enfrentarse a topografías tan complicadas con enormes muros de contención; en este caso, las viviendas toman distancia del terreno generando un vacío que parece dar continuidad y forma al cerro; estrategia de diseño, que le da la oportunidad de generar un hermoso volumen en cascada (se trata de viviendas con un programa básico pero con dimensiones generosas), cuya presencia parece celebrar la independencia y la relación de la arquitectura con el paisaje.
Una serie de proyectos residenciales, con programas desarrollados en pendiente seguirán a este encargo, cada uno de ellos, es un ejemplo de la calidad de nuestro arquitecto cuando resuelve proyectos de vivienda. Las circunstancias físicas son interiorizadas hábilmente, haciendo que no parezcan un límite y que se presenten como una opción de potencia radical. En estos proyectos, se puede observar casi una obsesión personal por generar distintas transparencias que relacionan el exterior con el volumen edificado, balcones, partesoles, terrazas y ventanas, nutren al volumen del edificio, de espacios que relacionan la vida con lo que sucede en el espacio de lo público, es de esta manera que la arquitectura comienza a hacer ciudad.
Geometrías de cristal, transparente, claro y radical
Los proyectos de vivienda realizados por Gonzalez Moix, durante los primeros diez años de su experiencia peruana, serán rápidamente celebrados por la crítica arquitectónica, en este lapso de tiempo, también encontraremos encargos de uso cultural, institucional y público en línea con los valores propuestos en su arquitectura. Pero será sin duda el edificio gestionado y proyectado por él para un centro empresarial (Edifico Cronos – 2009), el que repercuta más fuertemente en el interés que por su obra tendrán clientes, arquitectos, críticos y personas vinculadas al mundo del diseño.
Tenemos ya, a un joven arquitecto con una madurez proyectual poco frecuente en el oficio. La mayor parte de encargos realizados con programas similares en el país, habían encontrado en la utilización del muro cortina reflectante, el motivo fundamental de su propuesta arquitectónica. Nada más lejos de lo propuesto por Cronos, si bien es cierto, el edificio hace uso, casi en su totalidad de superficies de cristal, esto está pensado para que las oficinas que acoge, se relacionen con el exterior, estamos hablado de muros transparentes, que posibilitan y potencian la relación con la ciudad y que además proponen una complejidad interior en línea con los criterios de sostenibilidad tan exigidos hoy. Cronos, es un rascacielos recostado, donde cada uno de sus frentes reacciona al entorno y a su relación con el medio de manera particular. El edificio se constituye en hito del sector mediante su ligereza y elegancia.
Lo aprendido y las certezas generadas en este proyecto, serán motivo de continua práctica dentro de la oficina que hoy, lleva también su nombre: Gonzalez Moix Arquitectos. Su interés será permanente por la construcción de una ciudad pensada desde la urbanidad, desde el espacio público, desde su gente, donde la arquitectura juega el rol de facilitar ese encuentro que es la vida en comunidad. Esa parece ser la principal aspiración de alguien que extrapolo la vivencia de los cafés argentinos a una relación permanente entre los ciudadanos. Los muros, los pilares y las cubiertas transformadas adecuadamente hacen esto posible.
La mirada atenta, asumiendo una cultura
El redescubrimiento y nuevo valor que la cocina peruana ha alcanzado a nivel internacional durante los últimos quince años, darán la posibilidad al estudio, de realizar lo que posiblemente será la primera obra que conjugue criterios de modernidad arquitectónica y funcionalidad con elementos recuperados de la tradición cultural peruana, cuya lectura pasará por una reinterpretación muy particular en la que el resultado exuda sus raíces, pero no centra su participación en mero recurso estilístico ni iconográfico.
El restaurante Pescados Capitales de 2012, puede ofrecer a quien lo visite, una muestra clara de las múltiples lecturas que Gonzalez Moix ha conseguido hilvanar en un juego perfecto de materia, espacio y programa, una definición de arquitectura, que lo acerca a la de los maestros que admira, los que forjaron la arquitectura como la conocemos hoy. La referencia a un mundo textil, tampoco es gratuita y es que de esa manera, se puede definir al espacio del comedor generado por la estructura de hormigón visto y las finas y delicadas lamas de acero corten, este mundo formal tiene su origen en la experiencia de luz que encontró nuestro arquitecto en esos espacios tradicionales tan típicos de la costa peruana, los guariques.
Acompañan a la composición unos muros de potencia arcaica, vinculados a la visita de los distintos complejos arqueológicos que encontramos en Perú, sobre todo de aquellos donde se intuye la presencia espacial que estos elementos han tenido en la conformación de nuestras culturas ancestrales.
Este interés por lo tradicional, la historia y la relación con el medio, que se pueden advertir los últimos diez años dentro del desarrollo de la arquitectura peruana, tienen dos posiciones bastante diferenciadas. La primera utiliza el mundo visual heredado, sin el contenido cultural que le era propio y recurre a la imitación de formas con la intención de vincularse a una tradición constructiva nacional. La segunda, encuentra en los referentes arquitectónicos del pasado, una fuente estructural sobre la que tejer relaciones con la contemporaneidad, lectura basada sobre todo en la reflexión del paisaje, de la materia y del espacio, donde es la experiencia la que nutre y relaciona legado, tradición y arquitectura. A esta segunda opción pertenece la obra de Oscar Gonzalez Moix, y comparte intereses con estudios tan importantes como los de Oscar Borasino y Ruth Alvarado, Rodolfo Cortegana y Patricia Llosa o Jean Pierre Crousse y Sandra Barclay, todos ellos con distintos matices han hecho posible una nueva manera de entender la arquitectura a partir de nuestra identidad.
El proyecto que mejor resume estos intereses, será el concurso desarrollado para el nuevo centro Cultural – Cusco, desarrollado en 2017. La propuesta muestra el interés de la oficina por relacionar la arquitectura con el ejemplo pétreo de la ciudad Imperial; además de resolver un complejo programa funcional, aborda desde la disciplina, la relación entre espacio, rigor constructivo y su vínculo con la tradición del ande. Tenemos así un resultado con una lectura contemporánea de los valores más importantes de la arquitectura inca aunados a una solución espacial moderna.
Nuevos intereses y panorama actual
El estudio Gonzalez Moiz arquitectos, ha dado cuenta de la capacidad que tiene la oficina de desarrollar y llevar a buen puerto la diversidad de programas y tipologías que han tenido como reto resolver. Reconocimiento que ha llegado a través de premios y concursos otorgados por colegas con los que comparte el campo profesional en Perú, Argentina, Chile y Ecuador, y es que la oficina ha expandido sus límites de intervención desde su sede en Lima.
Hoy, la oficina ha presentado una serie de obras, que muestran el interés de Oscar González, por la utilización de elementos verticales en fachada a manera de pantalla, la intención de estos, es que filtren de manera poética la luz al interior del edificio, que ayuden además a una mejor configuración funcional de usos y que dependiendo del rigor de estos puedan ayudar a establecer una imagen urbana potente y transparente, un reto difícil de resolver.. Estos elementos verticales, toman materialidades distintas y se amoldan a los diversos programas. Lo que comenzó en “Pescados capitales”, tiene en el proyecto del Cusco a su motivo fundamental de partido arquitectónico, hace que “Plaza Biblioteca Sur” sea un espacio central lleno de luz, pleno de posibilidades funcionales y tiene en la pequeña casa la Jolla 39, en las playas de Asia a su más bella muestra.
Estas exploraciones, no pretenden convertirse en una recurrencia estilística, más al contrario, son afinamientos sobre un mismo tema. La diversidad en la exploración del estudio se puede observar en las aún por finalizar casas de Playa en Papuya – Chile, donde se retoma el uso del hormigón visto utilizado en gran parte de su obra de vivienda unifamiliar, pero con una condición volumétrica distinta, las casas emergen del paisaje y lo hacen suyo.
El año pasado la oficina fue reconocida como una de las finalistas al premio Oscar Niemeyer de arquitectura Latinoamericana, por la obra “Plaza Cultural en la Molina”, un pequeño proyecto que incorpora el contexto inmediato y que regala a sus usuarios un nuevo espacio urbano. La arquitectura, que apenas se hace evidente, toma el papel de marco para la vida de los vecinos de una comunidad que hoy vive agradecida por encontrar en el edificio la respuesta a sus requerimientos los que han sido aunados a una estética que privilegia los sentidos y la experiencia.
Hoy, el despacho ha crecido, en razón a los distintos encargos y a la magnitud de estos, pero conserva la escala necesaria para que cada uno de los proyectos pueda ser atendido integralmente, con el compromiso de que cada respuesta estará cifrada en sus circunstancias físicas y culturales. Sí, la producción arquitectónica peruana, ha conseguido hacerse un espacio importante dentro del panorama arquitectónico latinoamericano, mañana dará cuenta de la importante participación de Oscar González Moix, como miembro fundamental de una generación que volvió a otorgarle el brillo a una arquitectura que olvido la mejor tradición constructiva de nuestro país y que hoy retoma la senda emprendida por los maestros.